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“Me van a extirpar el seno”: Flor Marina Gómez, mamá de Egan Bernal
La cirugía está programada para el 25 de octubre.
Se propuso vencer al cáncer de seno y hoy puede decir que lo logró. Nunca se quejó en demasía porque estaba convencida de que si su hijo Egan soportó semejantes dolores después de un accidente de tránsito, ella tendría la fuerza suficiente para superar su enfermedad.
En SEMANA confesó el proceso que vivió y el ejemplo en el que se convirtió para miles de mujeres que temen enfrentar lo que ella ya pasó. Resiliente y positiva, hoy dice ser feliz y sentirse más viva que nunca.
SEMANA. ¿Doña Flor, terminar las quimioterapias significa que venció el cáncer?
Flor Marina Gómez.“Prácticamente, yo digo que en el nombre de Dios ya podemos decir, vencimos el cáncer. Aún falta, pero la fe está intacta”.
SEMANA. ¿Qué falta?
F.M.G. “Falta la cirugía”.
SEMANA. ¿En qué consiste esa cirugía?
F.M.G. “Mi cirugía consiste en extirpar el seno, ya que es cáncer de mama y me deben hacer la intervención, retirar el seno”.
SEMANA. ¿Cómo se siente para ese proceso?
F.M.G. “Me siento muy bien, me siento muy motivada. Tengo la fe intacta. Pienso que ya superamos un paso muy duro que era las quimioterapias, que, literal, digo yo era como lo más necesario, lo que debíamos superar para llegar a este paso. El que digan ya está lista para la cirugía, es un avance muy grande”.
SEMANA. ¿Cuántas quimioterapias fueron?
F.M.G. “Fueron 16 quimioterapias en total. Las dividimos en cuatro terapias rojas, doce blancas. Son medicamentos diferentes, síntomas también muy diferentes. Gracias a Dios pudimos llevarlas muy bien. Lo que me decía el oncólogo es que las rojas son como más agresivas, son síntomas diferentes como las náuseas, el vómito. El sabor a metal en la boca, el no querer comer. Hay que meterle mucha mente y ganas aunque el estómago diga que no puede comer, hay que hacerlo. Se sabe que es necesario pensando en la siguiente quimioterapia. Es algo que uno no puede dejar de hacer. Son muy agresivas, pero gracias a Dios conmigo no lo fueron tanto. Pude llevar mi vida tranquilita, obviamente con síntomas, con los cuidados y con la responsabilidad que amerita”.
SEMANA. ¿En cuántas de esas quimioterapias pudo estar con sus hijos?
F.M.G. “Ronald me acompañó solamente a una quimio. No me acompañó más por cosa mía, porque no quería que él me viera en ese proceso. Yo preferiría verlo en la casa tranquilo, esperándome. Él me decía que quería acompañarme y saber del proceso. Egan llegó cuando me faltaban dos quimioterapias, pero bueno, coincidió con que la penúltima fue con la cirugía de rodilla que le hicieron a él. Por tal motivo, lo operaron el día antes de mi quimioterapia y por eso no pudo acompañarme. Pero la última, si tuve la fortuna de que me acompañara”.
SEMANA. Egan y la novia le decoraron el carro y contaba que la gente les pitaba y les dio cariño. ¿Cómo fue eso?
F.M.G. “Eso fue muy lindo. Eso fue espectacular porque los carros pitaban, las motos más que todo. Esa empatía de la gente, como apoyándonos. Llegar a la clínica donde también me tenían el aviso de ´lo lograste´ y Egan me compró la campanita que indica que uno termina y la pude tocar”.
Cruzando La Capital nosotros súper emocionados por ser la última quimio de mi mamá y nos sorprendimos por la empatía de la gente en Bogotá… Todos pitando al ver el letrero 😍 pic.twitter.com/gsmrHj9rHC
— Egan Arley Bernal (@Eganbernal) September 30, 2022
SEMANA. Nos llama la atención la conexión con Egan. Tras el accidente, descubren su cáncer. Viene a la cirugía de rodilla, y usted tiene su última quimioterapia...
F.M.G. “Sí eso lo decíamos. Él me decía que ha sido un año muy difícil para los dos. Cuando él se accidentó a mí me de repente me salió un pequeño soplo de corazón que no era maligno, no era nada grave, pero pues fueron consecuencias de la preocupación, de la angustia de ese accidente. Días después me detectan ese cáncer de seno. Egan me decía ´no fue nuestro año´ y yo le decía, si lo fue. Hemos pasado cosas difíciles, pero esto nos hará más fuerte y esto nos va a aferrar muchísimo más. Estamos vivos, eso es lo que importa, o sea, pudo haber sido peor, pero no nos quedemos con lo que pudo haber sido, sino con lo que estamos viviendo. Estamos vivos los dos y usted está caminando. Ya pudo volver a montar bicicleta sin importar los resultados. Está aquí intentándolo y lo va a lograr seguramente. Yo estoy acá con la buena noticia de los exámenes que ya salieron positivos”.
SEMANA. ¿Cómo se prepara para ese cambio físico?
F.M.G. “Yo pienso que hay que tener mucha fuerza mental y más que eso es llenarse de amor propio y yo pienso que eso se logra mirando más allá de lo físico, que la belleza no está en el cabello, la belleza no está en un seno, la belleza está en lo interno de cada persona y si nosotros nos amamos, nos aceptamos como somos, si tenemos el amor de nuestra familia y recordamos importante que son y cuánto nos aman, eso facilita muchísimo más las cosas”.
SEMANA. Usted dijo que quería ser ejemplo para las mujeres que sufrían la enfermedad. ¿Cómo le fue en ese objetivo?
F.M.G. “Demasiado bien. Mira que me siento tan satisfecha porque cuando yo inicié mi proceso decía que con una sola mujer que diga ´me hice el examen porque la señora Flor me motivó´ ya me daré por bien servida y han sido muchas las mujeres que me han escrito. Otras que hablan de su caída de cabello. Otras que se subieron hasta 30 y 35 kilos. Pude hablar y llevar ese mensaje. Ahora también hay una fundación llamada Fundación Rosa donde hay mujeres de cáncer de seno y son muchísimas las que me contactan y en asocio con ellos, la idea es llevarles el mensaje de apoyo, de amor, de decirles que sí se puede. Que no hay que tener temor y que la palabra cáncer no es muerte, que si se detecta tiempo podemos salir adelante. Que tengan conciencia de prevenir”.