Nikola Jokic: de tomarse tres litros de gaseosa al día a ser estrella y campeón de la NBA

Los Denver Nuggets se coronaron campeones de la NBA por primera vez en su historia, luego de derrotar a Miami Heat en la final con un contundente marcador de 4-1. En una temporada llena de récords, Nicola Jokic se erigió como el emblema y máximo anotador del equipo. El pívot serbio de 28 años, dos veces ganador del premio MVP, se ha convertido indiscutiblemente en el mejor en su posición en la mejor liga de baloncesto del mundo.

Apodado el Joker desde sus inicios, el gigante de 2.11 metros se unió a un grupo selecto de jugadores que han logrado convertir 500 puntos y brindar 150 asistencias en una sola temporada. Ahora comparte este honor con figuras como LeBron James (quien ha alcanzado esta marca en seis ocasiones), Russell Westbrook, Isaiah Thomas, Larry Bird y Jerry West.

Contrario a lo que muchos creen, este fenómeno actual de la NBA llegó casi por casualidad. Su increíble historia personal de dramas, sufrimientos, luchas y perseverancia es de película. El 26 de junio de 2014, en el Barclays Center de Brooklyn, la NBA llevó a cabo su selección anual de jugadores. Andrew Wiggins, Jabari Parker y Joel Embiid fueron los primeros en ser elegidos en el draft, que todavía genera debate en la actualidad. Cuando llegó el turno de los Nuggets, en la posición número 41 de la segunda ronda, eligieron a un desconocido Nikola Jokic, que estaba en su natal Serbia durmiendo y recibió la noticia por medio de un hermano que había enviado en su representación.

Para comprender su presente, es necesario ir a la antigua Yugoslavia, específicamente a 1995. Nikola nació en Sombor el 19 de febrero de ese año, en medio de la Guerra de los Balcanes, un cruento conflicto bélico que enfrentó a Serbia, Eslovenia, Croacia, Macedonia, Montenegro, y Bosnia y Herzegovina durante una década (entre 1991 y 2001). La guerra arrojó un saldo de aproximadamente 220.000 muertos y 2,7 millones de desplazados/refugiados, con episodios de violencia extrema.

Jokic creció en medio de este contexto, tenía cuatro años cuando las tropas de la Otan bombardearon Serbia durante 11 semanas en 1999. Hace cinco años, Nikola recordó esos momentos de miedo e incertidumbre. Recordaba las sirenas, los refugios antiaéreos, las luces siempre apagadas. No podía salir solo, su madre no lo dejaba a menos que estuviera acompañado por sus hermanos, reveló en una entrevista con el sitio Bleacher Report.

Fue en 2012 cuando empezó su amor por el baloncesto y comenzó a jugar en el Mega Vizura, un equipo que en los últimos años se ha convertido en una fábrica de talentos. Nikola comenzó en el equipo junior y fue convocado a la selección juvenil de su país, que terminó subcampeona mundial Sub-19 en la República Checa.

Tenía 19 años cuando, motivado principalmente por sondear el mercado y ver el interés de los equipos, decidió declararse elegible para el draft. Su elección fue una sorpresa para él y para muchos, especialmente porque muchos cazatalentos tenían dudas sobre su físico y ética profesional. Su físico no le favorecía, especialmente considerando la atlética NBA, y además se sabía de su adicción a los refrescos. Hace unos años, cuando ya era una estrella de la NBA, Jokic admitió que después de los entrenamientos era capaz de beber tres litros de Coca-Cola. “Un vaso tras otro, no podía parar”, reconoció.

Ahora sus números lo avalan como el mejor jugador del mundo y, con el deber cumplido, pasará sus vacaciones en Serbia como ya es costumbre para él. Es bien sabido que Jokic tiene una pasión desmedida por los caballos, tanto es así que pasa sus días de descanso en su rancho, que cuenta con hipódromo, en su ciudad natal de Sombor, un lugar con aproximadamente 50.000 habitantes, situado a unos 200 kilómetros al noroeste de Belgrado. “Si no fuera basquetbolista, sería un chico de establo”, dijo el Joker an alguna ocasión.