WALL STREET

Crisis financiera del 2008: ¿justo castigo?

Aunque solo un banquero ha ido a la cárcel, como muchos esperaban por la crisis financiera de 2008, sí ha habido multas gigantescas contra los bancos responsables. Pero, ¿esto es suficiente para los afectados y las autoridades?

30 de agosto de 2014
La multa a Bank of America es histórica por lo alta.

A seis años del estallido de la crisis hipotecaria en Estados Unidos, que desató una gran recesión mundial y provocó un aumento en el número de suicidios –se estiman en unos 5.000 durante 2009– las heridas siguen abiertas. La gente se pregunta cuántos banqueros están tras las rejas por su papel en la caída de Wall Street y la respuesta es francamente decepcionante.

The New York Times dijo en un artículo reciente que solo un banquero ha ido a la cárcel. Se trata de Kareem Serageldin, exempleado de Credit Suisse, condenado a 30 meses de prisión por su responsabilidad en el negocio de las hipotecas, el detonante de la crisis financiera. Serageldin ha aceptado que cometió un error y está dispuesto a pagar la deuda con la sociedad, según le dijo al diario norteamericano. Sin embargo, este no era el presidente de un banco, ni un alto directivo; era un ejecutivo importante pero de segundo nivel. Las verdaderas figuras de la banca que tuvieron que ver con la crisis se han mantenido a salvo.

En los últimos tres años, las principales entidades financieras de Estados Unidos se han enfrentado a grandes litigios penales por las llamadas hipotecas subprime y los títulos respaldados con estas, originados durante la crisis de 2008.

Las querellas se basan en el hecho de que los bancos vendieron estos títulos a sus clientes, bajo engaño, pues no les dijeron que estaban respaldados por créditos de altísimo riesgo que se otorgaban a personas que en muchos casos, ni siquiera tenían trabajo. Cuando el mercado inmobiliario colapsó porque la gente que recibió los préstamos de vivienda no pudo pagarlos, los títulos perdieron su valor y los inversionistas se quedaron con papeles basura en sus manos. Como lo dijo hace unas semanas el subsecretario de Justicia de Estados Unidos, Tony West, durante la presentación de un acuerdo de pago con el Bank of America, “es como ir a la tienda de la esquina a comprar leche que se vende como fresca y descubrir que los empleados de la tienda sabían que la leche se había quedado afuera, sin refrigeración, todo el día anterior, pero nunca te dijeron”. Y luego el consumidor, en su casa, pudo haberse llevado la desagradable sorpresa cuando se tomó un vaso de leche.

De igual forma, los inversionistas –fondos de pensiones y otras instituciones– que compraron los títulos, basados en las hipotecas tóxicas, también se llevaron una terrible sorpresa que en este caso les hizo perder miles de millones de dólares.

Pues bien, aunque muchos querían que rodaran las cabezas de los banqueros que permitieron que esto sucediera, la verdad es que se tendrán que conformar con multas muy altas impuestas a las grandes instituciones. Se estima que una docena de entidades financieras ha pagado más de 90.000 millones de dólares en compensación, en la mayoría de los casos para evitar los pleitos.

Sin duda, no es un mal castigo. Es algo que le duele a la banca y ayudará a los consumidores afectados por las hipotecas de mala calidad. Sin embargo, no está exento de polémicas pues muchos piensan que los accionistas terminarán pagando por los errores y acciones de los directivos. Dado que las multas le pegan duro al P&G de las instituciones, esto se reflejará en el precio de las acciones en el mercado y por su puesto en los dividendos

Bank of America, el segundo más grande de Estados Unidos, acaba de recibir el castigo más grande de esta naturaleza. Hace dos semanas llegó a un acuerdo con las autoridades estadounidenses, mediante el cual deberá pagar cerca de 16.700 millones de dólares para poner fin al litigio que se remonta a la crisis financiera.

De esta suma, el banco deberá cancelar en efectivo cerca de 10.000 millones de dólares para el Departamento de Justicia y agencias gubernamentales y unos 7.000 millones se destinarán a un fondo para compensar a sus clientes afectados en el sector inmobiliario.

Aunque otras instituciones también vienen pagando altas multas, desde que el presidente Barack Obama ordenó formar un grupo para investigar la venta de préstamos hipotecarios tóxicos, el Bank of America es de lejos la entidad que más ha abonado a las autoridades. Desde 2009 a la fecha ha pagado entre multas e indemnizaciones alrededor de 50.000 millones de dólares. En marzo de este año, acordó entregar 9.500 millones de dólares para evitar un juicio por las acciones que llevaron a la desaparición de las agencias de vivienda Fannie Mae y Freddie Mac.

Las multas han sido un duro golpe para Bank of America. Según la agencia Reuters, las ganancias del banco en el segundo trimestre de este año cayeron un 43 por ciento debido a los costos de los litigios.

Las millonarias multas son la estrategia de Washington para castigar al sector responsable de la crisis de 2008. Este año, JP Morgan aceptó pagar 13.000 millones de dólares, y el Citigroup otros 7.000 millones para tratar de resolver demandas presentadas por el Departamento de Justicia.

Por ahora, otras instituciones han salido mejor libradas a pesar de ser responsables. Analistas creen que las autoridades tendrán que centrarse en Goldman Sachs, uno de los más grandes bancos de inversión en Estados Unidos y el que, según el Senado de ese país, apostó deliberadamente por la caída de los créditos hipotecarios al mismo tiempo que vendía estos títulos a sus propios clientes. En Wall Street estiman que las transacciones le hicieron ganar a Goldman cerca de 13.000 millones de dólares. La SEC ya lo había multado con 550 millones de dólares, por no haber brindado información suficiente a sus clientes sobre las inversiones realizadas.

En síntesis, ¿con estas astronómicas multas quedará saldada la deuda con la sociedad y esto servirá para persuadir a los banqueros de repetir estas malas conductas? Frente a la primera parte de la pregunta, muchos creen que es un buen castigo, pero que lo más justo sería que las cabezas hubieran dejado sus puestos y que los verdaderamente responsables terminaran en la cárcel. En cuanto a la segunda parte, los analistas señalan que Wall Street no repite los mismos errores, sino que crea unos nuevos.