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Jugar al fútbol pensando en la guerra: la historia del colombiano en Ucrania
Con tan sólo 20 años, Gilmar Bolívar juega en la segunda división ucraniana. Su sueño es regresar y ganarse un lugar en Atlético Nacional.
Cuando a Gilmar Bolívar, jugador de fútbol colombiano de 20 años, le preguntaron por el conflicto entre Ucrania y Rusia, respondió sin vacilaciones: “Entiendo que Rusia le está reclamando algo a Ucrania. Se están llevando a cabo cosas del pasado y por lo general han estado en conflicto. Rusia es uno de los países más poderosos y Putin tiene 100.000 soldados a disposición y esa es una declaración directa de guerra”, declaró en entrevista con SEMANA TV.
Y es que a este mediocampista le gusta y debe estar informado. El joven que pasó por Atlético Nacional en Colombia bajo la dirección de Juan Carlos Osorio, pero no alcanzó a debutar, la necesidad de sacar a su familia adelante y de buscar minutos para consolidar su carrera lo llevó al Karpaty Halych, equipo de la segunda división de Ucrania en el que suma 1022 minutos desde hace siete meses.
Vino a Barranquilla a visitar a su familia desde diciembre, pero debió regresar el pasado 2 de febrero para empezar la pretemporada con el equipo en el que es titular, y así empezar la búsqueda del ascenso a primera división a partir de marzo. De su país natal se fue recargado con el abrazo y el cariño de su abuela, su papá, su mamá y su hermana, pero también con el corazón en la mano, porque teme que las cosas se compliquen y quede en medio de una guerra de la que no quisiera formar parte.
“A mi familia me gustaría mandarle un mensaje. Estoy tranquilo pero a la vez en punta de pie. Alerta, que no se se preocupen que primero está la vida y la familia y optaré por regresar a Colombia si las cosas se ponen feas”, dijo al iniciar la entrevista con el primer canal digital de Colombia.
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SEMANA: ¿Gilmar, cómo está viviendo la tensión entre Ucrania y Rusia?
Gilmar Bolívar (G. B.), jugador del Karpaty Halych: es bastante preocupante, no nos vamos a mentir. Mi familia, mi gente está bastante preocupada, porque estoy directamente en este territorio donde suceden las cosas. Lo que se escucha me pone nervioso, pero tampoco me afecta directamente, porque sucede es en Kiev, pero prendo las noticias para estar informado y es tensionante.
SEMANA: usted dice “todo lo que se escucha”. ¿Qué se escucha, qué dicen?
G. B.: lo último que escuché fue que son 100.000 soldados a la espera de la orden de su presidente. Preocupante, porque se puede formar una guerra en cualquier momento y estar ahí de por medio. Aparte, el tema del idioma es bastante complicado. No entiendes muy bien, hay que estar traduciendo. Igual, confío que no me afecte directamente.
SEMANA: entendemos que pasó fiestas de principio y fin de año con la familia. ¿Cómo fue regresar en medio de este conflicto bélico, qué tan duro fue el viaje?
G. B.: un poco, estuve pasando las fiestas de diciembre en casa. Viajé hace una semana hacia acá. En Bogotá, la situación bastante complicada, no se esperaban que con la situación que pasa Ucrania viajen a ese lugar; bastante controversial les resultó mi viaje. Me hicieron muchas preguntas, que si estaba seguro de viajar, que si en realidad iba a ese lugar y me esperaba alguien. Lo tomé bastante tranquilo, porque llevo siete meses acá.
SEMANA: ¿ser colombiano complicó la entrada en medio el conflicto, por todo el estereotipo que hay de nuestro país?
G. B.: en Turquía me revisaron mi equipaje varias veces, muchos controles, hasta que me vieron el permiso de ciudadano me dejaron pasar. Pero cuando vieron que era colombiano intentaron ponerme nervioso, qué viene hacer acá, e intentaron sacarme mucha información.
SEMANA: ¿cómo fue la decisión de volver en medio de la situación, qué le dijo su familia, tal vez intentaron convencerlo de quedarse?
G. B.: sí hubo dudas, pero el sueño y las ganas de salir adelante... sé que primero es la vida y la familia. Tomamos y pusimos en la balanza los problemas, dijimos que estaba directamente en Kiev y no donde estoy, porque si no sería distinto.
