INFRAESTRUCTURA

Aeropuertos de Colombia, una crisis de infraestructura

La ampliación de los principales terminales aéreos del país se está quedando corta por el acelerado crecimiento del número de viajeros, que este año superará los 35 millones.

5 de noviembre de 2016
| Foto: León Darío Peláez

En las últimas semanas, el caos ha reinado en los principales terminales aéreos del país. Aunque todos se han visto afectados por las difíciles condiciones climáticas, el mayor problema se origina en El Dorado.

Lo que suceda con este aeropuerto tiene implicaciones enormes, pues cualquier retraso o cancelación afecta negativamente las operaciones del resto. El Dorado es el corazón de la operación aérea en Colombia ya que por allí pasan el 78 por ciento de los viajeros internacionales y el 40 por ciento de los nacionales.

Por eso es tan importante que funcione sin contratiempos y que su modernización sea una tarea permanente de las autoridades del sector. Sin embargo, el terminal se quedó pequeño –en pocos años los viajeros pasaron de 15 a 30 millones– a pesar de las millonarias inversiones que superaron los 1.200 millones de dólares. A partir de 2007 el aeropuerto sufrió una transformación radical que le permitió triplicar el área de atención al público y hacer un manejo más eficiente en tierra y aire.

Es tanto el tráfico que pasa por El Dorado, que ya se adelanta una segunda fase de ampliación que aumentará en 30 por ciento la infraestructura y que estará lista a mediados del año entrante. Pero aun así, seguirá desbordado y no podrá atender los más de 50 millones de pasajeros que se esperan en unos años. Por eso Bogotá, al igual que Medellín, tendrá un segundo aeropuerto. La licitación para construir El Dorado II entre las poblaciones de Madrid y Facatativá, en Cundinamarca, se adjudicará en 2017.

Pero si bien las obras en el terminal capitalino son importantes también lo es modernizar los demás aeropuertos del país. La Aeronáutica Civil y la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) emprendieron hace dos años un plan para superar el rezago, no solo en las principales capitales, sino en ciudades intermedias y poblaciones apartadas, con inversiones por más de 2,7 billones de pesos Según el director de la primera, Alfredo Bocanegra, se trata de intervenir 48 terminales, en 28 departamentos, de un total de 72 que operan en Colombia.

Al Simón Bolívar, de Santa Marta, se le están invirtiendo 110.000 millones de pesos. Se amplió la pista para atender aviones más grandes, se aumentó de dos a cinco el número de posiciones de contacto (zonas de estacionamiento de aviones) y se duplicaron los metros cuadrados de construcción. Con un crecimiento del 19 por ciento (1,4 millones), fue el que registró el segundo mayor aumento en viajeros el año pasado, después del de San Andrés, que creció en 29,9 por ciento.  

En Cartagena se hizo una remodelación total en el Rafael Núñez, que permitió duplicar el espacio de atención y modernizar las salas de abordaje. Sin embargo, en cinco años podría colapsar cuando supere los 5 millones de viajeros. El año pasado movilizó 3,9 millones y en los ocho primeros meses de 2016 ya van 2,8 millones, con un aumento del 15 por ciento frente a igual periodo de 2015. Por eso el gobierno estudia una nueva ampliación o construir un segundo aeropuerto entre la Heroica y Barranquilla.

En el José María Córdova, de Rionegro (Antioquia), se destinarán 320.000 millones de pesos para aumentar su capacidad de 7 a 9 millones de pasajeros al año y atender aeronaves más grandes. Pero ya se alista un plan maestro para aumentar su capacidad por encima de los 13 millones, teniendo en cuenta que, después de El Dorado, es el segundo terminal con el mayor número de viajeros –6,9 millones en 2015–. Este plan incluye una segunda pista después del 2036. En el aeropuerto Olaya Herrera, de Medellín, también se han hecho inversiones por 90.000 millones de pesos. Tiene nueva torre de control, se repavimentó la pista y se ampliaron los parqueaderos. El año pasado movilizó un millón de viajeros, con un crecimiento del 12 por ciento.

