COMERCIO EXTERIOR

Importar bienes de capital: ¿sí ha servido este beneficio tributario?

La importación de bienes de capital goza actualmente de un beneficio tributario. ¿Sí ha servido esta gabela para impulsar la economía?

29 de noviembre de 2019
Importar bienes de capital, sin lugar a dudas, ayuda a fortalecer el aparato productivo. | Foto: Alejandro Acosta

La reforma al sistema tributario del país tiene entre sus temas centrales los beneficios para sectores o actividades específicas. Se basan en la idea de que solo el apoyo del estatuto tributario permite impulsar la actividad productiva en esas áreas.

Uno de estos beneficios es el descuento del IVA pagado por importar bienes de capital, una medida que debería impulsar la formación bruta de capital y fortalecer las empresas.

Todo indica que la norma ha producido resultados. De acuerdo con el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, la Ley de Financiamiento ha impulsado la formación bruta de capital en las empresas, principalmente porque invierten más en maquinaria y equipo. Mejía explicó que en lo corrido del año, hasta septiembre, la formación bruta de capital fijo, sin tener en cuenta vivienda, creció 8,2%. Un resultado más que satisfactorio, si se tiene en cuenta que el PIB viene creciendo cerca de 3%.

Las cifras suministradas por la propia Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) constatan que algo pasa en este frente. Hasta el noveno mes de este año, las importaciones de bienes de capital sumaron US$12.259 millones (ver tabla siguiente página), frente a los US$11.316 millones registrados en el mismo período de 2018.

Así, queda en evidencia que las compañías utilizan el beneficio. Sin embargo, al mirar las cifras desagregadas cabe la pregunta de si esta tendencia beneficia a la economía en general o si hay matices en el análisis.

Por ejemplo, no han aumentado las compras de bienes de capital para la agricultura, un sector que promete convertirse en uno de los apalancadores de mayor crecimiento para la economía nacional en el futuro. De hecho, las importaciones de ese tipo vienen cayendo, a pesar del beneficio establecido por la ley de financiamiento. De acuerdo con las cifras suministradas por la Dian, en el mismo periodo de análisis, la entrada de bienes de capital para el agro pasó de US$120 millones en 2018 a US$96 millones, registrando una caída de 20,5%.

Pero por otra parte sí hay un crecimiento en bienes de capital para la industria, pues en esos primeros nueve meses aumentaron las importaciones 3,9% entre 2018 y 2019, al pasar de US$7.112 millones a US$7.393 millones. Aún así, este ritmo supera por poco el crecimiento promedio de la economía. Entonces, si bien hay un impulso, este no está necesariamente asociado a los beneficios. Es decir, podría decirse que, con o sin ellos, muchas industrias habrían comprado equipos.

Finalmente, los equipos de transporte, que crecen en promedio 22%, al pasar de US$2.873 millones a US$3.508 millones, vienen impulsando a buen ritmo la importación de bienes de capital.

En ese rubro se destaca el equipo rodante, que se disparó 38,7%. Las ciudades modernizaron la flota de los sistemas de transporte masivo de las ciudades, en especial Bogotá, con TransMilenio. Eso implicó importar al menos 200 vehículos este año, lo que explica, en parte, los cambios en las cifras.

Esto significa dos cosas. Una, que los vehículos habrían llegado con o sin beneficio. Y dos, que al eliminar el impacto de esa movida, el efecto sobre la economía del beneficio tributario podría no ser tan contundente como lo muestran las cifras.

Al revisar los datos del Dane sobre importación de bienes de capital, aparece que el país ha tenido un volumen promedio algo superior a los US$13.000 millones, con picos inclusive de US$20.000 millones en los años anteriores. Eso indica, sin lugar a dudas, que el aparato productivo se ha venido fortaleciendo para responder una mayor demanda de los consumidores. Sin embargo, eso no ha fortalecido el sector externo sino el interno.

Por esta razón, si el Congreso considera necesario este beneficio, deberia analizar cómo adecuar esta medida para impulsar las exportaciones y las nuevas inversiones, sin otorgar gabelas a empresarios que harían las mismas expansiones de capacidad instalada, aún sin tener el estímulo.

El Estatuto Tributario ha servido para impulsar sectores. La medida que impulsa la importación de bienes de capital tiene impacto. Pero no quedaría mal buscar una forma de incentivar con este tipo de mecanismos una mayor internacionalización de la economía colombiana y el impulso a nuevas inversiones.

Esa es una decisión inteligente que ahora mismo debe considerar el Congreso de la República en la nueva reforma tributaria.