ENTRETENIMIENTO
Divercity no pudo aguantar más la pandemia
Los propietarios del parque no pudieron aguantar más tiempo con las puertas cerradas y sin perspectivas de una fecha para la apertura. Un duro golpe para el entretenimiento de los niños y para el empleo juvenil.
Hace 14 años nació en el norte de Bogotá un parque temático innovador, que en un local de 5.200 metros cuadrados creó una ciudad a escala para niños de 3 hasta 13 años y logró entretener a una generación completa, que seguramente extrañará volver allí para asumir roles de adultos y recibir ‘divis’ como pago.
La cuarentena de casi 6 meses que vivió el país y que fue levantada apenas en los primeros días de septiembre le quitó el oxígeno a Eduparques, la empresa creadora de Divercity. Sus propietarios no pudieron aguantar el golpe financiero de mantener todos sus locales cerrados y sin una perspectiva clara de cuándo podrán reanudar sus operaciones.
Primero vino el cierre de la sede de Medellín, a inicios de agosto. Allí operaban en un local de 2.900 metros cuadrados en el que había más de 15 atracciones para que los ‘diverciudadanos’ pudieran jugar a ser adultos. Ahora viene la liquidación de la operación en Bogotá y aún no está claro qué pasará con la sede de Barranquilla.
De acuerdo con informes de prensa, Divercity atendía más de 450.000 visitantes al año en Bogotá, más de 310.000 en Medellín y más de 300.000 en Barranquilla.
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A este formato de amplias instalaciones para la diversión de los niños se sumaba su formato viajero, con el que llevaban la experiencia a ciudades como Cali, Manizales, Ibagué y Cartagena.
Eduparques también logró internacionalizar su negocio abriendo sedes de Divercity en Perú (en 2011), luego en Guatemala y después en Panamá. Incluso estaban desarrollando la idea de tener un parque de estas características en México. Todo un esfuerzo empresarial que se fue al abismo con las restricciones que impone la pandemia en la nueva normalidad, pues el modelo de esta compañía se desarrolla en ambientes cerrados, con contacto social y con menores de edad. Una mezcla peligrosa en épocas de coronavirus.
Junto a lo duro que es tener que cerrar un proyecto de esta magnitud, que gozaba del cariño y la popularidad entre los niños y sus padres, y de la frustración de las distintas marcas que encontraban allí la oportunidad de conectar con las nuevas generaciones, está también el duro golpe al empleo joven del país. Hasta el año pasado, este parque empleaba en Bogotá a 200 personas; en Medellín, a 100, y en Panamá y Lima, a 120 en cada uno. La mayoría de sus colaboradores tenían en Divercity su primer empleo y con él muchos jóvenes ahorraron y pagaron sus estudios profesionales.
Como muchas otras marcas, Divercity no estaba exenta de críticas y una de ellas tenía que ver con los precios, pues para algunos resultaban elevados, pese a que la experiencia era de medio día. Para atender a ese público, la empresa también abrió la opción de pagar solo por una atracción o paquete de atracciones. No obstante, las cifras de la Superintendencia de Sociedades muestran que desde el año pasado las cosas no estaban bien desde el punto de vista financiero.
En 2019, los ingresos de Eduparques fueron de 17.536 millones de pesos, 61 por ciento menos que los de un año atrás; así mismo, pasó de ganar 7.924 millones de pesos en 2018 a perder 4.250 millones de pesos en 2019.
Pero más allá de los estados financieros, que en muchos casos tienen espacio para mejorar, la pandemia fue la estocada final.
Si bien algunos parques del país están en proceso de reabrir sus puertas, en especial los que funcionan en espacios abiertos, los que están dentro de los centros comerciales pasan hoy por un momento muy complicado, pues cuando se les permita volver a operar, lo tendrán que hacer con un aforo reducido, lo que pone en entredicho su viabilidad.
La industria de los parques de diversiones es vital no solo para el entretenimiento y el turismo, sino para el empleo juvenil. Ojalá este trago amargo que pasa Divercity no se propague como un efecto dominó en el resto de centros de diversiones que tiene el país. No es justo con los niños ni con los empresarios.