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Economista Aurelio Suárez asegura que en los últimos 30 años el país ha sido saqueado, ¿por qué?

El analista económico, en su libro Saqueo, hace una radiografía de la economía colombiana en los últimos 30 años. ¿Cuál es su visión?

16 de octubre de 2021
Señor de edad con traje y lentes siendo entrevistado.
Aurelio Suárez, economista y analista. | Foto: Derecho de fotografía autorizado por Juan Carlos Sierra - Revista SEMANA

SEMANA: ¿Por qué el título del libro: Saqueo?

AURELIO SUÁREZ (A.S.): Colombia, cuando ingresa a la globalización, cuando el país decide una estrategia económica de libre comercio de capital extranjero, el país poco a poco se va volviendo un país afluente de ahorro, de trabajo, de mercado interno, a los grandes circuitos internacionales del dinero. Y en esa afluencia el país no es correspondido, es decir, el mercado interno que el país entrega no tiene una correspondencia con las porciones de mercado externo que tenemos.

Los retornos de nuestras inversiones en el exterior son inferiores a los retornos de las inversiones de los extranjeros aquí. Y eso va acompañado además de unos ajustes fiscales muy fuertes: 19 reformas tributarias en 30 años y una disminución de los salarios en el ingreso nacional bruto.

Además de los recursos naturales no renovables. Todo eso me configura a mí una síntesis que dice esto ha sido un saqueo, porque nos han sacado y nosotros no hemos podido compensar lo que hemos entregado a los mercados financieros internacionales.

SEMANA: Dice que esto es un proceso de recolonización, gracias al neoliberalismo. ¿Cuál fue el impacto del modelo?

A.S.: Hoy el capital extranjero es el dueño de la mitad de la economía colombiana. En el libro hago un estudio de 103 subsectores económicos y de esos 103 subsectores el 50 por ciento es capital extranjero, directamente o a través de asociaciones mixtas. Hay una toma de la economía nacional y, paralelo con eso, en el país se consolidaron unos grupos financieros que están ligados estrechamente a los circuitos internacionales del capital. Eso me permite hablar de una recolonización del país, una política económica que tiene una economía política, esa economía política me identifica los ganadores de esa política económica y es realmente el capital extranjero.

SEMANA: ¿Qué tiene que ver el tema del neoliberalismo ahí?

A.S.: Porque todo se hace sobre la base de un criterio fundamental que es la maximización de la tasa de ganancia. No hay otro elemento, es decir, ese es un elemento que va a regir la política monetaria, la política cambiaria e, incluso, la política fiscal. Porque en buena parte la política fiscal tiene 2 componentes, para mí, estructurales. Por un lado, el predominio de los impuestos indirectos, pero, por otro lado, los beneficios tributarios.

Cuando dice que yo entrego beneficios tributarios para maximizar la ganancia del inversionista, eso es en el fondo el neoliberalismo, el neoliberalismo es la maximización de ganancia y, sobre todo, de ganancia del capital financiero.

SEMANA: El libro recoge los últimos 30 años de la economía colombiana que coinciden, en el inicio, con la apertura económica. ¿Qué pasó en ese momento?

A.S.: Recojo la frase de Abdón Espinosa: fue una apertura hacia adentro. Cuando se mira el coeficiente de penetración de importaciones tanto en el agro como en la industria era del 17 por ciento. Es decir, Colombia, para satisfacer sus demandas de bienes agrícolas o industriales, consumía el 17 por ciento en productos extranjeros.

A los diez años de la apertura, en el caso de la agricultura era casi que el 60 por ciento de los cereales y las oleaginosas y en el de la industria el 33 por ciento. Colombia entrega el mercado interno. Pero muchos debates sobre apertura se dan solo en términos comerciales y resulta que eso tiene un impacto en las variables macroeconómicas: el país reduce el ahorro, tanto público como privado, a la mitad y la mitad de inversión.

Cuando estalla la crisis del fin de siglo en el 99, lo hace no solo por la quiebra de la agricultura y la industria, por el lío del UPAC, por el sistema bancario, sino que en el fondo la raíz del problema es que el país perdió la mitad de su ahorro y la mitad de su inversión en ese proceso de la apertura.

SEMANA: Advierte en el libro que perdimos con la globalización. ¿Cómo funcionar en un mundo tan interconectado?

A.S.: Sí podemos ingresar a ese escenario, pero no de una manera tan asimétrica. Usted puede integrarse con el resto del mundo, aquí nadie está hablando de la autarquía. Pero tenemos que integrarnos de una manera simétrica. Por ejemplo con los tratados de libre comercio, se hicieron de forma totalmente asimétrica. Colombia no puede prosperar en la agricultura y en la industria con unas cláusulas que son totalmente subyugantes al desarrollo industrial y agrícola del país.

SEMANA: ¿Qué hacer con los tratados de libre comercio?

A.S.: En todos los tratados de libre comercio perdemos, excepto con Centroamérica y la Comunidad Andina. Hay que reconocer que Colombia es un país ganador con la Comunidad Andina y Centroamérica. Entonces en primer lugar tenemos que integrarnos mucho más a esos mercados.

