VACUNA
A US$ 22.000 millones sube la fortuna de dueños de parte de la empresa que hace la vacuna contra la covid-19
Los alemanes exdueños de la farmacéutica Hexal tienen ahora más de la mitad de BioNTech, la compañía que, junto con Pfizer, son las más avanzadas en una vacuna eficiente.
En diciembre del año pasado, cuando aún el coronavirus no había mostrado su real dimensión, los hermanos Andreas y Thomas Struengmann, dueños de más de la mitad de BioNTech, habían declarado en el periódico alemán Handelsblatt que no apostarían más de 1.000 millones de euros en el sector biotecnológico, debido a los riesgos y la paciencia que había que tener para esperar los resultados. Sin embargo, terminaron excediendo ese límite después de ver la promesa que hay alrededor de una vacuna que proteja a la humanidad del virus que ha permanecido más de medio año, impactando la salud y la economía del mundo.
Los gemelos alemanes, expertos en el negocio farmacéutico, vieron recientemente el repunte bursátil provocado por los prometedores resultados del ensayo de la vacuna contra la covid-19 de Pfizer Inc. en cuya investigación participan a través de BioNTech, compañía en la que son socios mayoritarios.
Según el índice de multimillonarios de Bloomberg, la fortuna de los Struengmann asciende a 22.000 millones de dólares, una de las más grandes en el sector de la salud en Alemania. Ahora, son un par de gemelos maduros, con 70 años, que le siguen apostando a la ciencia como negocio, tras provenir de una familia que fue construyendo un imperio a partir de inversiones en medicamentos genéricos.
Ellos “han incrementado su fortuna simplemente creyendo en la ciencia”, dijo Paul Westall, cofundador de la firma de contratación familiar Agreus Group, en una publicación de Bloomberg.
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Dos grandes ventas hicieron los hermanos a la multinacional Novartis, con sede principal en Suiza. Fue en el 2005, cuando ya habían hecho crecer la farmacéutica Hexal, especializada en producir medicamentos genéricos. La gigante farmacéutica no solo absorbió en su totalidad a Hexal, sino que les compró a los Struengmann su participación en la filial Eon Labs, compañía que apoya proyectos y líderes de investigación que tienen el potencial de crear tecnologías que cambian vidas. La transacción se hizo por 6.700 millones de dólares.
La decisión de los hermanos fue -y lo sigue siendo aún- seguir apostando al financiamiento de medicamentos transformadores. De hecho, lo pensaron así cuando pusieron 150 millones de euros, como capital inicial, en BioNTech, en el 2008, compañía que ahora controla, con más de la mitad de las acciones.
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Esta empresa es fiel reflejo de la conjunción entre ciencia y negocio. De hecho, con el reciente repunte del valor de las acciones de BioNTech, tras conocerse el avance de la vacuna, empezó a sonar que la fortuna de su director ejecutivo, Ugur Sahin, asciende a 4.000 millones de dólares, según el índice de Bloomberg, lo que lo pone en el camino para unirse a la lista de las 500 personas más ricas del mundo.
El lazo de los Struengmann con Sahin viene de tiempo atrás. En el pasado, los gemelos también respaldaron una anterior compañía del director ejecutivo de BioNTech: Ganymed Pharmaceuticals AG, una empresa de tratamiento del cáncer, relata Bloomberg.
Los otros negocios
El origen de los dueños de la mayor parte de la empresa que hoy tiene esperanzado al mundo, se remonta al emprendimiento de sus padres. La compañía familiar se llamaba Durachemie y fue la que vendieron los gemelos para establecer a Hexal.
Pero aunque lo más sonado alrededor de los hermanos alemanes es Hexal, también hicieron inversiones en EQT AB, un negocio de audífonos de Siemens AG que vendieron luego a Suedwestbank AG por más del doble de lo que pagaron en el 2004 y se hicieron con participaciones en numerosas empresas de biotecnología, incluida Immatics NV, que recientemente se fusionó con Arya Sciences Acquisition Corp, según relata Bloomberg.
El precio de las acciones de Immatics ha caído alrededor de un tercio desde que comenzó a cotizar en el Nasdaq, en julio. Mientras tanto, 4SC AG, una empresa alemana de medicamentos contra el cáncer en la que los Struengmann son accionistas mayoritarios, ha bajado más de un quinto este año.
Por el contrario, BioNTech, que en el comienzo de año estaba en momentos difíciles, con el precio de su OPI (oferta pública inicial de las acciones de una empresa) por debajo de su rango objetivo, después empezó a aumentar.
La dinámica de los negocios ligados a la ciencia, sin embargo, no sería el objetivo central de los hermanos alemanes. En declaraciones al diario Handelsblatt, citado por Bloomberg, Thomas Struengmann dice que su fin principal no es el retorno de los negocios, sino la participación en la generación de innovaciones médicas de gran eficiencia.
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