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Linda Caicedo: la joya colombiana que cambió las muñecas por un balón y hoy es subcampeona del mundo
La capitana de la Selección Colombia Femenina Sub-17 que sueña con “ser grande” dio sus primeros pinitos en el balompié jugando con zapatos de caucho. Hoy, es subcampeona del mundo.
El primer acto de rebeldía de Linda Caicedo fue dejar las muñecas para pedirles a sus papás que le compraran un balón de fútbol. Rebeldía porque aún existe el imaginario de que el balompié es un deporte de hombres. Tenía apenas 5 años. Sus papás le llevaron la corriente.
Le compraron el balón de fútbol, pero también los guayos, en una Navidad. Por fortuna no vieron nada de malo en que pateara la caprichosa, como le dice Quique Wolff a la esférica que exacerba pasiones cada vez que va a parar al fondo de la red. El talento de Linda quizá fue obra del de arriba, del mundo, de su ADN, pero de forjar la disciplina para convertirse en una jugadora de renombre lo forjó ella. Hoy es símbolo de esperanza para los colombianos.
Como muchos futbolistas, comenzó a jugar en una cancha de tierra, imaginando, tal vez, que se trataba del mismísimo Camp Nou. Ella era feliz, por su puesto, pero su mamá no tanto. Llegó a fabricar unos zapatos de caucho.
“Sí, salía a jugar y como las canchas eran de tierra, mi mamá se cansó de que dañara zapatos. Me compró algunos tenis para salir a otras cosas bien presentada, pero cuando eso pasaba ya no tenía. Se las ingenió y me hizo los zapatos de caucho”, contó Linda Caicedo en SEMANA.
Lo de los zapatos no fue una venganza ni mucho menos, sino uno de esos inventos de las mamás para apoyar a sus hijos sin importar las circunstancias. El sueño de Linda es “ser grande”, como si no lo fuera ya, y en ese camino siempre la ha apoyado la mujer que le dio la vida.
“Su dedicación ha sido fundamental, siempre me ha dicho: “Mamá, yo lo que quiero ser grande en el fútbol”. También me dice que todo lo hará a punta de sacrificio. Es de las que piensa que, entre más duras son las situaciones o los partidos, más se valoran los resultados”, dijo Herlinda Alegría, madre de Linda Caicedo a SEMANA.
Debutó en la liga femenina de fútbol con el América de Cali a los 14 años, dejando boquiabiertos a los seguidores de La mecha al anotar un gol maradoniano en su debut. Desde entonces siempre ha dado de qué hablar: es una prodigio, todos lo saben, aunque ella con la madurez de una deportista de élite mantiene los pies en la tierra.
Antes de ello jugó en un equipo de hombres. El ambiente masculino le ayudó a crecer, a destacarse. “Fue fundamental y es algo que les agradezco a la vida y al Real Juanchito por darme la oportunidad. Me ayudaron mucho en mi juego. También el apoyo de los niños, que no me discriminaban por ser la única mujer. Entonces fue muy linda mi niñez”, dijo en SEMANA.
Hoy, capitana de la Selección Colombia Sub-17, se robó todas las miradas en el mundial, no solo por el entusiasmo que genera verla con el balón en sus botines, sino por la alegría de la que contagia a sus compañeras de equipo fuera de ella. Basta ver el video en el que canta, junto con las demás jugadoras, Todavía, de la Factoría, en el camerino. Fue luego de vencer a Nigeria desde el punto penal en la semifinal del certamen.
Del torneo mundialista fue una de las goleadoras, con cuatro anotaciones, y tanta atención llamó que es una de las nominadas a la mejor jugadora de 2022 en los premios Globe Soccer Awards. Algunos incluso creen que puede llegar a ganar el Balón de Oro, como el extécnico del FC Barcelona Femenino Lluis Cortés, quien en conversación con As dijo: “Linda tiene madera para llegar a ser Balón de Oro, pero antes tiene que ser capaz de tomar las decisiones adecuadas, tiene 17 años y es muy joven. Tiene cierta repercusión, pero hay que cuidarla”.