Creo que hay que renegociar algunos tratados. Colombia tiene cláusulas que no le permiten al país avanzar, hay que renegociar. El dumping no es solamente con productos agrícolas, también industriales. Cuento en el libro cómo Estados Unidos al año le da 86.000 millones de dólares de subsidios a las industrias. Colombia no puede competir en igualdad de condiciones. El capítulo 23 del TLC con los Estados Unidos considera que es posible enmendar, modificar o terminar.

Hay una gama de posibilidades, ¿hay voluntad política para eso? No, pero yo creo que el país tiene que renegociar.

SEMANA: Menciona a los grandes conglomerados como “una expresión autóctona de oligarquía mundial…”

A.S.: Lo que se reproduce como estructura productiva y empresarial en el país, como estructura económica en el país es una irradiación de lo que sucede en el mundo. Es la reproducción, perdóneme la palabra puede sonar un poco despectiva, criolla de la estructura global. Cuando hablo de las locomotoras, logro identificar que en la minero-energética, la economía naranja, las vías 4G va a encontrar los fondos financieros de capital internacional incrustados en el negocio a través de distintas modalidades. Son los dueños del mundo y cómo no van a ser los dueños de Colombia.

SEMANA: ¿Cuál es su posición con respecto a la inflación? ¿Por qué es necesario ajustar la política monetaria?

A.S.: El artículo 373 de la Constitución dice que la política monetaria debe tener como objeto la conservación del poder adquisitivo de la moneda. La pandemia develó la esencia de la política monetaria. Le atribuyo a la política monetaria restricciones en demanda, en los mercados laborales, y se encuentra que esa política monetaria de conservación del poder adquisitivo de la moneda fracasó en la pandemia.

Uno de cada tres hogares no tiene tres comidas al día, dos de cada tres hogares comen tres comidas al día y uno de tres solo come dos o menos de dos, solo el 5 por ciento de los hogares pueden ahorrar, el 65 por ciento de los hogares dicen que lo que les entra o no les alcanza para vivir o apenas les alcanza para vivir.

¿Cuál ha sido el papel de la conservación del poder adquisitivo de la moneda? Mientras eso pasa, ¿qué sucede con una política de baja inflación? El crédito tiene un interés real mucho mejor. Muestro en el libro que Colombia tiene altos márgenes de intermediación a escala mundial, pero en sus socios de TLC tiene la tasa de interés más alta, con una baja inflación que es lo que tenemos, una tasa de interés efectiva mucho más concreta, real, pero el más favorecido es el inversionista extranjero.

Por eso la Ocde resalta tanto en la estabilidad económica como atractivo para la inversión, la baja inflación. El país debe tener una política monetaria mucho más laxa.

SEMANA: ¿Cómo debería ser esa política monetaria, cuáles son los perjuicios que ha traído “la concepción ortodoxa”?

A.S.: Creo que ha tenido un perjuicio fundamental, y es la primacía del capital financiero sobre los demás sectores de la economía. Si nosotros tomamos el crecimiento económico de 2006 a 2019, el 2020 es atípico, encontramos que la economía creció al 4 por ciento, el sector financiero creció al 7,7 por ciento. Hay un predominio del capital financiero, es un país al servicio del capital financiero y no un capital financiero apalancando el despeje de la economía. Sí creo que hay que regular esa tasa de interés.

SEMANA: ¿Deberíamos salir a emitir?

A.S.: Claro que el Banco de la República debe emitir. Hay momentos en que necesitamos que el gasto público y la política monetaria que el Gobierno coordine con el banco, tienen que ser un factor dinamizador de la economía. No puede haber un dogma de que eso es pecado o un sacrilegio. Creo que en Colombia hay que emitir, pero hay que emitir con criterios.

SEMANA: ¿Eso qué significa?

A.S.: Dónde se pone la plata. Y yo la pondría en las nóminas de las pymes, por el enganche, por el despegue. Aquí hay unos que piensan en emitir como un helicóptero, y salir a repartirles a los pobres. Eso no es ni populismo, eso es charlatanería. Hay que emitir con unas normas, con un cuidado. Si yo emitiera, haría una salvaguardia en importaciones para que la plata que ponga en la economía, no se vaya a importaciones. Hoy en Colombia, la variable que más está creciendo de oferta y demanda son las importaciones, al 45 por ciento. Entonces ve una economía creciendo al 7, pero unas importaciones creciendo al 45.

SEMANA: ¿Cómo crecer?

A.S.: El crecimiento económico de un país es igual al crecimiento de la productividad más el crecimiento del empleo. Los países con alto desempleo como Colombia tienen que crecer aumentando el empleo. No digo que no haya que trabajar en productividad, pero hay que trabajar más en empleo. Reestructurando los tratados de libre comercio, podemos generar muy buen empleo en la agricultura y en la industria.

