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PERFIL

Cómo llegó Caterine Ibargüen a ser la mejor deportista colombiana de todos los tiempos

Fue elegida la mejor atleta del mundo en el 2018, por encima de campeonas mundiales y medallistas olímpicas. Un hito que nadie ha logrado en el deporte nacional.

7 de diciembre de 2018

Ella tiene las piernas más fuertes del mundo. Antes de cada salto las mantiene firmes, mientras mira la arena. Luego las mueve, de un lado al otro, o camina un poco antes de lanzarse a correr. Este martes, sin embargo, cuando subió al escenario a recoger el premio de la IAAF, la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, que la acredita como la mejor atleta de 2018 del mundo, dijo “no puedo con mis piernas, me están temblando”.

Y no era para menos. Hoy Caterine Ibargüen es la reina del atletismo, la mejor de todas, por encima de corredoras de 100 metros y de 200 metros, de maratonistas, de lanzadoras de martillo y bala, de otras medallistas olímpicas y campeonas mundiales (ver recuadro). Es, para ponerlo en términos que muchos entiendan, como si un futbolista colombiano se hubiera ganado el Balón de Oro: el mayor hito del atletismo nacional en su historia.

Solo así podía terminar una temporada perfecta. No solo porque ganó las tres coronas del salto triple del año, en la Liga Diamante, en la Copa Continental y en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, sino también porque logró algo inusual: también triunfó, en los mismos tres torneos, en salto largo, una disciplina totalmente diferente a la que había dominado hasta ahora. Esos tres dobletes la pusieron por encima de todas las demás.

Eso se suma a sus dos medallas olímpicas (una de oro, en Río, y otra de plata, en Londres), a sus dos campeonatos mundiales (en Moscú y en Pekín), a sus cuatro títulos anteriores en la Liga Diamante y a sus 11 oros, conseguidos en juegos panamericanos, centroamericanos, sudamericanos y bolivarianos. Un palmarés impresionante para alguien de 34 años. “Es la atleta más importante de Colombia en todos los tiempos”, dice el periodista deportivo Carlos Julio Guzmán, quien desde 1976 cubre las competencias del ciclo olímpico. Y no se equivoca, pues ninguno había conseguido lo que ella.

Comenzó su vida deportiva en Apartadó, Urabá antioqueño, donde nació en febrero de 1984. Primero en las competencias del colegio, donde, como suele contar, se sentía acomplejada por el tamaño de sus piernas y por ser más alta que sus compañeras. Allí el entrenador Wilder Zapata le puso el ojo y comenzó a entrenarla. Participó en carreras de 75, 100 y 200 metros, y en relevos. Le iba tan bien que llegó a representar a su departamento en los Juegos Intercolegiados, en los que ganó sus primeras medallas.

Hoy no solo reina sobre el salto triple, sino también sobre el salto largo. Toda una hazaña.

A sus 14 años, su mamá y su entrenador la mandaron a Medellín, decididos a convertirla en una atleta de alto rendimiento. Mauricio Mosquera, quien estuvo al frente de Indeportes Antioquia de 2013 a 2016 y conoció de cerca su proceso, cuenta que tenía tanto talento que el departamento decidió saltar una norma implícita y siendo menor de edad la aceptaron en la villa olímpica –donde les ofrecen alojamiento, alimentación, subsidios para sus familias y entrenamiento–. Y aunque al inicio extrañaba a su casa, a su abuela (con quien vivió mucho tiempo debido a la separación de sus padres) y a sus amigos, se acostumbró a la vida de atleta.

Allí entrenaba tres disciplinas en las que ya se había destacado en sus años de colegio: salto alto, salto largo y salto triple. Su entrenadora, la cubana Regla Sandino, le dio las primeras nociones para convertirse en una atleta profesional y le inculcó la disciplina que la caracteriza. Ella aún la recuerda con cariño y dice que era terca, irreverente y muy fuerte mentalmente: “Nunca se conformaba y siempre quería ganar”.

