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“Tenía que visitarla en la cárcel”: la historia de Edwuin Cetré y sus dos madres
El jugador de 26 años acaba de alzar el título de la Copa de la Liga con Estudiantes. En SEMANA reveló su dura infancia en el barrio Mariano Ramos de Cali, la ausencia de su papá, el paso de su mamá por la cárcel y la familia que lo adoptó y le dio una nueva oportunidad.
SEMANA: Edwuin Cetré, bienvenido a SEMANA y felicitaciones por el título con Estudiantes de La Plata en la Copa de la Liga...
Edwuin Cetré (E. C.): Muchas gracias. Tengo que decir que no es fácil lograrlo con apenas 4 meses aquí. Darle gracias a Dios y a los compañeros por el recibimiento que me dieron cuando llegué. Estoy muy contento con esta linda victoria y el éxito de este equipo.
SEMANA: ¿Cree que esta es la recompensa a los años duros que pasó en Junior y quedarse con las ganas de ser campeón en el DIM?
E. C.: Darle gracias a Dios. La vida te regresa cosas que vamos sembrando. Darle gracias a Dios por estar donde estoy. Es el esfuerzo de la lucha, lo que pasó en Junior, en el DIM que me fue muy bien y quedé con gran cariño y aprecio por la gente. Llegar aquí y ver esos resultados es muy emocionante.
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SEMANA: ¿Cómo nace el apodo ‘Kevin De Brownie’?
SEMANA: ¿No le molestó en ningún momento la comparación? Muchos no toman para bien este tipo de cosas y hablan de racismo...
E. C.: Yo con ese tema, sé que es complicado, obviamente, eso tiene que parar. Llevamos un tiempo de estar luchando, varios futbolistas combatimos el racismo, pero a mí no me afecta para nada en este caso. De hecho, si me lo dicen así con cariño, lo ‘Kevin De Brownie’ no hay lío, no tengo ningún tipo de problema.
SEMANA: ¿Ha sufrido de manifestaciones racistas?
E. C.: Me pueden gritar negro, o no sé. Sobre todo cuando juegas de visitante. Pero también es como te lo tomés. Si me dicen de la grada “negro, negro, negro” y yo voy a dejar de jugar por eso, creo que es peor, ahí también fallas vos. Como profesional, lamentablemente sabemos que eso pasa. No es normal, no debe pasar, pero ¿qué haces tú para cambiar ese tipo de gente? No se logra. A veces hay que hacerse el de los oídos sordos. No sé cómo pase en Europa con el racismo, allá veo que es de medidas más fuertes. Yo me concentro tanto que no pongo atención. A veces, he notado que hacen sonidos de simios. Yo decido seguir jugando.
SEMANA: La vida lo ha hecho fuerte.
E. C.: Sí, y también la madurez. Yo salí de mi casa, de mi barrio desde muy chiquito. Salir del país tan joven, estar solo, vivir cosas duras te hace fuerte.
SEMANA: ¿Qué cosas duras? Hablemos de su infancia en Cali...
E. C.: Vi que hay un revuelo por mi infancia. Hay cosas que no dije en el pasado sobre mi barrio, pero tampoco miento que el peligro de los barrios está en todo lado, pasa en Medellín, Bogotá, Cali. Armas, drogas y peligros hay en todo lado. Sin embargo, mi niñez fue muy difícil, pero también muy linda. Lo que se vivió antes, no es lo mismo de ahora. Recuerdo mi barrio con mucho cariño. Tuve obstáculos, no tuve la vida que tengo ahora, pero sí la construí. A eso me dediqué. Me enseñó mucho en la vida para crecer, para tener más valores. Desde muy chiquito, me crie con otra familia diferente a la mía. Yo viví con mi abuelo, mi abuela, mi mamá, mis tíos. El barrio fue muy peligroso en su momento y no me dejé llevar, pero también crecí viendo el reflejo de jugadores como Stiven Barreiro, Cristian Alexis Borja, que jugaron profesional. Un primo que jugó en el Quindío, ellos me impulsaron a meterme de lleno en el mundo del fútbol. Los veía en televisión, salieron del barrio y eso me motivó.
SEMANA: ¿Cómo así que se crio con otra familia?
E. C.: Mi abuelo y abuela se separaron y eran los que manejaban el hogar y yo me mantenía mucho en la casa de los vecinos, otra familia. Me quedé mientras se acomodaban y ahí conocí a la que llamo mi mamá de crianza que, de hecho, cuando voy a Cali aún me junto con todos ellos. Aún le digo mamá, me da la bendición cada que salgo. Son 5 y son mis hermanos. Mi familia de sangre es mi mamá, mi hermana, mi abuelo, mi abuela y mis dos tíos que ya fallecieron. Mi familia de crianza: también tengo mamá y hermanos. Dos hombres y dos mujeres, uno que vive en Panamá.
SEMANA: ¿Es verdad que su mamá biológica tuvo una vida muy difícil?