El Ernesto Cortissoz, de Barranquilla, también está en proceso. Allí se invierten 345.000 millones para ampliar el terminal, mejorar la pista y las calles de rodaje. Tiene lista la actualización del plan maestro que fija la hoja de ruta para los próximos 20 años, cuando los viajeros sobrepasarán los 7,5 millones, el doble de los actuales. Barranquilla se ha convertido en una de las ciudades más dinámicas para los negocios y la puerta de entrada y salida del comercio internacional, razón por la cual se necesita un terminal ajustado al desarrollo de la ciudad.

Otros modernizados son el Alfonso Bonilla Aragón, de Cali. Con inversiones por 190.000 millones de pesos se construyó un nuevo terminal internacional y un viaducto de 3 kilómetros, entre otras obras. También se realizan trabajos en Bucaramanga, Cúcuta, Leticia, San Andrés, Quibdó, Yopal, Ibagué, Leticia y Pasto, entre otros.

Además de los aeropuertos de Bogotá, Barranquilla y Rionegro, otros terminales que tienen planes maestros a 20 años para atender la mayor demanda son Villavicencio, Montería, Quibdó, Tolú, Carepa y Corozal.

Más pasajeros

Pero aun así, los aeropuertos no dan abasto. Según la Aerocivil, en una década se triplicó el número de viajeros, al pasar de 13 millones en 2006 a 34,1 millones en 2015, lo que posicionó a Colombia como el tercer país en pasajeros en América Latina después de México y Brasil.

A ello se suma la mayor competencia por la llegada de nuevas compañías, entre ellas las de bajo costo que están dinamizando el mercado. VivaColombia, por ejemplo, espera alcanzar 3,8 millones de pasajeros este año, un aumento del 24 por ciento frente a 2015. La compañía lanzó la semana pasada su modelo de bajo costo en América Latina. Inicialmente volará con la marca Viva Air a siete destinos de Perú, pero tiene en la mira los mercados de Argentina, Chile y Venezuela.

También entró al mercado Wingo, la marca de bajo costo de Copa Airlines, que comenzará a operar en el país en diciembre. La compañía prevé 140 vuelos semanales. Por su parte, Avianca ha ampliado sus rutas y ha hecho inversiones millonarias para crecer su flota de aviones.

De ahí que para las aerolíneas, la mejora en la infraestructura sea un tema crítico porque de ello depende la eficiencia y el ahorro de costos. Si no hay terminales modernos, los pasajeros no sentirán los grandes esfuerzos que han hecho para renovar la flota y mejorar el servicio. “Es como manejar un Rolls-Royce por una carretera sin pavimentar”, dice un ejecutivo de una aerolínea que, si bien destaca las inversiones de los últimos años, afirma que hay que hacer mucho más.

Para Gilberto Salcedo, presidente de Atac, el gremio que representa a las compañías aéreas, la prioridad debe ser El Dorado. Se deben aumentar los puntos de contacto, el espacio para el estacionamiento de aviones y rediseñar el espacio aéreo con el fin de permitir que las operaciones diarias (despegue y aterrizaje) pasen de 60 a 90, como en muchos terminales internacionales

Sin embargo, Bocanegra, de la Aerocivil, señala que se está trabajando en estos frentes. Actualmente están mejorando las calles de rodaje, hay más estaciones de radioayudas y están reorganizando el espacio aéreo para lo cual la entidad cuenta con dos modernos software, Harmony y Score. Antes de finalizar este año se instalarán luces guía para permitir la salida y llegada de aviones, incluso en condiciones climáticas difíciles como las de las últimas semanas. Adicionalmente, se instaló el sistema de aproximación ILS en la pista sur, que permite mitigar el impacto en las operaciones aéreas cuando se presentan problemas de baja visibilidad. El año entrante comenzará la contratación de este sistema en la pista norte.

Dado que el gobierno espera que el turismo sea una de las puntas de lanza del crecimiento económico, y que con la paz lleguen más viajeros al país, el reto del sector aeronáutico es enorme. Pero no solo habrá que hacer terminales bonitos, grandes y modernos, sino con tecnología avanzada para que un aguacero no traumatice toda la operación aérea del país.