Aniversario

“Lo que se vivió en el Campín, el corazón a duras penas lo aguantó”: Jorge Eliécer Campuzano, el relator del gol del título

Veinte años después, la voz de Caracol Radio en aquella consagración de la selección Colombia, recordó en entrevista con SEMANA todos los detalles de aquel 29 de julio de 2001 en el que Colombia alcanzó la gloria.

29 de julio de 2021
Jorge Eliecer Campuzano
Jorge Eliecer Campuzano | Foto: Semana

Aunque fue en Buga, la ciudad del milagroso, donde por primera vez se escuchó la voz de Jorge Eliécer Campuzano, fue en Medellín donde se convirtió en una auténtica leyenda de la narración deportiva en Colombia.

En Buga, ciudad que para Jorge Eliécer fue muy agradable para crecer, había un amplificador con parlantes en la entrada de una galería, donde un muchacho ponía música y leía las cuñas. Fue donde inició su carrera radial. Luego, en la principal emisora de la ‘ciudad señora’, comenzó con su pasión por narrar partidos de fútbol, y el 11 de diciembre de 1971, creyó haber relatado el gol más importante de su vida, aquel empate a último minuto de la selección Colombia juvenil, en el Campín, ante su similar de Argentina, que significó la primera clasificación de un equipo colombiano para disputar los olímpicos de Munich (alemania), en 1972.

Jorge Eliécer Campuzano, en 2001 narrador de Caracol Radio, inmortalizó con su voz el gol de Iván Ramiro Córdoba.
Jorge Eliécer Campuzano, en 2001 narrador de Caracol Radio, inmortalizó con su voz el gol de Iván Ramiro Córdoba. | Foto: Jorge Eliécer Campuzano, en 2001 narrador de Caracol Radio, inmortalizó con su voz el gol de Iván Ramiro Córdoba.

Sin embargo, treinta años después, y también el Campín, tendría la oportunidad de superar aquella emoción. En 1998, el entonces presidente presidente de Caracol radio, Ricardo Alarcón, le pidió que dejara Medellín, plaza donde lo idolotraban y lo adoptaron como un antioqueño más, para reemplazar a Edgar Perea en Bogotá, que había decidido poner una pausa a su carrera periodística para estrenarse como senador de la república, donde fue uno de los principales escuderos del presidente Andrés Pastrana. Campuzano aceptó, dejó de narrar los goles de Nacional por los de Millonarios.

De hecho, cuando se estrenó narrando en el Campín, los hinchas azules lo resitían precisamente por haber sido la voz de los goles verdolagas. Pero el primer gol quer tuvo que relatar fue precisamente el de un partido en el que Millonarios derrotó a Nacional. “Lo canté como tenía que cantarlo, entonces el celular estalló con llamadas de amigos de Medellín que me decían que me había volteado”, dice Campuzano.

Pero por ser el relator de Caracol en la capital, también era la voz de los partidos de la selección, por eso fue que inmortalizó ese domingo 29 de julio, a las 5;36 de la tarde, cuando Iván Ramiro Córdoba, al minuto 21 del segundo tiempo, marcó el gol ante México con el que Colombia se coronó campeón.

“No me acordaba que se me quebró la voz de la emoción. Lo que ese día se vivió el corazón a duras penas lo aguantó”, señala, 20 años después, Jorge Eliécer Campuzano.

También recuerda el conteo regresivo desde la cabina con el propósito de que el árbitro secretara el final del encuentro, y la odisea que supuso regresar a su casa tras la fiesta del fútbol que se había vivido en el Campín.

“Salimos con unos amigos a recoger el carro para irnos a la casa. Caminamos desde la carrera 30 hasta la séptima y por donde pasabas te saludaban con una cosa terrible, la maizena. O si no te echaban agua. Llegué a la casa y mi mujer no me creía que había estado en una fiesta, una fiesta deportiva”, relata Jorge Eliécer Campuzano.

El mejor recuerdo que conserva de los jugadores de aquella selección, lo tiene enmarcado en su casa. Los guantes que el portero Miguel Calero utilizó en la Copa América de 2009, en aquel partido que Colombia disputó ante Argentina, y en el que le tapó un penalti a Martín Palermo, que falló otros dos disparos desde los doce pasos aquel día. Llevan la firma del Show y la dedicatoria para Santiago Campuzano, hijo del relator.