ELIMINATORIAS/MUNDIAL RUSIA 2018

Colombia resucita y vuelve a soñar con el viaje a Rusia

La selección nacional derrotó 1-0 a Bolivia con gol de James Rodríguez y consiguió tres puntos que lo mantienen con vida en la eliminatoria. Un partido que parecía sencillo terminó angustiando al Metropolitano y a todo el país.

Alfonso Hernández G. Enviado especial a Barranquilla
23 de marzo de 2017
James Rodríguez (10) marcó el gol de la victoria contra Bolivia

Faltaban ocho minutos para el pitazo final y la fe parecía agotarse. Colombia necesitaba de un triunfo ante su similar de Bolivia, el último equipo de la eliminatoria, y lo que se vaticinaba como una fiesta terminó en angustia. Carlos Lampe, el arquero boliviano parecía imbatible, pero cuando las fuerzas se agotaban Juan Guillermo Cuadrado se incrustó en el área y uno de los defensores lo derribó. El juez se llevó el pito a la boca y decretó penal.

James Rodríguez agarró la pelota y se paró frente al punto blanco de los doce pasos. Pateó al rincón derecho, lugar a donde llegó Lampe con una de sus manos. La pelota quedó bailando, y el capitán colombiano, con el arco vacío, la tocó para inflar la red, y darle tranquilidad a los miles de corazones que estaban al borde del infarto. Triunfo por la mínima diferencia, con lo justo, pero que vuelve a darle respiro a la Selección Nacional en su ilusión por estar presente en el Mundial de Rusia 2018.     

A ninguno de los fervorosos asistentes a las tribunas del estadio Metrpolitano de Barranquilla se les pasaba por la cabeza que el equipo boliviano pusiera a Colombia a sufrir más de la cuenta. Menos aún cuando en el primer minuto un balón atravesó el área como un puñal para que Carlos Bacca eludiera al portero y mandara la pelota al fondo de las piolas, sin embargo el juez de línea de oriental ya lo había pescado en posición adelantada.

Los laterales del combinado nacional hicieron labor más de punteros y Bolivia se debía defender con 10 jugadores dejando al delantero Marcelo Moreno Martins solitario en punta con la esperanza de que ganara un mano a mano con los potentes centrales de colombianos.

Siete minutos señalaba el cronómetro cuando Luis Muriel, tras un preciso centro de Pablo Armero, mandó la pelota al travesaño. El gol tocaba la puerta y parecía cuestión de minutos la apertura del marcador. Pero esa sensación empezó a desaparecer del ambiente a medida que el reloj marchaba de forma presurosa.

Al minuto 16, Mateus Uribe tuvo una oportunidad inmejorable de consagrarse, pero su remate, al borde del área, encontró el cuerpo del portero Carlos Lampe, y aunque dio rebote, quedó muy lejos para que Muriel lo empujara.

De la ilusión de los primeros minutos a la ansiedad y el desespero. En la cancha ni James ni Cuadrado encontraban la llave, y los únicos sinónimos de peligro eran Armero, con tres centros extraordinarios, y Muriel. El delantero de la Sampdoria se resintió de su muslo derecho y tuvo que abandonar la cancha. Luis Quiñónez fue el llamado a sustituirlo.

Esta modificación en los jugadores también desembocó en un ajuste táctico pues Juan Guillermo Cuadrado que había iniciado como lateral intercambió su posición con Mateus Uribe.

Sobre el final, Cuadrado tuvo otra buena oportunidad de encontrar el fondo de la red. Cuando recibió un pase preciso de James Rodríguez, que impactó de cabeza por encima del arco su del estadio Metropolitano de Barranquilla.

En el primer tiempo Colombia fue amo y señor con la pelota pero no logró dar el puntazo final ante un ensimismado conjunto boliviano que no era capaz de hilvanar más de tres pases seguidos. La falta de precisión en el último cuarto del campo fue el principal problema de los colombianos que se fueron al camerino frustrados con el marcador en cero.

Tras el descanso, Colombia se olvidó de su estrategia defensiva y todos sus hombres se plantaron con el arco rival en la mira. Otra vez la pelota tenía un solo dueño, y aunque la desesperación invadía el campo y las tribunas, los dirigidos por Pékerman encontraron espacios para buscar el gol de la ventaja.

Hubo tres minutos trepidantes. Entre el 63 y el 66 Colombia alcanzó a contabilizar hasta cuatro oportunidades muy claras. Nuevo servicio de Armero, James y un cabezazo que sacó el arquero, Bacca agarró el rebote y disparó con el alma, pero el golero de nuevo fue una infranqueable muralla. La pelota al tiro de esquina, y en ese servicio se levantó Yerry Mina más que el resto de los 19 jugadores aglomerados en el área boliviana. Cuando la afición se levantó para gritar el gol, la pelota se estrelló rebelde en el travesaño. Dos minutos después un tiro de media distancia de Macnelly Torres pasó a milímetros del vertical izquierdo.

Parecían ser el preludio de la victoria, pero solo trajo más angustia. Pékerman buscó fórmulas en el banco, dio paso a un imponente Duván Zapata (por Mateus Uribe) que trajo peligro desde el primer balón que recibió. Edwin Cardona sustituyó a Bacca para encontrar el rumbo de la creación. Jamés entregaba todo pero caía en el desespero, mientras Macnelly, lejos del jugador preciso, el del pase gol, que ha brillado en el Nacional.

Al minuto 77 James volvió a intentarlo de media distancia, pero Lampe ratificó su condición de figura de la cancha. Pékerman apenas se llevaba su plateada cabellera. 

Hasta que llegó el minuto 82, el minuto señalado. La jugada de Cuadrado, la falta en el área, y el cobro de James, quien para no perder el hilo conductor de la película, marcó uno de los goles más cantados, llenos de sufrimiento.

Con la victoria, Colombia suma 21 puntos, pero tendrá la obligación de arañar algún botín el próximo martes en Quito, cuando visite a la difícil Selección de Ecuador. Para ese juego Pékerman podrá contar con sus mejores hombres, pues más allá de la lesión de Muriel, ninguno de los ocho jugadores amenazados por la tarjeta amarilla, recibieron amonestación. Triunfo agónico, pero Colombia ha vuelto a la vida.