PRESUPUESTO 2025
Con un altercado terminó la sesión en el Congreso de la República, en que se intentaba debatir el Presupuesto 2025. Esto sucedió
El proyecto de ley está con el tiempo en contra. Debe salir aprobado el 25 de septiembre de las comisiones económicas. En una de ellas no hubo cuórum.
Luego de un par de horas de iniciada la sesión conjunta entre las comisiones económicas del Congreso de la República, durante las cuales buena parte del tiempo se utilizó en pasar lista y verificar el cuórum para decidir, la jornada fue levantada en medio de un altercado en el que se escuchaban gritos que iban y venían.
La Comisión Tercera de Senado, una de las cuatro que se encargan de debatir el presupuesto en el primer debate (terceras y cuartas de Senado y de Cámara), para luego pasarles la pelota a las plenarias, no tuvo cuórum, pero aún así fue aprobado el orden del día y anunciadas las ponencias para la jornada del próximo espacio legislativo: el 24 de septiembre.
Esa circunstancia fue puesta en relieve por el parlamentario Carlos Eduard Osorio, quien dijo que en su trayectoria —en el Parlamento— nunca había visto un presupuesto tan viciado.
Se refería a los sucesos ocurridos en semanas anteriores, cuando la carta financiera del Gobierno, para 2025, intentó ser devuelta en una sesión de las comisiones económicas conjuntas, lo que concluyó en un intento fallido, pues en esa ocasión tampoco hubo cuórum para aprobar la proposición de devolución.
Posteriormente, el 15 de septiembre, con el tiempo en contra —como ahora—, de nuevo se pretendió negar el monto del presupuesto para el próximo año, el cual va por 523 billones de pesos, cifra que no convence a todos, pues está sujeta a una reforma tributaria que aún no es realidad y a otras fuentes de financiamiento, como la tarea que haga la Dian con el control a la evasión.
Pero no fue todo. Mientras el parlamentario Osorio intervenía para exponer su posición, según la cual tenía dudas jurídicas sobre la validez del anuncio de las ponencias del presupuesto que se estudiarán el martes 24 de septiembre, el presidente de la sesión, Eliécer Salazar, interrumpió al congresista. Le expresó que su tiempo había terminado, lo que motivó los reclamos, a grito entero, que a su vez llevaron a quien lideraba el debate a sostener que se trataba de un saboteo. “Ya usted habló... Los únicos habilitados para señalar lo que está bien o lo que está mal son los secretarios, que son los notarios”, le manifestaba a Salazar.
Al filo de la navaja
El senador Cristian Garcés fue uno de los que reclamó que la propuesta de presupuesto regionalizado llegó muy tarde.
De las dos ponencias paralelas a la oficial, la del Gobierno, una no había sido publicada en la Gaceta del Congreso, como lo señala la norma. De hecho, según la intervención de Garcés, una de ellas fue radicada unas horas antes de iniciar el debate.
La nueva sesión fue convocada para el martes 24 de septiembre, también en medio de reclamos, porque la Cámara de Representantes —en que hace trámite la reforma laboral— en segundo debate, convocó a plenaria, pero el proyecto de presupuesto requiere todo el tiempo, ya que está con el tiempo en contra, pues debe ser aprobado en primer debate, justo en las comisiones económicas, antes del 25 de septiembre.
“Nunca había existido un presupuesto tan accidentado como este. El único día que tendríamos —si se logra que el anuncio para la sesión sea válido—, sería el 24 de septiembre. Van más de dos meses en este trámite. Rechazo esa práctica que se ha vuelto frecuente en el Congreso”, decía Osorio cuando su micrófono quedó silenciado.
Nerviosismo y tensión
Tanto era el nerviosismo y la tensión que una de las secretarias de comisión tuvo que salir a rectificar el año de la vigencia del proyecto que estaba en el debate. De igual manera, en algún momento se habló de una ponencia distinta a la oficial, pero en realidad eran dos.
Por ello, Katherine Miranda señaló que el trámite del presupuesto está viciado. “No pueden anunciar las ponencias para el siguiente día sin aprobar orden del día de la jornada”, manifestó, en referencia a que las comisiones tercera y cuarta de Cámara y cuarta de Senado lo avalaron, pero la tercera no, por falta de cuórum.
Los juristas tendrán la última palabra.