En la recta final por la ‘membresía’ del club de buenas prácticas

Como si se tratara de una competencia ciclística, Colombia corre la última etapa para llegar a la meta de ser miembro pleno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde). Pero el tramo que le falta es un premio de montaña, que implica un esfuerzo adicional, antes de convertirse en el miembro número 36 de este llamado club de buenas prácticas.

Esta semana en París, Colombia se someterá a la evaluación de los últimos tres comités en las áreas de comercio, gobernanza y asuntos laborales. En el tema de comercio, el país hizo la tarea encomendada en tres subtemas. Uno de ellos tiene que ver con la búsqueda de competitividad para el sector transportador, en donde el país avanzó en reglas claras para la chatarrización de vehículos. El otro asunto es la Ley de Licores que regula su importación y distribución en Colombia. La tercera tarea tiene que ver con los derechos asociados con la propiedad intelectual, especialmente en materia de medicamentos. Para el segundo comité de gobernanza, Colombia avanzó en aspectos como el plan de reforma a la justicia, la lucha contra la corrupción y la coordinación entre lo local y lo nacional.

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A juicio de los expertos la tarea más complicada, a esta altura de la carrera, corresponde a los asuntos laborales y sociales. La ministra de Trabajo, Clara López, expuso hace unos días los avances del país frente a las recomendaciones formuladas por el Comité de Empleo, Trabajo y Asuntos Laborales (Elsac) de ese organismo. Entre estos reducir la informalidad laboral, disminuir los asesinatos de sindicalistas y defensores de derechos humanos, solucionar los conflictos laborales y brindar protección social a los trabajadores independientes, entre otros. Sin embargo, se trata de un tema sometido a fuertes presiones del sindicalismo internacional y se sabe que en este aspecto la organización es mucho más exigente. El gobierno colombiano confía en recibir la aprobación en los tres temas anteriores, aunque esta preparado por si hay recomendaciones adicionales.

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Lo cierto es que una vez finalice esta etapa, Colombia prácticamente quedará lista para subir al pódium y recibir la medalla que lo acredita como miembro de la Ocde. A finales del año pasado, en visita oficial a Colombia, el secretario general de dicho organismo, Ángel Gurria, dio un espaldarazo a la incorporación de Colombia y destacó los pasos que venía cumpliendo.

Dentro del proceso Colombia debía pasar la evaluación de 23 comités. Con los 3 que culminan esta semana se completan 22 y el último es un chequeo final. Una vez todos los comités lo aprueben, el Consejo de la Ocde emitirá la decisión final para recibir al país, y, cuando surta este paso, el Congreso de la República deberá ratificar y aprobar el ingreso de Colombia, con revisión automática de la Corte Constitucional, como cualquier tratado internacional.

Cabe recordar que en 2011 el presidente Juan Manuel Santos anunció el interés del país de entrar a esta organización, y en 2013 la organización lo invitó formalmente.

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Para muchos conocedores de la Ocde, pertenecer a este club ofrece la oportunidad de aprender la mejor manera de hacer las cosas. Los representantes de los países se reúnen en comisiones especializadas donde promueven y discuten las nuevas ideas y se examinan los progresos en los diversos ámbitos de políticas públicas, como economía, comercio, ciencia, empleo, educación o mercados financieros. Como dicen analistas, es algo muy valioso sentarse frente a frente con las economías desarrolladas para ver cómo hacen ellos las cosas y recibir sus opiniones.

La Ocde es un centro de medición privilegiado, pues evalúa, monitorea y compara las cifras de sus países como mecanismo para mejorar la formulación de políticas. Una vez dentro, Colombia tendrá voz y voto en las discusiones del grupo sobre problemas que afectan a todo el globo. Como van las cosas, este mismo año el presidente Santos podría ver cumplido su objetivo de integrar al país a esta organización, que como sostiene “no es, como se suele decir, un club de países ricos: es un club de los que se toman en serio el buen gobierno, la estabilidad y la predictibilidad como herramientas fundamentales para la prosperidad”.