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Asombroso: la mujer de 82 años que dejó atrás proyectos multimillonarios para hacer casas de bambú a prueba de inundaciones
Se trata de Yasmeen Lari, famosa por ser la primera arquitecta pakistaní, quien ahora deja atrás su fructífera vida profesional para emprender una nueva aventura.
Es común que una mujer a los 82 años esté llena de achaques. También es habitual que la mayoría de personas trabajen en lo que les genera más ingresos. Por eso suena la historia de Yasmeen Lari, famosa por ser la primera arquitecta de Pakistán, que ahora emprende una nueva aventura.
A su edad, en el crepúsculo de la vida, dejará atrás toda una trayectoria de proyectos multimillonarios, para irse a desarrollar casas de bambú a prueba de inundaciones y ayudar así a comunidades rurales amenazadas por el cambio climático.
Reconocida como la arquitecta que dio origen a algunas de las construcciones más notables de Karachi, como la sede de la compañía petrolera nacional PSO, donde tenía jugosos contratos, ahora prefiere poner su experiencia al servicio de los más vulnerables.
Las casas elevadas de bambú que desarrolló salvaron a familias enteras de las inundaciones monzónicas sin precedentes del 2022 en Pakistán.
Un tercio del país se vio afectado, y ocho millones de personas tuvieron que desplazarse de sus lugares de habitación.
Sin darse por vencida
La octogenaria arquitecta, cuyos trabajos acaban de ser galardonados con la medalla de oro del Real Instituto de Arquitectos Británicos, espera ampliar el proyecto de casas de bambú, a un millón de unidades construidas para las comunidades locales en las zonas más remotas del país.
“Tenía que encontrar la solución, o al menos una manera de fortalecer la capacidad de las personas para que puedan valerse por sí mismas, en lugar de esperar ayuda externa. No creo en la caridad”, explica a la AFP Lari, que estudió en Reino Unido.
Pakistán, el quinto país más poblado del mundo, es responsable de menos del 1 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, pero es uno de los más vulnerables a los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el calentamiento global.
En los últimos años, los desastres naturales destruyeron millones de viviendas, tanto en el terremoto de 2005 como en las inundaciones de 2010.
Casas tradicionales
Los científicos afirman que los monzones se volvieron más abundantes e impredecibles con el cambio climático, para el que el país está poco preparado.
En el pueblo de Pono Colony, a unos 200 kilómetros de Karachi, las cien casas piloto construidas antes de las excepcionales inundaciones del verano pasado brindaron el resultado esperado.
La estructura elevada sobre la cual descansan permite que el agua se deslice por debajo y penetre en la tierra gracias a los bambúes anclados profundamente en el suelo, que resisten la presión.
Conocidas localmente como “chanwaras”, estas chozas esféricas de tierra son una versión mejorada de las casas tradicionales de una sola pieza que se ven en la provincia de Sind, en el sur de Pakistán, y en Rajastán, India.
Solución genial
Lo mejor, es que solo requieren materiales disponibles localmente como cal, arcilla, bambú y paja.
Después de una formación bastante simple, pueden ser ensambladas por las familias por un costo de alrededor de 170 dólares (menos de un millón de pesos colombianos) y ser trasladadas fácilmente.
Durante un proyecto de construcción de viviendas sociales en Lahore (este) en los años 1970, las mujeres del barrio, mirando los planos, preguntaron dónde vivirían los pollos, recuerda la arquitecta.
“Esas gallinas quedaron grabadas en mi memoria. Las necesidades de las mujeres son realmente el centro de mis preocupaciones cuando diseño proyectos”, insiste.
En la actualidad, no es el gallinero el centro de las preocupaciones, sino el acondicionamiento de las estufas tradicionales, colocadas en altura y dotadas de una chimenea para evacuar el humo.
“Anteriormente la estufa se encontraba en el suelo, lo que era muy poco higiénico. Los niños pequeños se quemaban con las llamas, los perros callejeros lamían las ollas y los microbios se propagaban”, explica Champa Kanji, formada por el equipo de Lari en la construcción de hornos para los hogares de Sind.
“Ver a las mujeres ser independientes y tener los medios para hacer cosas me da mucho placer”, subraya la arquitecta.
En las zonas rurales de esta provincia, decenas de miles de personas siguen desplazadas y grandes zonas agrícolas siguen sumergidas en aguas estancadas, casi un año después de las inundaciones.
En enero, los donantes internacionales prometieron más de 9.000 millones de dólares para reparar los daños causados, pero sólo se recibió una fracción del dinero, mientras Pakistán está sumido en una grave crisis económica y política.
*Con información de AFP