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“Me están matando”: Andrés ‘Manga’ Escobar vive una pesadilla tras la condena por abuso sexual
Desde Islandia, el futbolista colombiano implora ayuda al Gobierno nacional.
Andrés Escobar, futbolista colombiano de 30 años, se enfrenta a un difícil problema legal en Islandia por cuenta de una condena en su contra por presunto abuso sexual. Los hechos se habrían presentado el 19 de septiembre de 2021 en la casa del futbolista, donde habría aprovechado el estado de alicoramiento de una mujer, según el periódico islandés Fréttablaðið.
Este mismo medio reveló el pasado 4 de marzo lo sucedido en la audiencia. “La fiscalía archivó el 22 de diciembre el caso criminal condenado por violación, en la víspera del domingo 19 de septiembre de 2021, en su domicilio en Reikiavik, tuvo discusiones y relaciones sexuales, sin consentimiento, lamiendo sus genitales y teniendo relaciones sexuales con ella, donde yacía un mal entendido”.
El fallo de la justicia islandesa provocó que su equipo no le renovara el contrato y, por lo tanto, se encuentra sin equipo desde finales del año pasado. El problema es que Escobar tampoco ha podido salir de ese país y a través de sus redes sociales dejó saber que ya no tiene dinero para subsistir. Ahora implora por ayuda del gobierno colombiano.
Manga subió un par de fotos con las maletas listas y su ropa deportiva en el suelo, asegurando que está “en la calle esperando la ayuda de mi gobierno”. El jugador le contó a sus seguidores que lo sacaron de su apartamento y por ahora no puede regresar a Colombia porque la policía de Islandia le quitó su pasaporte en septiembre del año pasado.
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“Se me agotaron los recursos pues ya he gastado más de 40.000 dólares en este país del cual soy preso, me están obligando a pagar 70.000 dólares por la investigación de un caso por un crimen que no cometí”, publicó el nacido en Puerto Tejada (Cauca).
Por ahora no hay un panorama claro para Escobar, que recibió una condena de dos años por la demanda de abuso sexual. “Llevo esperando 6 meses a que se resuelva el caso y faltan 8 meses más para hacer una apelación”, señaló.
Manga asegura que se ha comunicado con la Cancillería de Colombia para que lo ayuden a regresar, sin embargo, sus intentos no han surtido efecto. “Han violado todos mis derechos como ser humano, esto es peor que estar en una cárcel”, sentenció.
En el mensaje, publicado en la tarde del miércoles, el futbolista asegura que saldría a buscar dónde pasar la noche. “Me están matando de la manera más dolorosa”, concluyó.
Niega la acusación
Buscando ayuda para salir de Reikiavik, Andrés Escobar ha concedido entrevistas a varios medios de comunicación colombianos. En una conversación reciente con Win Sports, detalló lo que sucedió aquella noche en la que, según la justicia islandesa, cometió el delito.
“Me encontré con la chica en el centro de la ciudad, veníamos conversando, me dijo lo mucho que le gusta nuestra cultura, los chicos de color. Fuimos a mi apartamento por consentimiento de ambos, pasó lo que tenía que pasar entre dos adultos y hasta ahí todo bien”, dijo.
En su testimonio fue reiterativo en asegurar que todo lo hicieron con consentimiento de ambos y que la joven es mayor de edad. “Se le quedó la chaqueta, le escribí y ella me dijo que venía el papá y la mamá. Dejé la chaqueta en el lobby y llegó fue la policía”, describió.
➕ "Yo tengo todas las pruebas y mi abogado me dijo que me iban a retener el pasaporte, pero así han pasado meses y ahora me dicen me van a llevar a juicio" : Andrés 'manga' Escobar. pic.twitter.com/wpxhxjy4SX
— Win Sports TV (@WinSportsTV) March 14, 2022
Cuenta que después se enteró que la chica ya había puesto la misma denuncia contra otro hombre y nunca llegó a nada. “Ella se levanta, habla con un amigo de ella, le dice lo que pasó y asegura que no se acuerda de mucho y él fue el que le recomienda denunciarme. La policía dice que no estaba apta para el consentimiento y que eso es violación. Fueron expertos, hicieron exámenes, no hay forcejeo, ni ella es menor de edad”, relató Manga.
Hace unos días, el jugador le confirmó a sus seguidores que no se encontraba recluido en la cárcel y seguía viviendo en su apartamento, a la espera de mostrar las pruebas para su defensa.