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“No debes ir”: la advertencia de Alexis García a Andrés Escobar antes de su asesinato hace 30 años
El técnico de Equidad confesó en SEMANA cuál fue su última conversación con el ‘caballero del fútbol’.
SEMANA: ¿Cómo está viviendo la fecha que conmemora los 30 años de la muerte de Andrés Escobar?
Alexis García, DT de Equidad y amigo de Andrés Escobar (A.G.): Hay personas que trascienden el personaje y Andrés fue un gran personaje, pero fue una mejor persona. Tuve la fortuna de ser su amigo, compartí infinidad de cosas con él que la gente ni se imagina. Era un ser humano lleno de alegría, una persona vitamina para todos, que te alegraba la vida y con su sola presencia iluminaba el lugar donde estuvieras. Siempre te sacaba una sonrisa, la gente se lo imaginaba muy serio. Creían que ser caballero era no reírse y era todo lo contrario, era un tesoro al sacarte una sonrisa.
SEMANA: ¿Qué tenía de caballero en la vida y la cancha?
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SEMANA: ¿Cuál es la mejor anécdota que usted guarda con Andrés Escobar?
A.G.: Una muy triste, como una premonición. Una vez que jugamos un partido en Asunción e hicimos escala en La Paz (Bolivia) y a él le daba soroche la altura. Nos dieron autorización de tomarnos una cerveza, compartimos toda la noche, nos reímos. Nos acababa de eliminar Olimpia a penales y necesitábamos un rato de alegría. Andrés estaba pálido y se acostó en el aeropuerto. Nosotros le pusimos cuatro velas y empezamos a molestar. Fue una anécdota premonitoria y muy triste para nosotros. Es que era tan gozón que cada que podíamos nos lo gozábamos. Vivimos ese momento con mucha risa, pero cuando lo recordamos después, con mucha tristeza.
SEMANA: ¿Cómo fue el momento cuando lo llamaron y le dijeron: “mataron a Andrés”?
A.G.: Fue a poquitas horas de que ocurriera. La familia de Andrés no estaba en Colombia, estaba en Estados Unidos. Me llamó René (Higuita) ‘el loco’, como a las 4:00 de la mañana, y me levanté como un resorte y me dijo: “mataron a Andrés”, y yo le preguntaba: ¿cuál Andrés? Me pidió pasar por mi casa, para ir al anfiteatro a reconocerlo. El loco llegó en 10 minutos a mi casa, salimos y me fue contando en el carro y el llanto y la tristeza no nos dejaban ni llegar a tiempo. Llegamos al anfiteatro y estaba repleto de personas afuera, de gente expresando. Fue un momento muy duro y nos tocó verlo ahí donde estaba.
SEMANA: ¿Qué fue lo último que le pudo decir a Andrés antes de despedirlo?
SEMANA: ¿Qué le faltó por decirle a Andrés Escobar?
A.G.: Yo creo que me faltaron pocas cosas. Soy un tipo muy expresivo y emotivo, soy solo en ciertas vainas, pero cuando tengo amigos de verdad los valoro y atesoro. Nunca dejé de decirle lo que lo quería. A los hombres no nos enseñan a decirle a otro te quiero. Lo hago con René Higuita, nos saludamos de beso en la mejilla y le manifiesto lo que siento. A Andrés no le dejé de manifestar lo que sentía por él. Yo era un hermano mayor para él, me imitaba en las inversiones, en las obras sociales, nos juntábamos a hacer cosas muy lindas que la gente no sabía. Tuvimos tiempo de expresarnos en afecto.
SEMANA: ¿Qué es lo mejor que le dejó Andrés al fútbol colombiano?
A.G.: Desde la parte deportiva, la calidad técnica de un central que aprendió a jugar o enseñó a jugar distinto. Nunca reventar la pelota, nunca dejar de lado sus responsabilidades o posibilidades. Tenía habilidades de 10, jugando de central y también con habilidades de volante de primera línea. Era un jugador perfecto, ya estaba contratado por Milan. Terminaba el año y se iba al mejor equipo del mundo en el momento. Además, dejó el carácter y la personalidad que requieren no solo los jugadores, sino los seres humanos: ser derecho en lo que hacen, no negociar las normas para hacer lo correcto.
Era un profesional en toda la extensión de la palabra y nos enseñó que la alegría es el remedio para todos los males. Andrés era un tipo alegre en todas las situaciones, con una capacidad de reírse de él mismo y los demás en el buen sentido. Mantenía una sonrisa a flor de piel. Hasta de ese autogol se rio. Una vez venía en el avión y algunas personas decían “qué lindo autogol” y él les respondía: “¿cierto que estuvo chévere?”. O sea, lo tomó como un acto de simpatía. Él no iba a buscar pleito a nadie o responder una agresión. Por eso nos duele lo que le pasó, no era justo, no es merecido, no es algo que recordemos sin ponernos tristes por no haber estado ahí ayudándole.
SEMANA: ¿Cuál es su homenaje a Andrés Escobar 30 años después?
A.G.: Van 30 años y cada vez nos sentimos peor recordando eso. Aunque todos intentamos recordar lo mejor, su alegría y es lo que más se nos queda. Esa es la vida y ese es nuestro país y da tristeza que pasen cosas de estas no solo con Andrés, sino con cualquier ser humano. Nos tocaron la fibra para decirnos que a cualquiera le puede pasar.