Aniversario
“Miguel Calero nunca saldrá de nuestros corazones”: Iván López el ‘pase-gol’ del título
Los mejores recuerdos que conserva el futbolista bogotano de la Copa América fue el mes y medio que tuvo que convivir con su compañero de habitación en la concentración, ese portero al todo el país bautizó como “El Show”.
Iván López, uno de los dos bogotanos convocados por Pacho Maturana para disputar la Copa América del 2001, le madrugó al fútbol cuando debutó, en un clásico ante Millonarios en el Campín en 1996, con solo 16 años. También lo hizo la noche del domingo 10 de junio, cuando fue el primero de los escogidos para defender el honor del fútbol patrio en el torneo -que por primera vez en su historia se llevaría a cabo en Colombia-, en llegar a la sede de la concentración en Barranquilla, después de haber salido figura con Santa Fe en un partido del campeonato local.
Había cumplido 23 años, ya sabía lo que era vestir la tricolor, pero en los cinco años que llevaba de carrera, esta era la convocatoria más importante de su vida, tras la Copa de oro en el 2000, volvía a ser incluido en un plantel para disputar un trofeo, el cual tendría que convivir durante mes y medio y 24 horas al día, para ser el único en levantar la copa.
Iván López nunca imaginó que desde el primer día y hasta el último de la concentración tendría que asumir dos tareas diarias. En la mañana, Maturana le ordenaba levantar las pelotas de costado en todos los entrenamientos. En la tarde debía cumplir la tarea que le había impuesto su compañero de habitación, quien todas las noches le tomaba la lección, y al que no podía decepcionar. El futbolista bogotano nunca se imaginó que de cumplir a la perfección con esas dos tareas, dependería, en buena medida, la consagración de la selección Colombia en esa cancha donde jugaba cada 15 días, la del Campín de Bogotá.
A pesar de la tensión y ansiedad propias de disputar una final, el ambiente con que llegó el plantel de jugadores a Bogotá, aquel 29 de julio de 2001, desbordaba de optimismo. Calero seguía siendo el estandarte de la alegría del vestuario, y dos décadas después, quien fue su compañero de habitación, Iván López, reveló que él había sido el encargado de conseguirle los chistes para su repertorio. “Eran buenos, regulares, perversos, pero que los volvía buenos y les daba alegría y energía al equipo. Llamaba a amigos, los anotaba y en la noche se los pasaba a Miguel para que los preparara”, recuerda. “Entonces la culpa era de Iván López”, dijo Vargas al conocer uno de los secretos mejor guardados de aquella consagración.
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Iván también recuerda las palabras con las que Miguel Calero lo despertó ese día. “Tranquilo Ivancho, ¿o es que estás cagado?”. Las mismas que le dedicó al resto de los jugadores en su habitual ronda por todas las habitaciones.
López, que desde el primer entrenamiento había cumplido esa tarea de levantar los centros de costado, tenía la instrucción de hacerlo en la final, donde había encontrado lugar en la titular por la lesión de Jersson González. Pero Totono Grisales, quizás por tener máyor liderazgo que el defensa bogotano, se adueñó de todos los cobros.
Pacho no aguantó. “Le pegué una apretadita a Totono y se enojó. A Iván le dije que era un cagón”, recuerda Maturana. López levantó el centro y el capitán colombiano, Iván Ramiro Córdoba, lo peinó con su cabeza y logró vencer al portero Óscar ‘Conejo’ Pérez, hasta ese momento la gran figura de la cancha. “Respiré profundo y dije lo hemos logrado”, dice Iván al recordar que corrió al banco y se abrazó muy fuerte con Maturana. El entrenador le había insistido que la final se podría ganar con una jugada a balón parado, y estaba convencido, por la seguridad defensiva de la selección, que un gol bastaría para coronarse campeón.
Tras el pitazo final, “corrí a buscar a Miguel, me voltea la espalda, se gira para que me le montara encima. Me dijo, Ivancho, te felicito, lo logramos, disfruta de la mejor manera”, recuerda Iván.
Luego de aquel título, Iván López, que alguna vez tuvo ofertas del Bayern Munich de Alemania, jugó en Millonarios, América, Deportivo Azogues de Ecuador, y se retiró, en 2009, cuando apenas tenía 32 años, con la camiseta del Bucaramanga en la Primera B, y tras soportar varias lesiones en la espalda que lo privaron de prolongar su carrera.
Tres años después, el 4 de diciembre de 2012, recibió una de las peores noticias de su vida. El fallecimiento de quien había sido su compañero de habitación en aquella Copa América. “Estaba en Cali, sentí una profunda tristeza, un vacío en el pecho y se me vinieron a la mente todos los recuerdos que compartimos, que me hicieron aguar los ojos por el ser humano que fue y sigue siendo en el corazón de los que tuvimos la fortuna de compartir con él”, dice, conmovido, Iván López, el futbolista bogotano que vistió las camisetas de Santa Fe y Millonarios y llegó a lo más alto en el fútbol. ¿O acaso alguno más ha levantado un título con la selección?