Colegios vecinos de Guaymaral denuncian monumental lío por construcción de proyectos en la zona. Niños duraron 4 horas en trancón

Fue monumental. Solo hasta las 11 de la mañana, los niños de 6 colegios que son vecinos del área conocida en Bogotá, como Guaymaral Torca, donde además está ubicado el aeropuerto civil-militar, el segundo en la capital del país, fueron afectados por un paro que, según contó Natalia Zuleta, vocera del Gimnasio Fontana, era de trabajadores de la constructora Amarilo, que adelanta un megaproyecto de vivienda en la zona.

Durante varios meses, prácticamente desde que empezaron a realizarse obras en esa área, que colinda con el humedal Torca y la reserva Van der Hammen, los directivos de los colegios del lugar empezaron a ver deterioro, tanto en la movilidad para el acceso de rutas escolares, como en el entorno ambiental. Pero nada como la situación registrada este 25 de septiembre, en la que niños y jóvenes que salieron de sus casas a las 6 de la mañana, solo pudieron llegar al colegio a las 11, urgidos por ir al baño y tomar algún alimento.

Según la vocera del colegio, el megaproyecto Ciruelo, además de la construcción de la vía Torca, les están generando serios problemas de movilidad en el sector. Más aún, si se trata de la vía Guaymaral, que es angosta y “nunca ha tenido dueño”. De hecho, asegura que los colegios de ese sector han asumido el mantenimiento, “por el bienestar de la comunidad académica” que depende de ella, sostuvo.

Más de 60 rutas quietas

Además de haber asumido esos costos, cuando empezó el proyecto de vivienda de Amarilo empezaron a tener efectos. “La movilidad está afectando la salud de nuestros niños, los tiempos de recorrido, y la situación que se registró este 25 de septiembre es la segunda (grave). Según su narración, los trabajadores del proyecto decidieron bloquear la vía, porque no les han pagado en 2 meses, dijo la vocera. En consecuencia, más de 60 rutas de distintos colegios, con centenares de niños, quedaron atrapados en el trancón.

“Se trata de una población vulnerable, entre los 4 y 17 años de edad”, afirmó Natalia Zuleta, visiblemente preocupada.

Además de los contratiempos para la población, también advirtió que los mantenimientos que habían realizado de su propio bolsillo se han deteriorado. “Vemos la indiferencia de una constructora que no le ha importado el impacto que va a tener en la comunidad. No se ha preocupado por ejercer control sobre los problemas de seguridad y de movilidad”, manifestó la vocera.

¿Qué dijo Amarilo?

La constructora, ante los hechos, dijo que lamentaba lo ocurrido en la movilidad en la vía Guaymaral.

Además, sustentó que “los inconvenientes registrados se originaron por parte de trabajadores de un contratista de Amarilo, debido a que incumplió en el pago de los salarios a sus trabajadores, pese a que Amarilo le ha pagado a dicho contratista”.

Para los colegios, esa siempre ha sido la explicación de la constructora, sin embargo, ellos continúan con las graves afectaciones, por lo que llaman a las autoridades del Distrito, a tomar cartas en el asunto.