Cierre de brechas de género en materia laboral: así va la participación de las mujeres, según Banco de la República

Durante el siglo XX, las mujeres en Colombia lograron un impresionante avance en su participación en el mercado laboral. Un estudio reciente realizado por investigadores del Banco de la República arroja luz sobre los factores que impulsaron este crecimiento notable, sin necesidad de profundizar en el contexto histórico.

Mediante esquemas y cifras, la entidad señala que la participación laboral femenina pasó del 18 % en 1951 al 60 % en 2018. Aunque la participación masculina se mantuvo constante en torno al 75 %, el aumento de la presencia de las mujeres en el mercado laboral es muy significativo.

“Este incremento en la participación laboral de las mujeres puede atribuirse a los avances considerables en educación, fecundidad, derechos civiles y políticos que experimentaron a lo largo de este período”, agregan en la investigación.

Un factor crucial detrás de este ascenso es la relación entre la fecundidad y la educación. El análisis señala que a lo largo de las décadas de 1960 y 1970, los embarazos tenían una incidencia relativamente alta, generando un impacto negativo en la participación laboral de las mujeres. Sin embargo, esta tendencia se revirtió a medida que más mujeres optaron por la educación superior, ofreciendo nuevas oportunidades laborales.

Esta perspectiva del estudio de brechas generacionales en el mercado laboral, a nivel internacional, fue lo que llevó a Claudia Goldin a ser galardonada con el más reciente premio Nobel de economía, y fue la referencia para determinar el comportamiento en Colombia.

Desde la década de 1980, las mujeres casadas también se unieron al mercado laboral, impulsando aún más su presencia en el mismo. Además, un crecimiento económico constante, estimulado por tasas de crecimiento positivas a partir de 2003, contribuyó significativamente a este avance.

“Entre 1980 y 1995, el impacto negativo de la fecundidad sobre la participación laboral de las mujeres se redujo gradualmente, siguiendo un patrón similar al observado en países de altos ingresos durante las décadas de 1960 y 1980. Además, los autores encontraron una reducción en el impacto negativo de la tasa de mortalidad infantil en la participación laboral femenina, lo que puede atribuirse a mejoras en la infraestructura sanitaria y avances en la tecnología médica que disminuyeron el tiempo de cuidado de niños enfermos por parte de las mujeres en el hogar”.

El siglo XXI ratificó la participación más equitativa de la mujer en el mercado laboral

Las políticas y legislaciones orientadas hacia la igualdad de género jugaron un papel importante en la década de 1990, al igual que la expansión de las oportunidades educativas. Este progreso en la educación fue un reflejo de cambios en las normas y actitudes sociales, contribuyendo a una fuerza laboral más equitativa en términos de género.

Según lo expuesto por el Banco de la República, en la última década, la participación laboral de las mujeres alcanzó su punto máximo. La disminución del efecto de la fecundidad generó una especie de cambio en las normas sociales de género, permitiendo que las mujeres casadas y con hijos ya no se vean excluidas del mercado laboral remunerado.

Además, con tasas de fecundidad más bajas, tener un hijo adicional ya no implica una reducción en la participación laboral de las mujeres.

“Durante el período 1995-2010, los autores destacan el impacto continuo de la educación superior en el impulso de una mayor participación de las mujeres en el mercado laboral. La expansión de las oportunidades educativas estuvo acompañada de un notable aumento en su tasa de participación. Este resultado refleja cambios en las normas y actitudes sociales, contribuyendo a una fuerza laboral más equitativa en términos de género”, detallan en el informe.

Un dato interesante es que la participación masculina se mantuvo estable y mostró una correlación positiva con la participación femenina, sugiriendo una relación complementaria en lugar de sustituta entre el trabajo de hombres y mujeres.

Estos avances demuestran la compleja interacción entre factores sociales, económicos y decisiones individuales en la participación de las mujeres en el mercado laboral colombiano. Las mujeres colombianas han recorrido un largo camino en su búsqueda de igualdad y representan un ejemplo inspirador de cómo las políticas y el progreso social pueden transformar un mercado laboral.