SEMANA: ¿cómo es la comunicación con su familia en estos momentos?
G.B.: mi abuela, mi papá, mi mamá y mi hermano viven pendientes de mí. Como hasta ahora no ha pasado gran cosa, están constantemente preguntándome.
SEMANA: ¿cómo viven la situación en el equipo, hablan del tema, se han cancelado entrenamientos por lo que sucede?
G. B.: la tensión está, no sé mucho el idioma, solo algunas cosas. Pero no se necesita mucho para entender que hay miedo, hablan de la guerra. Nos apoyamos en la traductora que nos da información. Pero a ella no le conviene preocuparnos mucho y no nos involucramos tanto.
SEMANA: ¿con quién vive, en qué situación está?
G. B.: vivo en un apartamento pequeño, tiene lo básico. Vivo solo, voy y salgo de entrenar solo. Algunos amigos ucranianos. Hasta el año pasado tuve amigos argentinos y un amigo colombiano, pero no regresó Duván Balceiro por temas futbolísticos.
SEMANA: ¿en lo personal, como vive lo emocional, lo mental para cumplir la labor en el fútbol, teniendo que estar en ese panorama de una posible guerra? ¿El miedo cómo lo maneja?
G. B.: si te digo que no, sería un mentiroso. Al final, la mente te juega malas pasadas, todo el tiempo pienso qué hago acá, será que me pasa algo. Pero ahí entra la capacidad mental y la fuerza, recuerdo que tengo un propósito para salir adelante y cuando entro al campo lo dejo a un lado para que el tema Rusia y Ucrania no me afecte.
SEMANA: ¿ha estado tentado a tirar la toalla, devolverse?
G. B.: claro, ¿quién no? Lo hablé con mi empresario, le conté lo que pasó, pero me dice que tranquilo y que espere el pasar de los días. Igual, me siento seguro, el club me tiene bastante bien y no me puedo quejar.
SEMANA: ¿se apoyan psicológicamente en el club para sobrellevar este momento?
G. B.: sí, pero en este caso la traductora hace la parte psicológica, porque los profesionales hablan en ucraniano y se hace difícil para el suramericano. Ella trata de no cargarnos con eso y nos dice que será muy sincera a la hora de ciertas situaciones, pero trata que no le preguntemos mucho del tema y nos dediquemos a jugar. Pero no nos oculta la información.
SEMANA: si llega a pasar algo, ¿tiene dónde refugiarse, con quién acompañarse o cómo visualiza una eventual situación?
G. B.: primero hablaría con mi familia, en caso de que las cosas que se pongan feas. Con mi empresario para que me ayude a tomar la mejor decisión, si quedarme aquí o coger un pasaje y volver a Colombia.
Sobre su carrera futbolística
SEMANA: ¿quién es Gilmar Bolívar, equipos por los que ha pasado, qué tipo de jugador es?
G. B.: pasé por Atlético Nacional. Llevo siete meses en Ucrania, vivo en Halych, que queda a cinco horas en tren de Kiev, estoy en Leopolis, relativamente cerca.
SEMANA: háblenos del equipo, ¿cómo se llama, qué torneos disputan?
G. B.: FC Karpaty Halych, actualmente en la segunda división. Un club que me abrió las puertas.
SEMANA: ¿cómo es su tema contractual y cuánto tiempo se piensa quedar allá?
G. B.: firmé por tres temporadas, pero la idea es estar en un equipo de una división más alta, en primera. Esto es un trampolín para crecer como jugador, futbolísticamente, a nivel personal.
SEMANA: ¿por qué el fútbol ucraniano?
G. B.: a veces no es lo que uno quiera, sino lo que le toca. A mí en este caso me tocó. No me quejo, estoy agradecido. Pero a veces no te dan a escoger, sino que te toca ir a ciertos lugares y yo estoy muy agradecido.
SEMANA: ¿cuál es su sueño en su carrera, en qué equipo le gustaría jugar?
G. B.: quedé con ganas de jugar en Nacional, le cogí mucho cariño. No se dieron las cosas, pero si el día de mañana me piden regresar lo haría feliz.
SEMANA: ¿qué tipo de jugador es?
G. B.: soy un mediocampista, estilo box to box, estoy en el área de mi equipo y el rival. Hago las cosas siempre de la mejor manera y me esfuerzo al máximo.