PETRÓLEO
5 razones para hacer ‘fracking’ en el país
Si no se hacen los pilotos, el país se arriesga a perder su autosuficiencia energética y recursos para la estabilidad fiscal y el desarrollo de las regiones. ¿Colombia puede darse el lujo de decirle no al ‘fracking’?
El debate en torno al fracking revivió esta semana por cuenta de un concepto de la Procuraduría General de la Nación que asegura que el desarrollo de esta técnica va en contravía de los principios de precaución y desarrollo sostenible previstos en la Constitución Política. Por tanto, el órgano de control le solicitó al Consejo de Estado declarar nulo el marco normativo que permite el desarrollo de los pilotos.
De inmediato, la industria advirtió que dicho concepto no solo carece de sustento científico, sino que llamó la atención sobre la importancia que tiene para el país apoyar el desarrollo de nuevos proyectos que traerían inversión, empleos y reactivarían la economía, más de cara a los efectos que nos dejará la coyuntura actual de la pandemia.
Según Francisco Lloreda, presidente de la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP), la única opción que tiene hoy el país para no perder la autosuficiencia petrolera es la explotación de yacimientos no convencionales. No solo recordó los enormes costos que le significó al país tener que importar petróleo en la década de los 70, sino los millonarios recursos que le generaría a la nación y las regiones el desarrollo de los pilotos.
“La discusión no puede ser si nos gusta o no la técnica, sino lo que está en juego es la autosuficiencia y seguridad energética del país, los ingresos fiscales para la nación, billones en regalías para las regiones, la inversión y el empleo. Es increíble que no queramos darnos la oportunidad de hacer los pilotos”, advirtió el dirigente gremial para quien la única explicación razonable a la oposición que algunos tienen a los pilotos es que si se hacen demostraría que la técnica del fracking se puede hacer de manera segura y confiable. “Así, quienes le han mentido durante años al país quedarían desmentidos por la ciencia y la técnica”, advirtió.
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Por esto, para muchos analistas la pregunta práctica es si ante las escasas fuentes de crecimiento que tiene el país y las enormes necesidades sociales que dejará la pandemia, Colombia puede darse el lujo de no hacer fracking.
Esta misma semana se conoció que según la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), las compañías que podrán presentar propuestas para el desarrollo de estos pilotos serán Ecopetrol, Exxonmobil y Drummond. Estas son 5 razones para darles aval a estas iniciativas.
1. No hay muchas opciones: estamos “raspando la olla”
Las reservas probadas de petróleo en el país son hoy entre 5 y 6 años. El país ha podido mantener dichas reservas realizando una mayor extracción –lo que se conoce como recobro mejorado– en campos maduros y viejos como Cusiana, Caño Limón y Rubiales descubiertos hace más de 30 o 40 años. Es decir, que estamos “raspando la olla” pues estos campos son finitos y tienen un importante declive anual del 17 por ciento en su producción.
Hace años no hay descubrimientos importantes en el país y hoy no hay muchas empresas dispuestas a aventurarse a explorar yacimientos convencionales en nuevas áreas ante las dificultades de orden público, entre otros factores. Además, la exploración de gas costa afuera en el Caribe es tremendamente costosa y si es rentable, será en el largo plazo.
Lo único que podría desarrollarse rápidamente son los yacimientos no convencionales. Si en 2022 se terminan de evaluar y los proyectos piloto indican que se pueden adelantar de una manera segura y responsable, podría llevar a una producción de 450 mil barriles diarios de petróleo a los 3 años. A mediano plazo, los yacimientos no convencionales son la única opción para no perder la autosuficiencia.
2. Hay que garantizar la autosuficiencia energética: importar es más costoso
Si el país pierde la autosuficiencia petrolera, tendría que importar crudo para cargar las refinerías y poder garantizar la demanda de combustible y la movilidad en el país. Según datos de Ecopetrol, satisfacer dicha demanda interna tendría un costo entre 30 y 40 billones de pesos al año.
Además, Colombia dejaría de recibir ingresos por exportación de unos 10.000 millones de dólares al año, lo cual significa que el país perdería entre 30 y 40 billones de pesos adicionales.
