INVERSIÓN
Cinco errores sobre inversión responsable para no cometer en 2021
La inversión responsable viene creciendo significativamente en los últimos años y, en 2020, se vio un “boom”. Asimismo, inversionistas aún tienen muchas concepciones equivocadas sobre el tema.
El año 2020 colocó a la sociedad frente a la mayor crisis sanitaria en más de un siglo –con enormes consecuencias socioeconómicas–, pero también trajo algunos alientos en términos del mejor uso de los recursos financieros disponibles. Fue el año de la inversión responsable (IR).
A fines de 2020, el total de activos en fondos de IR alcanzó la marca de US$1,7 trillones. Solamente en el último trimestre del año, inversionistas aportaran US$150 billones en estos fondos, un aumento del 29 % en relación con el trimestre anterior.
Aun así, existe un entendimiento incorrecto sobre lo que significa IR. En este artículo trataremos los 5 errores más comunes.
IR es filantropía
La IR es aquella que incorpora los factores ambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ASG) en sus decisiones de inversión y de gestión de activos, complementando las técnicas tradicionales de análisis financiero y de construcción de portafolios. No en vano la IR también es conocida como sostenible o ESG (de acuerdo con sus siglas en inglés).
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Esas características la diferencian de la inversión de impacto, que incorpora los mismos factores, pero además busca efectos ambientales y/o sociales positivos y mensurables de manera intencional. Además, lo que la distingue más aún de la filantropía, es que esta última no posee una expectativa de retorno económico.
La IR brinda retornos menores
Si en un inicio la IR era una decisión basada principalmente en principios éticos, esta se va tornando cada vez más enfocada en obtener un mayor retorno ajustado al riesgo. Es decir, se entiende que la incorporación de temas ASG al proceso de inversión ayuda en la obtención del “alfa”.
Existen varias señales de que esto es veraz. Durante la primera ola del coronavirus, los fondos ASG tuvieron un mejor desempeño que el índice S&P 500. De hecho, considerando todo 2020, las empresas con mejor desempeño ASG también tuvieron un mejor desempeño en los mercados de capitales.
En este sentido, los fondos de IR poseen un desempeño superior al promedio del mercado en los últimos 10 años. Por lo tanto, no se trata únicamente de ética o alfa, sino de ambos.
“Mi portafolio todavía no permite IR”
Considerando lo anterior, se podría esperar que la mayoría de los inversionistas ya considere los temas ASG en sus decisiones de inversión. Aunque esta aceptación venga ocurriendo de manera acelerada, los fondos de IR aún representan menos del 2 % del total administrado por inversionistas profesionales (asset managers).
Una de las razones para esa resistencia es el entendimiento incorrecto de la integración de las cuestiones ASG como un “filtro de negocios”. Es decir, la IR se da a través de la exclusión de sectores y/o empresas considerados menos sostenibles en favor de los considerados más sostenibles.
De hecho, el abordaje de filtro negativo todavía es lo más común entre los inversionistas responsables. Sin embargo, el análisis ASG continua enseguida y con un ritmo de crecimiento mucho más acelerado.
Eso significa que los inversionistas están entendiendo que IR no implica necesariamente una exclusión a priori. Es posible entender el desempeño ASG de todo y cualquier sector o empresa, analizar cómo impacta sus resultados financieros y, al final, optar por aquellas más sostenibles –en el tipo de industria que sea– e incluso orientarlas para una mejora.
No hay información disponible para avanzar con la IR
La época donde la información ASG era escasa ha terminado. Estamos alcanzando una situación donde su divulgación no es solamente voluntaria: diferentes países poseen reglas para la divulgación de información ASG de empresas e instituciones financieras.
Además, hay una creciente estandarización en la divulgación de esa información. Los méritos no son solamente de regulaciones locales, sino también de iniciativas como la Global Reporting Initiative (GRI) y Carbon Disclosure Project (CDP).
Esas iniciativas, voluntarias u obligatorias, son de suma importancia, pues permiten una comparación entre agentes de mercado a nivel nacional o internacional. Con eso, el riesgo de green/socialwashing es reducido.
La IR es una moda pasajera
El término inversión responsable puede tener sus raíces encontradas en el siglo XVIII, con los quakers. En tiempos más recientes, en las décadas de 1950-60, hubo movimientos significativos y amplios contra la inversión en empresas relacionadas con guerras, en las décadas 1980-90, contra las multilaterales por inversiones controversiales en países en vías de desarrollo.
Es decir, el tema puede estar de moda, pero no es nuevo. Además, el tener un papel mucho más presente no significa que sea una moda pasajera. De hecho, lo que se busca es que la IR se convierta en la norma, o sea, que los temas ASG se conviertan en temas “tradicionales” en el proceso de inversión.
Las cuestiones apuntadas en este artículo muestran que se trata de una agenda que no permite retrocesos: la IR viene creciendo, su retorno es cada vez mayor y más estable, existe la posibilidad de integración de temas ASG con diferentes abordajes y utilizando diferentes fuentes de información, así como una mayor demanda regulatoria y presión del mercado.
Quienes no se adhieran a esta corriente, serán los que quedarán pasados de moda en poco tiempo.
Por Fred Seifert
Jefe de Operaciones LAC de SITAWI Finanzas para el Bien