E. C.: Sí, obvio, mi mamá de sangre tuvo momentos difíciles porque ella me tuvo muy pequeña de edad. Tenía 13 años. No disfrutó su infancia por cuidarme a mí. Tuvo una pareja que no era mi papá porque a mi papá no lo conozco. Tomó sus decisiones por cuenta de ella, se equivocó al irse con un novio que en su momento no era bien, por decirlo así, y la metieron a la cárcel, por vivir donde él. Yo estaba muy pequeño, sabía quién era la pareja y no lo otro. Ese novio vendía en la casa de él droga, hicieron un allanamiento de la Policía, estaba ella ahí con él y la capturaron. Volvió a la casa del tipo, tal vez enamorada y ahí sí le tocó irse a la cárcel. Pasó casi tres años ahí. Yo iba pequeño a visitarla.
SEMANA: ¿Usted le guarda rencor, la juzga? ¿Tienen buena relación actualmente?
SEMANA: ¿Cómo lo sacaron adelante en su familia?
E. C.: Mis abuelos siempre trabajaron. A mi abuelo le gustó siempre la cocina, trabajó en la plaza de mercado. Mi familia de crianza tiene una empresa de plomería y esas cosas.
SEMANA: Vivir eso desde tan pequeño, ¿fue su mayor motivación para triunfar en el fútbol?
E. C.: Sí, claro. El barrio es muy futbolero y a mí siempre me gustó. Todo el tiempo estábamos jugando en la calle. Diosito me dio la oportunidad. La familia de crianza me ayudó inmensamente, como ellos todos son cristianos, por mucho que estés en el barrio si hay o no peligro, ellos me ayudaron a enderezar mi cabeza, no me dejaron llevar por los malos caminos. Fueron fundamentales para mí y mi infancia.
SEMANA: ¿Cómo fue crecer sin una figura paterna, teniendo en cuenta además el gusto por el fútbol?
E. C.: Como nunca lo conocí, el que hizo de mi papá fue mi abuelo que me llevaba a los entrenamientos en Boca. Crecí con una infancia linda, rodeado de hermanos, amigos, primos, tíos. La figura paterna, nunca supe de él, no me da dolor. También Ricardo Banguero, que con él juego fútbol desde muy pequeño, lo presento como mi tutor, otro papá y mi todo.
SEMANA: Los medios dicen que a sus tíos los habían matado y que no pudieron llegar al fútbol profesional, ¿es cierto?
E. C.: A mis tíos los mataron en el barrio. Mi abuelo me cuenta que eran muy, muy buenos. Si no estás bien acompañado, te dejas llevar y el barrio se los llevó por el camino que no era. En esa época era otra cosa el barrio que ha crecido y cambiado mucho. Viví una infancia bonita, pero difícil. Jugaban de back y centrodelantero.
SEMANA: Usted es orgulloso ser del barrio Mariano Ramos, ¿cómo ha crecido y cambiado?
E. C.: Mi barrio es lo mejor que hay. Cada que voy de vacaciones, siento el cariño de la gente. Nos conocemos todos con todos. Todos nos hablamos, saludamos. Las calles están arregladas, está muy bonito, las cerramos y nos reunimos. Puedo ir a disfrutar, no siento miedo, es seguro. Un 31 de diciembre es hermoso, iluminan las cuadras.
SEMANA: ¿Siente que ya cumplió el sueño de ser el orgullo de su barrio?
E. C.: Yo digo que sí. Es muy lindo cuando llegas y la gente me dice que estoy jugando bien, que la estoy rompiendo. Qué lindo que estén pendientes de uno. Mi barrio es muy futbolero, hay mucho talento, pero faltan oportunidades. Vimos jugadores desde chiquitos, que uno veía como cracks y no lograron llegar por diferentes motivos. Me encanta ir, amo mi barrio, cada que puedo me voy a recargarme de la humildad de la gente, de la energía positiva de la gente. Yo nunca pierdo el centro de lo que viví ahí, no me olvido de cómo me costó salir. Si lo hago, estaría errado. Cada que llego la pasamos genial. A veces jugamos como cuando pequeños. Mariano Ramos está en mi corazón siempre.
SEMANA: Y ahora hasta el embajador colombiano en Argentina lo felicita...
E. C.: Me contó mi amigo Richard que eso sucedió. Yo veo muy poco las redes porque si me echan muchas flores o me critican mucho, la cabeza te juega en contra. Trato de evitarlas hasta cierto punto. No sabía quien era la verdad y me pareció lindo.
SEMANA: ¿Cuál es su sueño en el fútbol y después de pasar todo esto?
E. C.: Mi sueño siempre ha sido jugar en Europa, ahora tengo mi cabeza en Estudiantes. Llevo 4 meses, quedamos campeones. Por eso ya preguntan quién es mi representante o con quién trabajo. Cuando haya algo concreto que me lo digan, de resto que ellos arreglen para yo seguir concentrado. Además, aquí me quedan dos años y medio de contrato. Me gustaría jugar la Premier League, que la veo desde pequeño, o el fútbol español. También sueño con la selección otra vez, tuve procesos desde la sub-15 a la sub-23. Tuve acercamiento cuando estuvo en Medellín y era la final. Todos anhelamos jugar en el equipo de nuestro país.
SEMANA: ¿Qué le quiere decir a los niños que, como usted, hoy pasan momentos difíciles?
E. C.: Yo que salí del barrio, les digo que no dejen de intentarlo. Así se vea muy difícil el camino, no dejen de soñar, las cosas trabajando, con perseverancia, esfuerzo. Que no se cansen rápido que las oportunidades llegan y no solo es lograrlas sino, mantenerse en ellas. Que no pierdan la fe.