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"Estamos mal como sociedad": el atroz caso del pequeño Marlon Andrés no es el único en Medellín
Después de varios días de búsqueda, las autoridades encontraron asesinado y con signos de violencia a Marlon Andrés Cuesta, un niño de 6 años, en la comuna 8 de la capital paisa. Lo mismo sucedió en el corregimiento San Cristóbal, donde abusaron y asesinaron a Sindy Johana Toro, de 12 años.
La última imagen del pequeño Marlon Andrés Cuesta quedó grabada en una cámara de seguridad de la estación Las Torres, del Metrocable de Medellín. Esa es una de las pistas que la Policía trata de seguir para dar con el asesino que dejó el cuerpo del niño entre unos matorrales y cubierto con un costal en un paraje del ecoparque Las Tinajas.
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El niño no estaba matriculado en colegio alguno, no hacía parte del programa Buen Comienzo, solía quedarse en casas de vecinos, vivía con su madre Sandra Milena Cuesta y con el padrastro. Ellos no se preocuparon la primera noche que no apareció porque solía quedarse por ahí sin avisar. Marlon Andrés Cuesta había acabado de cumplir 6 años.
El cuerpo fue encontrado el 16 de agosto cerca del barrio donde vive la familia: Esfuerzos de Paz #1, en la comuna 8 de Medellín, que en otras épocas ha vivido una violencia atroz. Se trata de una invasión que ha crecido en los últimos años con el desplazamiento regional e intraurbano y donde vive en su mayoría población afro.
En Medellín se han asesinado 147 menores de edad en los últimos cuatro años: 12 menores de 10 años; 40 entre los 11 y los 15 años; 94 adolescentes de 16 y 17 años. Una generación que va desapareciendo en medio de un complejo lastre de violencia que la ciudad no ha podido superar.
Sandra Milena Cuesta ha dicho a varios medios de comunicación que el día en que desapareció su hijo lo había dejado a cargo de una familia cercana, pues ella había tenido que salir de urgencia. Sin embargo quienes lo cuidaban lo dejaron salir y nunca más se supo de él hasta que un vecino del barrio entregó indicaciones de malos olores cerca de su casa y entonces un agente canino lo encontró. Para ese momento las autoridades ya ofrecían 50 millones de pesos para quien diera información que permitiera encontrarlo.
En las últimas horas de la búsqueda, Sandra Milena Cuesta, desesperada decía: “No sé quién lo tenga por hacerme la maldad. Si de pronto lo encuentran les pido que lo suelten por acá que él sabe llegar solo”.
“El caso de Marlon está en este momento en investigación, no podría dar detalles. Se conformó un grupo de trabajo entre la Sijín y el CTI, están buscando evidencias de lo que podría ser la zona primaria. Es muy triste decirlo: cuando arrojaron a Marlon en el lugar donde lo encontramos ya estaba asesinado. Lo encontraron con señales de violencia, tenía los piecitos y las manitos amarradas”, dijo el secretario de Seguridad de Medellín, Andrés Tobón, quien señaló que después de que se encontró el cuerpo, varios vecinos han asegurado que el “alrededor del niño hay un contexto bastante delicado y el llamado es para que los ciudadanos denuncien cuando sepan de un niño al que se le vulneran los derechos”.
Jhon Restrepo, líder barrial de la comuna 8 y del colectivo Casa Diversa, le dijo a EL COLOMBIANO: “Es un golpe más para una comunidad afro que históricamente ha estado marginada, olvidada y violentada y que se suma al histórico de casos que han sucedido en el territorio y nos siguen afectando”.
Mientras en Esfuerzos de Paz #1 aparecía el cuerpo atado de Marlon Andrés Cuesta, un juez penal municipal de Medellín dictaba medida intramural preventiva para Martín Antonio Vásquez Uribe, de 24 años, acusado de asesinar y abusar sexualmente —cargos que no aceptó— a Sindy Johana Toro Pérez, una niña de 12 años que había desaparecido el martes 13 de agosto en el corregimiento San Cristóbal después de haber salido de su casa para la tienda del barrio.
