AGONIZA EL PACTO ANDINO
Medidas de política proteccionista adoptadas por Venezuela y Ecuador afectan la economía colombiana y golpean de muerte el Pacto Andino.
El comportamiento de los países subdesarrollados para hacer frente a la actual recesión económica ha puesto sobre la cuerda floja un mecanismo que, paradójicamente, fue diseñado para promover el desarrollo y la defensa en lo períodos de crisis.
El Pacto Andino compuesto por Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, al cumplir 15 años saturados de dinamismo se ve golpeado por medidas de política proteccionista, adoptadas por los gobiernos de Ecuador y Venezuela, que prácticamente han dejado de lado cualquier oportunidad de que el Pacto resurgiera.
Igual que el Mercado Común Europeo, el Pacto Andino busca la liberación del comerio al interior de la región para fomentar la existencia de mercados más amplios para los productos de los países, que se protegen a la vez mediante un arancel externo común.
El proceso de definición de las condiciones del Pacto Andino no ha estado exento de dificultades. A pesar de que su conveniencia es reconocida por los diversos gobiernos, la desigualdad de los aparatos productivos de los países, y las diferentes características económicas, han llevado a la necesidad de dar trato preferencial a algunos de ellos, y adoptar medidas flexibles que permitieran la adecuación de las obligaciones a las capacidades reales. Es el caso de Bolivia, país con gran atraso en el proceso de industrialización y de escasa capacidad de compra.
El arancel externo común es uno de los instrumentos que se considera más importante para la protección de los mercados de la zona. Se trata de un gravamen a las importaciones provenientes de países situados fuera del Pacto que impide la competencia de los bienes producidos en la región con los del mercado internacional, con precios y calidades más atractivos para el consumidor. La adopción del arancel, sinembargo, se ha visto obstaculizada y hasta el momento apenas se ha utilizado un arancel mínimo. Esto, naturalmente, se ha complementado con políticas de programación industrial por medio de las cuales a cada país se atribuye la producción de determinados bienes, con el compromiso, para los demás, de abstenerse de elaborarlos.
Todo esto constituye la base para la abolición de barreras al comercio entre los países del Pacto. Así, al tiempo que la producción doméstica se protege del resto del mundo, la liberación interna amplía los mercados, y las posibilidades de ventas, lo cual se considera favorable porque permite escalas de producción mayores que se pueden reflejar en mayor eficiencia económica y menores precios, a la vez que, gracias al aumento en la demanda, puede estimular tasas de crecimiento económico más favorables.
Aunque a través de su historia el incumplimiento de los compromisos ha sido prácticamente la regla, reuniones posteriores al "Acuerdo de Cartagena" han permitido la subsistencia con resultados que se pueden considerar, en alguna medida, favorables: el comercio entre los países de la región se incrementó considerablemente.
En el caso colombiano, por ejemplo, las ventas a los países andinos le abrieron la oportunidad de diversificar su comercio, dentro de un proceso que le ha permitido a Colombia depender, en sus ventas y compras del mercado externo, cada vez menos de los Estados Unidos. Colombia, en efecto, ha variado la estructura de su comercio hasta el punto de que la Comunidad Económica Europea y los países andinos se han apoderado de parte de lo que hace algunos años correspondía a los Estados Unidos.
En cuanto se refiere al comercio con Venezuela y Ecuador por ejemplo, que son los países que ahora ponen trabas al intercambio, entre 1975 y 1980 Colombia aumentó el volumen de lo transado (exportaciones más importaciones) en un 340.5%, en el caso de Venezuela, y en un 154.8% en el caso de Ecuador. Con Venezuela las exportaciones (ver cuadro) pasaron de US$ 89.6 millones en 1975 a casi 280 en 1980. También con Ecuador se incrementaron en forma importante las ventas de productos colombianos: en 1975 eran apenas de US$ 36.1 millones, y en 1980 llegaron a 77.3. También las importaciones han logrado aumentar en forma importante. En el cuadro puede observarse cómo el comercio con Venezuela ha arrojado desde hace tiempo superávit, y en el año 79 alcanzó los US$ 240.6 millones.
Dentro de la estructura de las exportaciones de Colombia, las que van a Venezuela y Ecuador no son, ni mucho menos, despreciables. Durante los años comprendidos entre 1975 y 1980 las ventas a Venezuela representaron, en promedio, un 8.11% de las exportaciones totales y las de Ecuador 2%. En otras palabras los dos países, considerados conjuntamente, representa ron durante la segunda mitad de la década pasada casi la décima parte de las exportaciones de Colombia.
Voces de protesta
Por estas razones han sido frecuentes las voces de protesta contra la actitud adoptada por los vecinos de Colombia. Entre estas voces, no han faltado las de miembros del gobierno.
Primero lo hizo el ministro de Desarrollo, Roberto Gerlein, y luego el propio presidente Betancur: "Durante mucho tiempo, en obsequio a la filosofía integracionista del Grupo Andino, hemos desechado oportunidades de inversión extrazonal que se nos han ofrecido. Seguiremos celosamente vinculados a los procesos de integración, porque es la suma de nuestras debilidades individuales las que nos dará la fortaleza como región. Pero ahora, cuando varios países del Grupo nos cierran sus fronteras, no podemos seguir haciendo sacrificios unilaterales".
En opinión de Fenalco, igualmente, las medidas de Ecuador y Venezuela "son comprensibles a la luz de los problemas de Balanza de Pagos y de recesión interna que están sufriendo nuestros vecinos, pero ellos deben comprender que tal como están concebidas representan un rudo golpe para la economía colombiana y especialmente para el proceso de integración subregional".
El gobierno de Belisario Betancur, desde su llegada al poder el pasado 7 de agosto, ha manifestado también una intención de virar hacia el proteccionismo. En este sentido, se han adoptado medidas que pasan mercancías de la lista de libre importación a la de licencia previa, y que aumentaron los subsidios a las exportaciones y los aranceles de importación. Sinembargo, ninguna de ellas contradice los acuerdos internacionales suscritos por Colombia, al interior del Pacto Andino o incluso fuera de él.
Por esta razón, la decisión de Herrera y Hurtado motivó la enérgica respuesta de su colega colombiano, Belisario Betancur. Entre las 900 mercancías pasadas al régimen de prohibida importación en el Ecuador, algunos corresponden a insumos metalmecánicos y bienes de capital que corresponden a producción colombiana. Por su parte, Venezuela decidió prohibir la importación de productos alimenticios y otros bienes de consumo.
En momentos en que el aparato productivo colombiano presenta bajas alarmantes en sus indicadores, que no es otra cosa que la expresión de una recesión causada, en buena parte, en la falta de demanda efectiva, medidas como las que tomaron Ecuador y Venezuela son altamente perjudiciales.
En todo caso, además de los efectos desfavorables para la economía lo que queda claro es que la estructura del Pacto Andino, de por si muy débil, se ha visto golpeada una vez más hasta el punto de que su subsistencia en el futuro inmediato resulta bastante comprometida.--