Economía
En el duro momento de Avianca habría recorte de 6.000 empleos
En diálogo con La Tercera de Chile, el director financiero de la aerolínea, Adrián Neuhauser, contó detalles del proceso de reestructuración de la firma.
Debido a la contracción del mercado aéreo, las deudas de la compañía y los altos costos operativos, Avianca tendrá que salir de aviones, rutas y personal.
Según el director financiero de la aerolínea, Adrián Neuhauser, el ajuste de la compañía a las nuevas realidades del mercado podría representar una reducción de la nómina del 30 por ciento.
“Antes del Covid éramos poco más de 20 mil empleados y no éramos una empresa eficiente. Creemos que la aerolínea post Covid será operacionalmente un 30 por ciento más pequeña, lo que implicaría una planta en torno a 14 mil personas en el largo plazo”, dijo el directivo chileno Neuhauser este domingo al diario chileno La Tercera.
El ejecutivo aseguró que la rentabilidad sigue siendo un tema crítico en buena parte por la cantidad de rutas e infraestructura dispuesta. “Esta empresa había crecido muy rápido y había puesto demasiada capacidad, que no estaba alineada con la demanda. Es crítico no generar sobreoferta y el enfoque de rentabilidad pasará por un ajuste de la oferta, achicando la red y ajustando los costos a la nueva escala”, dijo.
Neuhauser aseguró que si la compañía crece en ingresos un 5 por ciento anual, tardará unos 5 o 6 años para volver a los niveles precovid.
Casi la mitad de los trabajadores de Avianca se acogieron a planes de descuentos salariales para compensar en algo la abrupta caída de ingresos que tuvo la compañía. Sin embargo, esto no es suficiente para tapar el hueco. De ahí que ya se hable de despidos en una compañía que busca ser más pequeña y funcional.
El pasado 5 de octubre la compañía dio un paso importante al obtener la aprobación por parte del Tribunal de Bancarrotas de EE. UU. en el Distrito Sur de Nueva York de su estructura de financiamiento bajo la figura de Deudor en Posesión (“DIP”) por un total de más de US $2.000 millones.
En términos aeronáuticos eso es como conseguir el dinero para ‘tanquear’ de nuevo un avión que se estaba quedando sin combustible.
Con parte de ese dinero aprobado, la empresa podrá abrir nuevas rutas, pagar tripulaciones y garantizar la operación en los próximos meses.
En la actualidad Avianca opera al 10 por ciento de su capacidad y de lo que hacía en 2019. Una reducción de estas proporciones se traduce en ingresos muy bajos frente a una la nómina y costos fijos que siguen siendo casi iguales. También hay que tener en cuenta que tiene una flota de aviones más grande de la que necesita y rutas y frecuencias que posiblemente no volverá a usar.
Es por eso que el siguiente paso de la empresa será definir su hoja de ruta en materia operativa. ¿Se verá obligada a devolver aviones? ¿Cuántos y bajo qué condiciones? ¿Y las rutas? Todas esas preguntas y otras más son las que intenta esclarecer la compañía por estos días. Una de las variables más importante es prever o calcular la reacción del mercado doméstico e internacional en los próximos meses.
La tradicional temporada de vacaciones de diciembre y enero será determinante. Si los viajeros siguen demostrando temor por el riesgo de contagio o evidencian falta de recursos para ir de vacaciones o negocios, seguramente el golpe será mayor.
El tema es tan complejo que Avianca debe definir en los próximos meses hasta el tamaño del avión con el que operará, pues si escoge uno muy grande no tendrá como llenarlo, pero si se va por un modelo de pocas sillas es posible que entregue parte del mercado a otras compañías o que le cueste más tiempo recuperar lo que tenía en 2019, que era cerca del 50 por ciento del mercado nacional e internacional.
Lo que sí se da por descontado es que la compañía se vea obligada a devolver o suspender algunas rutas habituales. El éxito operativo de Avianca dependerá de las rutas y frecuencias que decida abrir en el corto plazo. Si acierta y los aviones van con buena ocupación, será una señal de que las cosas están mejorando. Estará superando una turbulencia ya prevista en el radar.
En los detalles de la operación está el secreto. La compañía debe evaluar desde la nueva configuración de las sillas, hasta si ofrece o no pantallas de entretenimiento en vuelos domésticos. Cada centavo y gramo cuentan.