Esto significa que en conjunto el país tendría que ver de dónde saca 60 billones de pesos en el escenario más conservador, lo cual tendría un impacto considerable sobre el bolsillo de los colombianos y las finanzas del país.
La autosuficiencia es importante no solo para garantizar energía a unos precios razonables, sino que es prácticamente un asunto de seguridad nacional. Si el país pierde la autosuficiencia estaría supeditado a importar crudo y gas lo cual resulta más costoso y riesgoso.
Los cuatro proyectos piloto podrían incrementar la producción diaria de petróleo en 450.000 barriles diarios y en gas natural se produciría el volumen requerido para atender el mercado interno por los próximos 25 años
3. Estabilidad fiscal está en juego y no hay reemplazo
No hay un sector que reemplace lo que puede generar el petróleo. Solo estos 4 proyectos piloto podrían generar 26.000 millones de dólares en ingresos al Gobierno nacional y 10.000 millones de dólares en regalías. Esto es alrededor de 36.000 millones de dólares durante los próximos 25 años o 136 billones de pesos a la tasa de cambio actual. Unos 5,5 billones de pesos cada año por concepto de impuestos y regalías, mucho más que lo que genera una reforma tributaria.
Además, durante dicho periodo los proyectos realizarían una inversión de 5.000 millones de dólares anuales (equivalentes a alrededor del 2 por ciento del PIB) cuando lleguen a la etapa de maduración. En los proyectos piloto se invertirá alrededor de 650 millones de dólares.
Con esto, un solo proyecto tipo genera anualmente en impuestos, derechos económicos, dividendos y regalías, el equivalente a 2 veces el pago del impuesto de la fabricación de cemento de un año o 6 veces el aporte anual de todos los cultivos de flor. 15 veces el impuesto que pagan todos los cultivos de palma o 55 veces el aporte del sector arrocero.
Un solo proyecto puede alcanzar exportaciones por US$10.000 millones. Este año las exportaciones de aguacate hass podrían alcanzar US$100 millones.
4. Información: tomar decisiones informadas
Toda esta discusión es para hacer 8 pozos exploratorios (2 pozos por piloto) en una zona ubicada en el Valle Medio del Magdalena y la cuenca Cesar Ranchería, donde la industria ya está presente y hay exploración petrolera. “Nadie está pidiendo hacer fracking ya en el Meta o en Boyacá”, dice Lloreda.
La información que se quiere validar es el potencial de la formación de La Luna, que generó gran parte del petróleo del lago de Maracaibo (Venezuela).
“Proceder con los pilotos de investigación nos permitiría obtener información técnica, ambiental y social, que permita avanzar en la toma de decisiones basadas en información científica y verídica sobre la implementación de esta técnica en Colombia y la viabilidad de desarrollar los yacimientos no convencionales para Colombia, unos recursos que podrían ser de gran importancia en la reactivación económica para el país y las regiones”, puntualizó el presidente ejecutivo de la ACP.
5. Impacto regional: cómo lograr empleo e inversión para todos
Adicional a los 10.000 millones de dólares en regalías que podrían generar estos cuatro proyectos piloto se estima que estos crearan alrededor de 68 mil nuevos empleos (19 mil directos y 49 mil indirectos) en Cesar y Santander.
Además, 2.400 millones de dólares en inversión en proyectos sociales y ambientales en la región durante los próximos 25 años, así como la demanda de múltiples servicios como transporte.
Con la distribución actual del nuevo proyectos de regalías, los recursos que podrían generar para los municipios más pobres del país (15 por ciento), ciencia, tecnología e innovación (10 por ciento) o para la paz, así como para conservar áreas ambientales, luchar contra la deforestación y hasta para la transformación energética son billonarios.
El problema no es el fracking –precisamente los pilotos se harán en zonas específicas con todos los controles ambientales y sociales–, sino cómo se invertirán estos recursos. Si se malgastan, sin duda serán un pésimo negocio; pero si se utilizan en la transición energética, el crecimiento regional y el desarrollo de nuevos sectores mediante la provisión de bienes públicos, el país hará lo que hay que hacer.