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“Le oré al oído”: el conmovedor relato de la hermana de Freddy Rincón
María Teresa Rincón contó detalles sobre las últimas horas junto al ‘Coloso de Buenaventura’.
El sábado se le dio el último adiós a Freddy Eusebio Rincón Valencia, en el estadio Pascual Guerrero, donde como futbolista profesional puso a celebrar a los aficionados del América de Cali, equipo del que era hincha fiel. Después de estar internado en UCI durante 48 horas, el miércoles 13 de abril se conoció que el exjugador falleció tras sufrir un fuerte accidente.
En la madrugada del lunes 11 de abril se presentó un siniestro vial sobre la calle 5 con carrera 34, en la capital del Valle del Cauca. Ese accidente marcó al país, pero su impacto fue mayor en los seres queridos del ‘Coloso’ colombiano.
“Apenas me avisaron lo del accidente arreglé maletas y salí para Cali. Cuando llegué a la Clínica comenzaron esas horas difíciles, momentos muy duros que no los quiero recordar”, expresó María Teresa Rincón, hermana del exfutbolista, en conversación en El País de Cali.
Pese a que los partes médicos no eran nada alentadores desde su ingreso a la Clínica Imbanaco, María Teresa “nunca perdió la esperanza” de volver a ver a su hermano de pie. “Siempre le oré a papito Dios para que nos lo devolviera; a Freddy le canté muchas alabanzas, le hablaba mucho del amor y le decía que se aferrara al Señor”.
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Ella, como figura materna de los hermanos Rincón Valencia por la muerte de su madre Rufina Valencia, siempre estuvo al lado de Freddy y en reiteradas ocasiones le dijo que ya “había salido adelante de muchas batallas y que esta no iba a ser la excepción”. Lastimosamente, según María Teresa, “como Dios vio que no iba a quedar bien, se lo llevó” y pues “con Dios no se pelea”.
Ese devastador y doloroso miércoles 13 de abril estuvo con Freddy Rincón “una hora antes de su fallecimiento”. Con previa autorización del centro médico, ella aprovechaba el tiempo junto a la camilla para hablarle, orarle y hasta cantarle alabanzas.
“Nos mandaron muchas oraciones y comencé a leérselas en el oído derecho, le canté alabanzas y le dije: ‘negrito, aférrese a la vida que lo necesitamos, no nos vaya a dejar solos’. Salí de la habitación y como a los 45 minutos me llamaron porque había novedades y fue cuando me dieron la dura noticia”, contó sobre cómo vivió los últimos minutos junto a su hermano.
Primero el estudio, después el fútbol
En la entrevista con El País, María Teresa Rincón Valencia contó que Freddy “era muy tímido, muy casero” y que además, al tomarse “el papel de mamá, le restringía las salidas”. Con la misma disciplina que tenía en el fútbol, el exjugador de la Selección Colombia “era obediente y pedía permiso para todo”.
“Recuerdo mucho que él estaba haciendo décimo en el colegio y en esas vinieron unos señores a llevárselo para Santa Fe. Yo no estaba y cuando llegué vi a los señores y uno de mis hermanos me dijo que se iban a llevar a Freddy para Bogotá. Yo dije que me daba mucha pena, pero que de la casa no se movía”, contó sobre ese interés del conjunto cardenal en el hombre nacido en Buenaventura, Valle del Cauca.
Al oponerse a la marcha de Freddy Eusebio, sus “hermanos se enojaron” porque “decían que le estaba dañando su futuro”. “Les expresé que hasta que no terminara el bachillerato no se movía de la casa. Freddy lloraba y me pedía que lo dejara ir, pero me hizo caso, terminó el bachillerato y justo el día en que se graduó tenía un partido y esa vez hizo dos goles. Luego se fue a Bogotá”.
Después de mostrar sus aptitudes en el fútbol amateur con el Atlético Buenaventura, en 1986 llegó a Bogotá tras llamar la atención de Independiente Santa Fe, equipo con el que jugó su primer partido como profesional ese mismo año y en el que estuvo hasta 1989 antes de firmar con América.
Con el conjunto cardenal levantó la Copa Colombia de 1989, dejando así a la institución capitalina con un título. Luego, con el cuadro rojo de la capital del Valle logró ser campeón en Colombia de las ligas de 1990 y 1992.
En 1994 tomó rumbo a Brasil, país en el que se convertiría en ídolo en sus dos ciclos con Palmeiras y sobre todo por lo hecho con el Corinthians, luego de su paso por Europa. Allí también jugó para Santos y Cruzeiro antes de cerrar su carrera deportiva con la camiseta de Corinthians en 2004.
En el Viejo Continente tuvo la oportunidad de estar en las plantillas del Nápoles de Italia y el Real Madrid de España.