ECONOMÍA
Cinco preguntas para entender qué ocurre cuando la economía de un país decrece
La recesión económica se ha propagado tan rápido como la covid-19 por el mundo. ¿Pero de qué estamos hablando exactamente cuando decimos que las cosas están mal?
La economía global va rumbo a una de las peores recesiones de las últimas décadas, tras el cierre temporal de actividades en distintas partes del mundo, para evitar la propagación de la pandemia por coronavirus.
Pero… ¿a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de una recesión económica?
En tiempos normales, la economía de un país crece en la medida que aumenta la producción de bienes y servicios. Las personas tienen suficiente dinero para consumir y las empresas tienen la capacidad de responder a esa demanda.
Pero cuando ese motor no funciona bien, el Producto Interno Bruto (PIB) se estanca o cae. Normalmente se habla de una recesión cuando baja el crecimiento económico durante dos trimestres seguidos. Si la caída es leve, los economistas suelen hablar de una "recesión técnica", que puede remontarse en el corto plazo.
La economía global caerá cerca del 3 % en 2020 según el FMI. Foto: Getty.
Y usan la palabra "técnica" para distinguirla de una recesión profunda, que ocurre cuando los principales indicadores de un país, como el empleo, la inflación, el consumo, la capacidad de pago o el nivel de producción están por el suelo.
Si la recesión empeora y se extiende por un periodo más largo… entonces estamos frente a una depresión.
Estas son cinco claves para entender qué ocurre cuando un país entra en recesión.
1. ¿Qué pasa con el dinero?
El desempleo subirá en Latinoamérica del 8,1 % al 11,5 % este año en Latinoamérica según la OIT. Foto: Getty.
Cuando estamos en recesión hay menos dinero circulando en la economía. Hay menos trabajo disponible, aumentan los despidos, se resienten los salarios.
Cae el flujo de caja de las empresas y disminuye la rentabilidad. También suelen congelarse proyectos de inversión y algunos capitales se fugan en busca de mejores rendimientos en otros países.
El Gobierno recibe menos ingresos por el pago de impuestos y queda con menos recursos disponibles para invertir en servicios públicos, construir obras de infraestructura o apoyar a las familias que están en problemas.
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Y aumenta el endeudamiento fiscal.
En una recesión el país en su conjunto se empobrece, aunque las familias más vulnerables son las que sufren las peores consecuencias.
2. ¿Estamos ahora en una recesión global?
La actividad económica caerá 5,3 % este año en Latinoamérica según la Cepal. Foto: Getty.
Todos los indicadores apuntan a que actualmente estamos en una recesión global, si consideramos que bajó el crecimiento en los tres primeros meses del año y volverá a caer en el segundo trimestre que termina en junio.
Las cifras oficiales aún no están disponibles, dado que todavía no concluye este mes, pero los pronósticos de expertos señalan que las cuarentenas y los confinamientos implementados en gran parte de los motores económicos globales dejarán una huella recesiva.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta una abrupta caída del PIB Global en 2020 cercana al 3 %.
Si eso se cumple, estaríamos en la peor crisis desde la Gran Depresión de los años 30.
3. ¿En qué te puede afectar la recesión?
Los gobiernos han reaccionado frente a la pandemia con paquetes de estímulo fiscal para mitigar los efectos de la crisis. Foto: AFP
Algunas personas perderán su empleo. Otras verán limitadas sus posibilidades de aumento salarial o la aprobación de nuevos proyectos.
Los recién egresados tendrán dificultades para incorporarse por primera vez al mercado laboral y quienes tenían planes de iniciar un emprendimiento, probablemente deban posponerlo.
Quienes ven seriamente afectados sus ingresos pueden quedarse sin dinero para pagar la hipoteca o el arriendo de su casa, o para cubrir las necesidades básicas de alimento y salud.
4. ¿Cuánto puede durar la recesión?
Nadie lo sabe con certeza. Depende de una infinidad de factores, desde cuán pronto esté disponible un tratamiento y una vacuna hasta si se registran nuevas ola de contagio en la medida que los países abran sus economías y las actividades retomen su curso habitual.
Con todo, organismos multilaterales y regionales proyectan que la recesión se puede acabar hacia finales de este año o comienzos del próximo.
En Estados Unidos el desempleo está en 13,3 %. Foto: Getty.
Estamos en un momento de alta incertidumbre, dado que se desconoce cómo va a evolucionar el virus y la velocidad de las respuestas para enfrentarlo.
Si los paquetes de estímulo fiscal y las inyecciones de dinero por parte de los bancos centrales logran mantener en pie el tejido productivo y comercial, la recuperación será más rápida.
Pero si muchas empresas quedan sin oxígeno financiero y se van a la bancarrota, el escenario será distinto.
Cuando en la mayor parte de Asia, Europa y Estados Unidos las cosas están volviendo a la "normalidad" de manera escalonada y con precauciones para mantener la distancia social, América Latina se ha convertido en el epicentro de la pandemia.
Mientras no baje la curva de contagios y muertes, difícilmente la región podrá encender una vez más los motores del crecimiento.
A nivel global, las aerolíneas y el sector turístico esperan con ansias que la gente vuelva a sentirse segura y se atreva a viajar.
Poco a poco han comenzado a reanudarse los vuelos, aunque está por verse cuál será la respuesta de los consumidores en los próximos meses.
5. ¿Qué se puede hacer?
Hasta que no exista una vacuna contra el virus, todos los esfuerzos apuntan a mitigar el impacto sanitario y económico de la enfermedad.
Los bancos centrales han disminuido las tasas de interés para que el costo de pedir dinero prestado sea lo más bajo posible.
Sin embargo, quedan muy pocas municiones en este terreno, dado que las tasas ya estaban bajas incluso antes de la propagación del coronavirus.
Las últimas proyecciones del Banco Mundial apuntan a una caída del PIB global del 5,2 % este año. Foto: Getty.
En Estados Unidos, por ejemplo, están prácticamente en cero.
Los gobiernos, por su parte, han aumentado el gasto fiscal –dejando de lado en muchos casos las estrictas normas de austeridad– para apoyar a las empresas y a los ciudadanos durante la pandemia.
Tanto en los países ricos como en aquellos en vías de desarrollo, los gobiernos han emitido deuda para conseguir recursos frescos.
Este alza en el nivel de deuda pública, dicen los expertos, será probablemente una de las secuelas económicas más duraderas de la pandemia.
No en vano algunos economistas adelantan que más adelante puede venir una "crisis de la deuda", cuando los países tengan que pagar sus compromisos.
En medio de esta nebulosa, Wall Street ha recuperado gran parte de las pérdidas que tuvo en febrero y marzo, mientras las investigaciones para dar con una vacuna corren a toda velocidad.
*Esta nota fue adaptada de una historia escrita por Ben King, de BBC News.