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Jorge Carrillo, gerente de EPM, lidera las tareas para la entrada en operación de las dos primeras unidades de Hidroituango.
Jorge Carrillo, gerente de EPM, lidera las tareas para la entrada en operación de las dos primeras unidades de Hidroituango. | Foto: juan carlos sierra-semana

Energía

¿Cuándo entrará en operación Hidroituango? Esto es lo que dicen en la empresa

Las semanas que vienen serán decisivas para el futuro de Hidroituango. EPM ya anunció las fechas de entrada de las dos unidades, pero las condicionó a que no haya contratiempos.

29 de octubre de 2022

Esta semana un informe de un grupo de ingenieros advirtió que, si se encienden las turbinas de Hidroituango sin unas pruebas adicionales de maquinaria y estabilidad de la montaña, se podría ocasionar un daño en la casa de máquinas. Esas pruebas podrían durar ocho semanas, lo que retrasaría la entrada en operación del proyecto, prevista para finales de noviembre.

Al final de la semana, EPM anunció las fechas de la entrada en operación de las dos unidades: una el 15 de noviembre y la otra diez días después, antes del 30 de noviembre. Este es el límite para cumplir con el compromiso de la Comisión de Regulación de Energía y Gas y no caer en incumplimientos que le originen el pago de multas y la pérdida del cargo por confiabilidad.

Según EPM, el cronograma establecido se cumplirá, siempre y cuando no haya contratiempos en las pruebas que comenzarán la próxima semana. La entrada en operación de Hidroituango tiene en expectativa al país. Es clave para el sistema eléctrico nacional, para las finanzas de EPM, para la fijación de precios de la energía e, incluso, para el proyecto mismo.

Una de las grandes preocupaciones alrededor del proyecto es que durante meses viene evacuando agua por el vertedero. Como lo han señalado distintos analistas e ingenieros, ese elemento de la presa –el vertedero– se debe usar por momentos específicos y no permanentemente, pues puede generar daños y fatiga en la estructura, poniendo en riesgo el proyecto y amenazando las poblaciones aguas abajo. También inquieta el comportamiento del interior de la montaña en la casa de máquinas y de los transformadores cuando las turbinas y equipos estén funcionando plenamente. Para atender este proceso se montó un puesto de mando unificado en la zona de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo.

Además de esos riesgos estructurales, también están los financieros y el impacto a EPM. Un análisis del Ministerio de Minas y Energía de mayo pasado para SEMANA estableció que, si Hidroituango no pone las dos turbinas a generar antes del 30 de noviembre de este año, tiene, por un lado, una ejecución de garantías de las obligaciones de energía en firme, del cargo por confiabilidad de la subasta del año 2012, que asciende a 170 millones de dólares. No obstante, algunos analistas creen que esa suma podría ser de 240 millones de dólares.

Por otro lado, la hidroeléctrica estaría en riesgo de perder las obligaciones de energía en firme, cuyo valor presente neto se acerca a 990 millones de dólares. Para algunos expertos externos, esta cifra podría subir a 1.600 millones de dólares.

Finanzas presionadas

En cualquier escenario, la situación les pondría más presión a las finanzas de EPM. Por una parte, suma sobrecostos en la obra por más de 6 billones de pesos. Además, tiene embolatada la venta de su participación en UNE, que le representaría cerca de 3 billones de pesos. Otro de los principales impactos de un eventual incumplimiento en la entrada de Hidroituango se encuentra en el sistema nacional. Este año se esperaba el ingreso de 2.200 megavatios de energías renovables no convencionales y los 600 megavatios de las dos unidades de Hidroituango, energía que aún no se contabiliza en el sistema.

Eso, en el corto plazo, ejerce presión y muestra la estrechez del sistema, que se está viendo reflejada, como dice un jugador del sector, en que la “energía para contratos (la que se transa directamente entre generadores y distribuidores o comercializadores) está costosa y no hay mucha disponibilidad en el corto plazo. Y eso presionaría también las tarifas”, dice una fuente.

Una parte importante de la energía de las renovables depende de la construcción y puesta en marcha de la línea Colectora en La Guajira, que conectará esa generación al sistema interconectado, pero la obra de esas líneas tiene un retraso que puede superar los dos años.

Para 2023 y 2024 habría energía suficiente a fin de atender la demanda. Pero, de acuerdo con Alejandro Castañeda, presidente de Andeg –el gremio de las térmicas–, hacia adelante habría necesidad de nueva energía. “Del año 2025 hacia adelante no tenemos la energía firme para soportar el sistema. Hay que expandirlo y no se puede demorar”, dijo. También es necesario observar la aparición del fenómeno de El Niño, que puede afectar los recursos hídricos. Los ojos están puestos en Hidroituango para que supere las pruebas y logre generar la energía que el país necesita. No hacerlo puede producir un cortocircuito.