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Qatar 2022: Julián Álvarez, el orgullo de un pequeño pueblo argentino que lo recuerda por su humildad
El delantero del Manchester City es una de las nuevas figuras de la selección de Argentina.
A Julián ‘Araña’ Álvarez se lo recuerda en su pueblito natal en miniatura de Calchín (3.000 habitantes) por ser “buena persona y solidario”, según amigos, maestras y familiares del delantero consagrado con la albiceleste en el Mundial de Qatar 2022.
“A los 7 años era un niño muy solidario, muy responsable, estudioso y dado a ayudar a sus compañeritos. Ahora es un crack, es un grande, al lado de (Lionel) Messi”, relata Patricia Magnino, una de sus maestras en la pequeña escuela primaria Rivera Indarte. Otra de sus docentes, Graciela De Barberis dice que “siempre se destacó por su humildad y por hablar poco”. “Los sueños se hacen realidad si uno trabaja por ellos. Y la familia tuvo mucho que ver”, acota.
Alrededor de ambas educadoras están los antiguos bancos del colegio. Son mesitas y sillas de fórmica. Es un mundo modesto y sencillo, pero sin pobreza. Calchín, en el noreste de la provincia de Córdoba, está enclavado en un rico territorio rural e industrial.
A la entrada del pueblo, en las paredes y en la escuelita hay gigantografías del ídolo, con leyendas como “Julián, orgullo calchinense” y arañas dibujadas de gran tamaño. El tejido urbano es geométrico. Está rodeado de campos de cereales y ganadería. No hay ningún edificio en altura. Son todas casas de una sola planta, delimitadas por calles de asfalto y arboledas de especies típicas como quebrachos blancos, pinos, algarrobos y chañares.
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Apodado “la Araña” por su habilidad para atrapar pelotas y mandarlas a la red, el atacante de 22 años lleva cuatro goles en el Mundial, dos de ellos fundamentales en el partido semifinal ante Croacia (3-0), otro contra Polonia (2-0) y uno frente a Australia (2-1).
Sus primeros ‘palotes’ futboleros los hizo en el Club Atlético Calchín. La cancha tiene solo una tribunita de cemento para unas 150 personas. Alrededor se ven los campos cultivados, el cielo y la inmensidad de la fértil pampa húmeda argentina, a más de 800 km de Buenos Aires.
Los colores del club local, con cinco estrellas ganadas en la liga regional, son iguales a los de River, el que lo lanzó al primer nivel. No duró mucho en Argentina: meses antes del Mundial se lo llevó el inglés Manchester City. Pero siempre piensa en la gente del pueblo. A su primer entrenador, Rafael Varas, le regaló hace pocos años una camioneta para que pueda cumplir con uno de sus varios trabajos, el de repartidor.
“Julián tuvo un gesto enorme en regalarme la camioneta. No lo esperaba, pero conociendo la persona que es, no esperaba menos”, comentó Varas recientemente en una entrevista de TV.
No se ve nadie en las calles. Reina un silencio bucólico. Así es la vida en los lugares de la pampa, granero mundial de alimentos. Hay algunos establecimientos pequeños de metalurgia y no mucho más. En lengua nativa, Calchín significa Paraje Salado.
“Se veía que era distinto”
Raúl Campoli, padrino de bautismo, afirma: “Aquí nos conocemos todos y el fútbol siempre fue primordial para Julián. Pero también el estudio. Fue abanderado de la escuela”, dice. “Como jugador ya se veía que era distinto. Hacía goles siempre”, señala el padrino.
Uno de sus amigos y excompañero de equipo, Tomás Romero (23), relata que “con Julián teníamos el as de espadas. Es un héroe. Hizo un montón por nuestro pueblo para que sea reconocido en el mundo”.
“Mostraba gran habilidad para pasar a los rivales y lo vi hacer un gol de rabona (cruzando un pie detrás del otro). Dejaba a todo el mundo con la boca abierta”, recuerda el muchacho.
Y en la elite del fútbol, otro formador, el DT Pep Guardiola, varios años después coincidió con las maestras de primaria de la ‘araña’. “Con Julián Álvarez no nos equivocamos. Sabíamos que era un chico fantástico y lo comprobamos (...)”, dijo meses atrás el galardonado entrenador del Manchester City al sitio web de la Fifa.
*Con información de la AFP.