TOUR DE FRANCIA

Los psiquiatras que están detrás de los éxitos de los ciclistas que corren el tour

El reconocido siquiatra José A. Posada Villa analiza qué tanto inciden estos profesionales en rendimiento de deportistas de talla mundial.

10 de julio de 2017
| Foto: AFP

Pocos lo saben pero el ciclismo de alto rendimiento ha sido un campo importante de experimentación y avance de la psiquiatría. Todo lo aprendido en las últimas décadas por médicos, entrenadores y ciclistas para lograr óptimo rendimiento deportivo en las grandes competencias vale la pena divulgarlo por su potencial uso en la vida diaria.

El ya famoso Dr. Steve Peters, que trabajó en clínica durante muchos años  y en los últimos lustros se ha dedicado a los deportes de alto rendimiento, ha sido psiquiatra de la selección británica de ciclismo desde 2001 y director médico del equipo Sky (del que hace parte, entre otros, Chris Fromme). Sus técnicas de trabajo han mostrado gran eficacia para lograr triunfos con los ciclistas de élite británicos y han contribuido a ganar 14 medallas en los Juegos Olímpicos de Beijing, ocho de ellas de oro.

En el Tour de Francia, como en otros aspectos de la vida,  la diferencia entre estar en podio o no, muchas veces no es solo una cuestión de fortaleza física.

Distinto a lo que ocurre en el ciclismo de elite y otros deportes de competencia, los estados y la sociedad en general no invierten en la formación para el manejo de las habilidades cognitivas, emocionales y comportamentales. Si no se le da la importancia adecuada a estos aspectos fundamentales del ser humano se corre el peligro de que se lancen por la borda oportunidades muy valiosas para la sociedad.

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El objetivo de la psicología del deporte es comprender los factores mentales que sustentan el desempeño exitoso e influir positivamente sobre estos. Entre otras cosas, un psicólogo del deporte ayuda a pensar y actuar de manera adecuada mediante intervenciones que dan buenos resultados en los escenarios deportivos.

Sin embargo, la psiquiatría deportiva busca reconocer los patrones disfuncionales de pensamiento, emociones y conductas que pueden presentar los atletas y que afectan de manera importante su desempeño. Una diferencia fundamental con la psicología deportiva es que la psiquiatría no está dirigida a  mejorar el rendimiento. Se centra en cómo está la salud mental y las dificultades que los problemas mentales pueden están causando. En este sentido, aporta a un mejor rendimiento, pero a diferencia de las intervenciones de la psicología del deporte, este no es el objetivo principal.

¿Cómo  podemos aplicar técnicas psiquiátricas que han mostrado excelentes resultados en los escenarios de deportivos del más alto nivel, para  trabajar con políticos y líderes, gerentes, profesionales, estudiantes o usuarios de servicios de salud? ¿Cómo se les puede ayudar a hacer consciente la forma en que piensan, sienten y actúan, para optimizar su funcionamiento, tanto en el trabajo como en la vida personal?

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No se trata de dar tips o recetas de cocina o decirles a las personas qué hacer, pues de acuerdo con la experiencia acumulada, este trabajo debe ser personalizado.

Lo que se busca, entre otras cosas, es facilitar que aflore el potencial de la personalidad, enfocados en lo que los individuos quieren ser o lograr.

Definir la personalidad no es fácil. En general se ha descrito como el conjunto de rasgos y cualidades que estructuran la manera de ser de una persona y la diferencian de las demás.

Es esencial comprender que el cerebro se limita a funcionar con lo que el individuo ha recibido genéticamente y adaptado por educación y cultura. Dependiendo de estos factores,  funciona mejor o peor.

Es evidente que los factores sociales jueguen un papel importante en el desarrollo de la personalidad. Por ejemplo, asumir responsabilidad o alcanzar independencia puede modificar la manera en que se actúa ante el mundo. Debido a los diversos factores que influyen en el ser humano, incluyendo el envejecimiento, las personalidades no dejan de cambiar. El individuo no deja de madurar.

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Por lo general, en la mayoría de los comportamientos predomina lo emocional y en muy pocos la razón. El cerebro tiene que buscar la combinación adecuada. Estos aspectos (cognitivo, afectivo y comportamental), interactúan para manifestarse en la personalidad.  

La lucha por  satisfacer los impulsos y ambiciones es un factor crucial para el éxito y forman parte de la personalidad. Su flexibilidad y adaptabilidad ante diversas circunstancias también determinarán el éxito que tenga en los retos que asume.

Por otra parte, la actitud mental contribuye también a la personalidad e influye en el modo en que se  actúa y piensa. Las personas que tienen una buena imagen de sí mismas y de otros y que viven en un mundo que perciben como un entorno agradable, tienen muchas más posibilidades de éxito.

Es esencial entender que, sencillamente, la parte emocional hace ruido y, por consiguiente, hemos de trabajar en ese aspecto. Lo que sucede es que, cuando se procura ser racional, la parte emocional no deja de interferir o de sabotear y hace que el comportamiento sea inadecuado en alguna medida.

Por lo tanto, una de las propuestas fundamentales de la psiquiatría del deporte es ayudar a las personas a sacarle el jugo a sus emociones y aprovechar todo el potencial posible de esa “maquina” maravillosa que es el cerebro humano. La psiquiatría del deporte no busca cambiar las emociones de nadie. No se pueden cambiar y ni siquiera se debe intentar. Pero cuando se encausan las emociones y se ajusta el cerebro a base de tiempo, trabajo y paciencia, surge al exterior la verdadera persona exitosa y más feliz.

(*) MD psiquiatra