DESEMPLEO
Así está el desempleo de los venezolanos en Colombia, a septiembre
Los que se exilian en nuestro país, huyendo del régimen de escasez de Maduro, no están encontrando tanto puesto de trabajo como se percibe. Estas son las estadísticas del DANE, tras las declaraciones de Claudia López sobre deportación cuando cometan delitos.
Los caminos fronterizos de Colombia vuelven a mostrar la romería de los andantes en busca de alimentos. Los venezolanos vuelven, también atraídos por la reactivación económica en el país más cercano que tienen y ante la escasez que se sigue acrecentando en Venezuela, agudizada por la crisis de la pandemia.
Los colombianos perciben que están por todas partes, que piden con lamentos al frente de las rejas de los conjuntos residenciales o que cometen actos ilegales en las calles.
En materia de desempleo, la realidad que enfrentan en nuestro país no tiene todos los colores que se le ponen al dibujo desde la percepción. Que los venezolanos les quitan el empleo a los colombianos, es la expresión más común que se escucha y se acompaña con el argumento de que su mano de obra la ofrecen en un 12 por ciento por debajo de lo que vale la de un nacional. Pero son las cifras las que acercan más a la realidad.
El reciente informe del DANE, sobre el mercado laboral en Colombia, da cuenta de que la tasa de desocupación total en nuestro país, en septiembre, es del 15,8 por ciento. Para los venezolanos que hace 12 meses vivían en Venezuela y salieron en busca de una oportunidad de sobrevivir, el desempleo acumulado, de octubre de 2019 a septiembre de 2020, acelera cada mes y ahora se ubica en 21 por ciento, frente al 20,9 por ciento que había en igual periodo del año pasado. Esto es equivalente a decir que dos de cada 10 migrantes del vecino país que están en Colombia permanecen en la desocupación. Cabe destacar que esos otros ocho ciudadanos pueden tener un ingreso, pero no necesariamente de un empleo formal, pues en nuestro país el trabajo por cuenta propia supera el 40 por ciento.
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A los que han permanecido en Colombia desde hace 5 años tampoco les ha ido mejor. Pasaron de tener una tasa de desocupación del 15,2 por ciento durante al año pasado, al 17,2 por ciento en este año.
Las razones no están ligadas solo a la discriminación que venía desde tiempo atrás, adormecida por los recuerdos en los que se registra que Venezuela también fue receptora de colombianos en sus buenos tiempos; discriminación que ahora está siendo más visible, tras una pandemia que deja ver más la precariedad del mercado laboral colombiano.
En consecuencia, si el reto de enfrentar el fenómeno del desempleo para garantizar el bienestar económico y social de los nacionales es grande, lo es aún mayor para poner en equilibrio los derechos humanitarios que flotan en torno a la situación de los venezolanos.
Las más recientes estimaciones de migrantes dan cuenta que ya la cifra de radicados en Colombia debe estar cercana a los 2 millones. El éxodo de aquí para allá, en la cuarentena, cuando no había gente en nuestras calles ni oficinas para ofrecerles un servicio, fue realmente poco (no fue superior a los 100.000). En contraste, el retorno, tal como lo esperaba Migración, no solo se está dando, sino que regresan con más integrantes de su núcleo familiar.
Las edades de los venezolanos en Colombia, según las estadísticas del DANE, son mayoritariamente de la franja de población en edad de trabajar. El 71 por ciento son personas entre 10 y 54 años, mientras que los menores de 10 años son el 23 por ciento, y un 4,6 por ciento tienen edades superiores a los 55 años.
La mayor concentración de venezolanos no está en Bogotá. En la capital del país está ubicado el 11,2 por ciento, según las cuentas del DANE hasta septiembre. Barranquilla alberga el 16,5 por ciento y Cúcuta absorbe el 22,7 por ciento.
Así como llegan, también se van, pues, según Migración Colombia, si en febrero el aumento de los que deciden plantar raíces en Colombia era del 3 por ciento, en los primeros meses del año los porcentajes de salida subían en 14 por ciento.
No hay duda de que se trata de un desafío enorme para los países receptores. Están de por medio variables macroeconómicas de alta sensibilidad, como la atención en salud, la alimentación, el empleo, la vivienda. Están sobre la mesa temas de seguridad en las calles, alrededor de la cual, según registró SEMANA TV, desde el año 2018 a la fecha, en Colombia 31.649 personas de nacionalidad venezolana fueron capturadas, lo que equivale al 1,8 por ciento de la población de migrantes venezolanos que están en el país. Todas esas características son las que deben estar en el tapete a la hora de diseñar políticas públicas para los migrantes. Y, transversal a todo, se requiere poner el componente más importante: el humanitario.