Sin Filtro
Le pasó como a James. Wilder Medina recuerda cuando estuvo en el banco tres años: “Usted no sirve para el fútbol”
El exfutbolista reveló detalles de toda su carrera futbolística en la que tuvo que sortear varias dificultades.
No hay duda de que el exfutbolista Wílder Medina puede ser un ejemplo para muchos jóvenes en el país. El recordado goleador pasó por momentos difíciles en su vida, cometió errores, pero aprendió de todo lo que pasó para cambiar y ahora se dedica a transmitir ese mensaje.
Desde hace un tiempo se metió en el mundo de las redes y con su pareja, crean contenido que difunden por diferentes plataformas y todo relacionado con el mundo del fútbol.
En el videopodcast Sin Filtro de SEMANA entregó detalles de todo lo que tuvo que pasar en su adolescencia y cómo salió de un mundo al que nunca debió entrar, pero que con el paso del tiempo entendió que fue un aprendizaje.
Aunque desde niño le gustó el fútbol, su carrera no fue fácil porque tenía que pensar en plata para ayudar a su familia y por eso no entrenaba con regularidad. Sus inicios fueron en el equipo de Rionegro y poco a poco se fue consolidando.
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Después de un tiempo llegó al Envigado, equipo en el que tenía muchas expectativas, pero las cosas no se dieron como quería. “No fue fácil llegar a Envidado. Llegue y en el primer semestre, Orlando Restrepo, me puso a jugar de carrilero pero yo por jugar dije que sí porque tenía que sumar minutos. Sin embargo, lo mío era adelante”.
Agregó: “Le fue mal en ese semestre, a mi me compró Envigado, y lo sacaron de una. Llegó otro profesor y a mí me limpió porque no me ponía ni en los entrenos. Estuve muy aburrido porque estuve dos temporadas y no jugaba”.
Aunque ya tenía un contrato y recibía un salario, lo único que quería era ser titular y mostrar las condiciones futbolísticas que tenía. “Me ganaba 1.200.000 pesos, ya era el doble, vivía en un apartamento y lo amoblé con lo que me dieron por haberme comprado. Yo pensaba que ya era rico porque pude hacer todo eso. Pero duré tres años sin jugar en Envigado y ese técnico me dijo: usted no sirve para el fútbol, váyase a recoger papá, yo tuve ganas de pegarle pero mis compañeros lo impidieron”.
Ese suceso con ese entrenador lo convenció de que tenía que salir del Envidado y por eso asegura que esa situación le puede pasar a cualquier jugador y que con James Rodríguez es posible que pase eso: que los técnicos sencillamente no lo quieren.
“No lo ponen a uno, eso pasa. Eso le puede pasar a James y a muchos jugadores. Usted puede ser un monstruo, pero si no gusta el técnico de usted pues no lo pone a jugar”.
Después de luchar por unas semanas logró salir de ese equipo para tomar otros rumbos futbolísticos. “En Envigado me dieron los papeles para irme como agente libre, pero ese puede ser un tiro al aire porque se puede quedar uno sin equipo. Surgió un torneo y me invitaron a jugar con Patriotas de Boyacá y salimos campeones por lo que me dijeron que fuera para allá y me presenté en Tunja donde hace muchísimo frío. Fue duro pero entendí que tenía que jugar”.
En el equipo boyacense mostró todas sus cualidades y en cada partido anotaba gol. “Fui goleador, pero me lesioné y me tocó parar casi un año. En 2007 me recuperé y salí goleador del torneo con 19 goles y me echaron el ojo para llevarme al Deportes Tolima. Al principio Gabriel Camargo, dueño del equipo, no me quería porque yo tenía 27 años y pensaba que ya estaba viejo. Me compraron, llegué a primera división pero en el primer año tampoco me puso a jugar”.
Agregó: “Me estaba pasando lo mismo que en el Envigado y hablé con Gabriel Camargo para que me dejara ir porque tenía que jugar, que me prestara o algo. En una pretemporada se lesionó un delantero y me dieron la oportunidad y nuevamente me fue bien así que no me dejaron salir”.
Sin embargo, su oportunidad en el Tolima llegó y no la soltó porque se convirtió en figura. “En un partido del Tolima contra Nacional entré cuando estábamos perdiendo y ganamos, fui la figura y marqué el segundo gol. Desde ahí la gente me empezó a pedir”.
Desafortunadamente fue sancionado por doping y desde ese momento su vida cambió por unos años ya que se dedicó s consumir marihuana y alcohol hasta que tuvo una nueva oportunidad en Santa Fe por decisión del entonces presidente dese club, César Pastrana. La historia en el cuadro cardenal es aparte porque allí consolidó su carrera.