POBREZA
Ahora hay más hogares en Colombia que viven con menos del salario mínimo
Estudio de la Universidad de los Andes evalúa el impacto que ha tenido la reducción en la cantidad de horas que trabajan quienes aún conservan su puesto. Nivel de bienestar de las familias está a la baja.
El impacto de la cuarentena y de la pandemia no solo ha estado en el desempleo, sino también en una marcada desmejora de los ingresos de muchos colombianos, que pese a no haber perdido su puesto sufrieron una drástica reducción en la cantidad de horas que trabajan a la semana, lo que afectó su sustento diario.
Así lo sostiene un informe de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, cuyos investigadores encontraron que, a los más de 4,8 millones de puestos de trabajo destruidos en el segundo trimestre del año, se suman 2,8 millones de trabajadores que, a pesar de declararse ocupados, trabajaron cero horas, y 4,5 millones más sufrieron una reducción en el número de horas trabajadas.
Esto afecta principalmente a los más vulnerables, que son los informales, los que trabajan por cuenta propia o en microempresas, así como a aquellos que desempeñan sus labores en sectores no esenciales (restaurantes, hotelería, salones de belleza, etc.).
Las pérdidas de empleo y de horas trabajadas trajeron como consecuencia una caída de ingresos. El estudio asegura que la proporción de hogares cuyos ingresos laborales totales son menores a un salario mínimo aumentó de 34 a 48 porciento, impactando directamente el bienestar de muchas personas, que reportaron dificultades para conseguir alimentos y pagar sus obligaciones financieras, así como impactos emocionales.
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Con datos al segundo trimestre de 2020, se encontró que casi 15 porciento de quienes dijeron estar ocupados, lo que equivale a 2,8 millones de personas, declaró que en la semana anterior dedicó cero horas a esa ocupación. Eso implica que los puestos de trabajo activos, definidos como aquellos en los que la persona efectivamente trabajó un número positivo de horas, cayeron 35,9 porciento o 7,7 millones de personas.
Paralelamente, entre los ocupados que sí pudieron trabajar en sus ocupaciones se registró una baja un poco mayor a 10 porciento en el número de horas trabajadas. En promedio trabajaron 4,4 horas menos a la semana de lo que lo hacían antes de la pandemia.
“Aunque siempre ha habido ocupados que trabajan menos horas de lo usual por licencias asociadas con enfermedad, festivos o vacaciones, esta fracción suele ser cercana a 14 porciento de los ocupados, en lugar del 41 porciento del segundo trimestre de 2020. Y los ocupados que trabajan cero horas suelen ser apenas 3 porciento, en lugar del 14 porciento actual”, enfatiza el informe.
Solos y estresados
Todo esto repercute en dificultades para las familias. Así lo evidencia la Gran Encuesta Integrada de Hogares, que a segundo trimestre de 2020 encontró que una de cada cinco personas reportó haber tenido dificultades para conseguir alimentos y pagar deudas. Esto lo han sentido tanto los desempleados como los ocupados, debido a la menor cantidad de horas trabajadas. A esto se suman las afectaciones en el bienestar de las personas. Más de 20 porciento de los empleados y los desocupados reporta sentirse solo, estresado, preocupado o deprimido a consecuencia de la emergencia.
Los autores del estudio, Óscar Becerra, Marcela Eslava y Margarita Isaacs, consideran que esta situación requiere una respuesta clara y contundente por parte de la política pública. “El problema laboral implica una afectación enorme en el bienestar de los hogares, para muchos de ellos incluso mayor que el que se puede derivar del potencial contagio de covid-19. Esto requerirá una serie de reformas articuladas, en el ámbito tributario y laboral (incluso pensional), aprovechando al máximo las fortalezas de la institucionalidad vigente, pero buscando siempre más y mejores empleos para los colombianos, ahora con sentido de urgencia”, concluyen al tiempo que recomiendan que la regulación reconozca la importancia del número de horas que se trabaja, el cual se ajusta ante eventos inesperados.
Las consecuencias de la pandemia en el mercado laboral pueden ser más permanentes y graves de lo que se calcula hasta ahora.