CICLISMO

La dura batalla de Lucho Herrera contra el cáncer

El ‘jardinerito’ de Fusagasugá, primer colombiano en coronarse campeón de la Vuelta a España (1987), reveló que padece cáncer de piel producto de las largas jornadas de exposición al sol cuando practicaba el ciclismo.

25 de septiembre de 2017
En 1987 decenas de banderas colombianas enmarcaban la llegada a la meta de un menudo ciclista vestido de amarillo. | Foto: Archivo SEMANA

Lucho Herrera persiguió la gloria como pocos, incluso derramó sangre. Era el 13 de julio de 1985 y el ‘jardinerito’ de Fusagasugá quería llegar primero a la meta en Saint-Etienne, pero cuando faltaban apenas 10 kilómetros se cayó. En ese momento el dolor era adrenalina y Lucho volvió a subir a su caballito de acero. Con la cara ensagrentada ganó la etapa 14 del Tour de Francia y se convirtió en leyenda.

Han pasado 32 años desde ese momento y Lucho lo recuerda más que nunca, no solo por el triunfo sino por las secuelas que le dejó. El ‘jardinerito’ ha librado una de sus más difíciles batallas en silencio, lejos de las cámaras que siguieron sus pedaleos. Pero hace unos días reveló, en el programa Testigo Directo, que padece cáncer de piel. “De pronto algún tejido que quedó por la cicatriz y se fue formando el cáncer”, dijo Herrera frente a la cámara.

Le recomendamos: De Lucho a Nairo: treinta años de poesía en bicicleta

El exciclista, que fue campeón en 1988 y 1991 de la Dauphiné Libéré, relató que le salió una "mancha grande" en un brazo y otra en el rostro, por lo que decidió acudir al dermatólogo al notar que "no era normal".

Lucho Herrera ganó la Vuelta a España con un tiempo de 105 horas, 34 minutos y 25 segundos.

Las marcas en su piel pasaron a ser un problema cuando los médicos ordenaron hacerle una biopsia y salió positiva para cáncer. "Ya tenía muchas manchas en las manos, en la cara", comentó el campeón de la Vuelta a España de 1987, quien recordó que en las competiciones europeas los pedalistas enfrentan "temperaturas de 38, 40 grados".

Ser el mejor requería constancia y disciplina, por eso pasaba hasta seis horas diarias entrenando bajo la inclemencia del sol. Pero el joven Lucho no veía como un problema su exposición a los rayos solares, era parte de su pasión.

“Se ve llegar, se ve llegar, paso a la victoria, cruza el lote. Cruza Herrera, campeón, campeón de La Vuelta. ¡Qué grande! ¡Qué aletazo tremendo!”, gritaba con euforia Rubén Darío Arcila mientras miles de colombianos seguían aquella consagración.

Ahora, lejos de las montañas, Lucho está concentrado en cuidar su vida. "Me vi unas manchas como con un alto relieve, eso fue lo que yo noté. Entonces, el doctor me ha estado quemando, cauterizando (...), porque en las manos también me salían unos granitos, era como un granito, entonces yo me los quitaba y volvía y me salía. Dijo el doctor que eso ya era síntoma de que me iba a salir cáncer en las manos", comentó.

Así documentó Revista Semana el triunfo de Lucho Herrera

Según Andrés Luque, dermatólogo del ciclista, Herrera tuvo un carcinoma basocelular y también presentó una lesión en un antebrazo.

"Él debe seguir un tratamiento porque por su mismo daño solar crónico que tiene las lesiones vuelven y aparecen y ocasionalmente se le hacen también sesiones de crioterapia, que es congelar las lesiones, es decir, quemarlas con frío esas lesiones que están apareciendo", explicó Duque.

Lucho sabe que el cáncer es un enemigo fuerte, pero intentará dejarlo atrás tal como lo hizo hace 30 años en las carreteras, como hizo con Bernard Hinault, Sean Kelly, Raymund Dietzen, Laurent Fignon o Pedro ‘Perico‘ Delgado.