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Tal vez por eso se frustró tanto cuando no pudo clasificar a los Juegos Olímpicos de Beijing, en 2008. Para ese momento se había especializado en salto alto y ya había roto la marca nacional. Además, había ganado el título en un campeonato sudamericano de atletismo, una medalla de oro en los Bolivarianos de 2001 y había participado en los juegos de Atenas 2004. Pero no pudo repetir su presencia en la máxima competencia deportiva cuatro años después. Le dio tan duro que pensó en retirarse del deporte.

El entrenador Ubaldo Duany, otro cubano que la conocía de tiempo atrás, le dio la oportunidad de replantear su vida. Le propuso irse con él a entrenar a Puerto Rico, donde además podía estudiar una carrera profesional. Pero le pidió enfocarse en salto triple, pues le veía mucho potencial en esa disciplina. Así lo hizo: comenzó a estudiar enfermería y a prepararse para esa especialidad.

En 2013 se graduó de enfermera y desde 2011 ha venido triunfando en su nueva prueba atlética: ese año ganó medalla de bronce en el campeonato mundial de atletismo y ganó oro en el campeonato sudamericano y en los Juegos Panamericanos de Guadalajara. Un año después consiguió una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres, y en 2013 fue campeona mundial, en Moscú.

Ahí vino su mejor racha: un invicto de 34 triunfos en la Liga Diamante que solo perdió en junio de 2016. Pero meses después volvió a lo más alto, y de qué forma: ganó la medalla de oro en los Olímpicos de Río de Janeiro, la presea más significativa para Colombia en la historia.

“Su mejor cualidad es la consagración: se pone metas y las cumple”, cuenta Guzmán. Algo similar opina Mosquera, quien dice que, además de sus capacidades físicas y de su disciplina, tiene madera de líder: “Con elegancia, argumentos y decisión ha sabido cuestionar a la dirigencia deportiva de Colombia. No solo con conocimiento, sino con autoridad, capacidad intelectual y con la conciencia de ser un referente para miles de jóvenes que sueñan con ser deportistas”.

Alberto de Mónaco le entregó el premio en una ceremonia que se llevó a cabo en el Principado. 

Con esa misma tenacidad decidió este año competir nuevamente en salto largo. Lo hizo porque el Comité Olímpico Colombiano y la Federación Colombiana de Atletismo querían que Colombia sumara muchas medallas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, pues se realizaban en Barranquilla. Como ya había trabajado esa disciplina, con Ubaldo se puso a revisar los números y récords de las deportistas en competencia y, finalmente, decidieron arriesgarse.

Durante los primeros meses del año tuvo que combinar dos preparaciones técnicas, lo que exige doble esfuerzo. Pero dio resultado: hoy no solo reina sobre el salto triple, sino también sobre el salto largo. Y es la atleta más importante del mundo.

Ahora tiene una meta pendiente en su cabeza: superar el récord mundial en salto triple, que permanece en 15,50 metros desde 1995. Seguramente volará hasta esa nube. 

A quiénes les ganó

Las rivales de la colombiana eran las atletas con los mejores registros de los últimos años.

  • Dina Asher-Smith: la británica es campeona europea y líder mundial en las carreras de 100 metros, 200 metros y el relevo 4 x 100 metros.

  • Beatrice Chepkoech: es de Kenia y tiene el récord mundial en los 3.000 metros con obstáculos. Ha ganado siete de las ocho finales de esa prueba en campeonatos y en la liga Diamante.

  • Shaunae Miller-Uibo:la atleta de Bahamas tuvo un año de ensueño: doblete en los 200 metros de la Copa Intercontinental y de la Liga Diamante, y mejor marca del año en los 400 metros.

  • Nafissatou Thiam:campeona europea y líder mundial invicta en heptatlón, una disciplina que combina siete pruebas. Además, es la número tres del mundo en salto alto. Es de Bélgica.