Vaticano
La Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano. | Foto: Getty Images

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A casi nueve años de prisión fue condenado el expresidente del Banco Vaticano

La acusación de la justicia vaticana contra Angelo Caloia es por enriquecimiento ilícito. Se le acusa de la venta fraudulenta de inmuebles de la Santa Sede.

22 de enero de 2021

Este jueves se dio a conocer la decisión por parte de la justicia de Ciudad del Vaticano, en la que condenó a ocho años y 11 meses de prisión al expresidente del Banco Vaticano, Angelo Caloia. Había sido acusado de enriquecimiento ilícito a través de la venta fraudulenta de inmuebles de la Santa Sede.

El acusado, de 81 años de edad, que ejerció como presidente del Instituto de Obras de Religión (nombre oficial del banco) por 20 años y se retiró del cargo en 2009, recibió su condena junto al abogado Gabriele Liuzzo, quien tiene 97 años de edad, y pasará el mismo tiempo en prisión por desfalco. De acuerdo con AFP, Liuzzo se apropió ilícitamente de decenas de millones de euros luego de vender más de 20 propiedades en Roma y Milán.

Por su parte, el hijo del abogado Liuzzo, Lamberto, recibió una condena de cinco años y dos meses de prisión, pero deberá pagar una alta indemnización.

Los investigadores del caso concluyeron que los acusados desfalcaron por más de 50 millones de euros (más de 60 millones de dólares) a la institución financiera del Vaticano con la venta de un gran número de propiedades, las cuales se hicieron prácticamente sin publicidad ni control alguno entre 2001 y 2008. El delito fue sacado a la luz pública en 2014, en el momento en el que se incautaron las cuentas bancarias de dos funcionarios de la entidad y del abogado.

De acuerdo con el abogado del Instituto de Obras de Religión, Alessandro Benedetti, fueron 29 las ventas investigadas en total, de las cuales aproximadamente 21 “fueron realizadas por debajo de su valor”. Según él, “el dinero ahorrado por los compradores terminó en los bolsillos de los acusados”.

La entidad financiera, que fue fundada en 1942, tiene un amplio historial de escándalos mientras ha funcionado en Ciudad del Vaticano, de los cuales destacan aquellos que involucraron a la mafia siciliana.

Vale la pena recordar que un informe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) explicó recientemente que el apoyo financiero que recibe la Santa Sede, corazón de la Iglesia católica y ubicada dentro de Roma, proviene de diversas fuentes, entre las que destacan los ingresos inmobiliarios y donaciones de personas, diócesis e instituciones católicas.

El Vaticano, en 2013, tenía ingresos estimados en 315 millones de dólares y gastos de 348 millones, por lo que hace unos meses anunció que las medidas de control de los flujos financieros de sus diferentes instituciones serían reforzadas bajo la guía del papa Francisco y ante los diversos escándalos.

Parte de estos recursos son destinados para la financiación de la Curia Romana (burocracia del Vaticano), misiones diplomáticas y medios de comunicación.

Adicionalmente, cada año se hace una colecta anual en las diócesis y, junto con las donaciones directas, se destina a un fondo no presupuestario conocido como Peter’s Pence, que el papa utiliza directamente para obras de caridad, ayuda en casos de desastre y ayuda a las iglesias de los países en desarrollo.

En el presupuesto independiente del Estado están los museos, mientras que la oficina de correos se financia con la venta de sellos, monedas, medallas y recuerdos turísticos, además de las tarifas de admisión a los museos y la venta de publicaciones.

Entre 2010 y 2011 los ingresos crecieron por la extensión en los horarios de funcionamiento y al creciente número de visitantes. No obstante, el archivo de la CIA dice que en 2012 se tuvo que revisar los gastos para determinar dónde recortar costos para revertir su déficit presupuestario de 2011 de US$20 millones. En 2013 reportó un déficit de US$32 millones, jalonado principalmente por la disminución del valor del oro.

En febrero de 2014, el papa Francisco creó la Secretaría de Economía para supervisar las operaciones financieras y administrativas de la Santa Sede, como parte de una campaña más amplia para reformar las finanzas del pequeño Estado.

Y recientemente anunció el reforzamiento de las medidas de control de los flujos financieros, pues “las últimas modificaciones se insertan en una estrategia global cuyo objetivo es hacer cada vez más transparente la gestión de las finanzas vaticanas, en el marco de controles intensos y coordinados”, aseguró Carmelo Barbagallo, presidente de la Autoridad de Información Financiera (OIF), en una entrevista publicada por el Vaticano.