El secretario Tobón le dijo a SEMANA: “De Sindy sabemos que salió de la casa en la noche, la mamá se había ido trabajar y el padrastro se percató a eso de las once de la noche que no estaba, entonces empezaron a buscar con la Policía. Al día siguiente al sujeto con el que la habían visto salir el día anterior, se encontraba en un estado de total desubicación, estaba drogado, estaba fuera de sí y tenía el celular de la niña en su poder. Empezaron una búsqueda ya más especializada y encontraron a la menor muy cerca, totalmente desnuda, con signos de violencia. Este sujeto es capturado inmediatamente, se le expide rápido la orden de captura, se le imputa feminicidio y acceso carnal violento”.
Hace unos cuantos meses también desapareció un adolescente de 14 años en Bello, muy cerca de Medellín, y hasta el día de hoy no se tiene noticia de su destino, aunque en el municipio se dice con mucha propiedad que ya nadie lo encontrará porque quienes lo secuestraron se encargaron de que no quedara rastro alguno. Se trata de Julián Velásquez, a quien lo montaron en un carro después de que asesinaran a su primo Juan Esteban Berrío, presunto integrante de una banda criminal del municipio.
Medellín ya ha conocido casos atroces. El 30 de septiembre de 2012 las autoridades encontraron descuartizados dos muchachos de 15 años que cuatro hombres armados habían secuestrado mientras jugaban fútbol en una cancha del barrio Villatina, de la misma comuna 8. En ese momento el entonces comandante de la Policía Metropolitana, general Yesid Vásquez, dijo que “los mataron con cuchillos en una casa, los embolsaron y lanzaron sus cadáveres al caño Arrayanes, en el barrio Villa Liliam”. Todo muy cerca donde fue asesinado Marlon Andrés Cuesta.
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En febrero de 2013 sucedió otro caso igual de atroz en la comuna 13. SEMANA entonces publicó que tres niños de 11 años habían salido a jugar en el barrio Nuevos Conquistadores: “Se colgaron de un carro que los llevó hasta el barrio vecino, El Corazón, y se quedaron allí. Al rato, llegaron hombres armados y empezaron a golpear a dos de ellos. El otro alcanzó a huir y fue a las casas de sus amigos a contar lo sucedido. Los niños nunca llegaron. Sus familiares denunciaron la desaparición y en la noche siguiente la Policía llegó con la noticia de que estaban muertos. Los encontraron cortados, metidos en costales y enterrados en una fosa en Belén Aguas Frías, un barrio de otra comuna, y una de las zonas con mayores problemas de seguridad hoy en Medellín. Los niños cruzaron lo que se conoce como ‘frontera invisible’. O sea, entraron a un barrio ajeno y eso, en algunas comunas, se paga con la vida”.
El director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo (Corpades), Fernando Quijano, dijo: “Aquí no se respetan a los niños. Los niños son utilizados en una ciudad como Medellín desde los 8 o 9 años, tratan de meterlos a la drogadicción para tenerlos como futuros clientes o de carritos para transportar armas y drogas, o los usan para caletas, vigilancia o de campaneros… La utilización de niños aquí es una cosa desalmada. Además, los asesinan, niños inocentes que no tienen nada que ver con la guerra”.
Una vez se conoció el caso de Marlon Andrés, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, dijo en Twitter: "La tristeza es absoluta. Que dolor tan grande. Lamento informar que el menor de 6 años, Marlon Cuesta, fue encontrado sin vida en zona semirrural de Villahermosa. Medellín llora su pérdida. En momentos estaré en el sitio. La peor noticia que uno puede dar en la vida".
Estoy Villa Hermosa. Hoy les quiero hablar no solo como Alcalde sino como papá de dos hijos, como tío, como ciudadano. El dolor por la muerte de Marlon de 6 añitos nos duele en el alma. Me rompe el corazón.Reflexionemos como sociedad. Estamos mal, muy mal. Amemos a nuestras niños pic.twitter.com/BFau0e2tBv
— Fico Gutiérrez (@FicoGutierrez) August 17, 2019