Si dejáramos de importar el 20 por ciento de la soya, del maíz, del trigo, de la cebada y del algodón, y recuperamos con base en las productividades colombianas esa producción recuperamos unos 250.000 empleos y 350.000 hectáreas. Y en el caso de la industria, propongo revivir la industria automotriz en Colombia, hoy el 75 por ciento del mercado es importado. El encanto es que este sector puede impulsar más de 20 industrias. Y lo otro, que seguramente puede causar más revuelo, es crear un plan de empleo público.

En Colombia hay 3 millones de desocupados, cuando reactivemos la economía, esos mismos 3 millones que había antes de la pandemia van a seguir desocupados. Hay un sector que no tiene demanda en el mercado laboral. Mujeres de 20 a 50 años con 8 años de estudio que trabajaban en el sector de servicios de las grandes ciudades.

Listo en el libro más de 30 empleos posibles que pueden ocupar esas mujeres sin capacitación, servicios, cuidadoras, guardabosques, en donde caben también los jóvenes, por supuesto. Los mete creando un capítulo nuevo en el Sistema General de Participaciones, empleo, saneamiento básico, educación, salud, empleo y libre disposición.

SEMANA: ¿De dónde va a sacar la plata?

A.S.: Propongo una reforma tributaria progresiva. En el libro listo cerca de 75 empresas que tienen más de un billón de pesos de patrimonio, póngale del 1 al 3 por ciento de impuesto al patrimonio. Y agarra 40.000 colombianos que tienen casi 2 millones de dólares de patrimonio para arriba, póngale una tarifa de impuesto a la riqueza, que todo el mundo ya lo está planteando en el mundo, y consigue la plata para ir el primer año enganchando 300.000 personas.

SEMANA: ¿Cómo está viendo la transformación de Ecopetrol y la integración con ISA?

A.S.: La operación con ISA fue un endeudamiento del estado colombiano por un tercero. Ecopetrol fue y se endeudó en 3.500 millones de dólares para comprar ISA, cogió esos 14 billones de pesos –que eran los 3.500 millones de dólares- y se los dio al Gobierno. Y el pasivo quedó en las cuentas de Ecopetrol, entonces el gobierno lo endeudó para conseguirse una plata. Ecopetrol reparte utilidades endeudándose. Parte de las utilidades que Ecopetrol le ha dado al Gobierno, es aumentando la deuda, si la deuda crece más que las utilidades, pues está repartiendo utilidades con el crédito.

SEMANA: ¿Y la operación con ISA le suena?

A.S.: ISA no es ninguna transición energética. ¿Esa qué empresa de energía limpia es? ¿Sabe que ISA tiene que pagar bonos de carbono por la por la transmisión de térmicas? Pero, además, ISA no es solo transmisión, el 25 por ciento de los ingresos de ISA son carreteras y el 35 por ciento de los ingresos, o sea la mitad de lo que les entra por transmisión, es Brasil, no es Colombia.

Qué transición energética ni que cuentazos echaron para hacer ese enroque, eso es carreta, pura paja. Solo los que andan como locos hablando de las energías limpias y cualquier cosa que les pintan, les parece muy bonita, pero eso es un engaño para el país. Ahí no hubo ninguna transición energética limpia, Bayón le dice mentiras al país, se lo digo de manera taxativa y lo que hicieron fue endeudar a Ecopetrol para darle una plata al gobierno, o sea el gobierno se endeudó a través de un tercero.

Pero ahí no hay ninguna transición energética. ¿O será muy limpia la transmisión que hace en Brasil?

SEMANA: ¿El fondo de estabilización de precios de combustibles es un instrumento útil?

A.S.: Me parece que va contra la economía nacional la fórmula de fijación de precios de los combustibles, en varios capítulos. Empecemos con el famoso pago al productor que en el fondo lo que hace es reconocer como un costo de oportunidad de vender el petróleo aquí y no exportarlo. Eso es lo que le dice, yo le pago al Golfo de México, aunque a Ecopetrol le valga 30, hoy Colombia está pagando 70 por ciento de Brent.

Vamos a ponerlo así, está pagando 60 dólares en el precio de la gasolina, cuando a Ecopetrol le vale 30. Sume otra cosa, esto va a ser duro: Uribe le dijo mentiras al país, porque cuando Uribe fue a renegociar los tratados de libre comercio, cuando negoció el arroz, el maíz y el pollo, trajo como oreja, como triunfo, como trofeo, el agrodiesel y el etanol. Dijo: ‘entregamos esto, pero ganamos esto’. Y resulta que en la fórmula de la gasolina, el etanol no es nacional, no obliga a que sea etanol nacional sino que puede ser importado, hoy la mitad del etanol que va en la gasolina colombiana es importado. Entonces esa fórmula hay que cambiarla, pero no dejar colgado a Ecopetrol.

Hoy Ecopetrol de cada 100 dólares que le entran, 50 son del mercado interno. A Ecopetrol le entra más plata por las ventas de mercado interno, para no hablar de los servicios, que, en la exportación del crudo. Yo diría que hay que hacer toda una reestructuración de la política petrolera y volcar a Ecopetrol hacia el mercado interno. Lo mejor que a Ecopetrol le puede pasar, es acabarse de tomar el mercado interno, mejorar la refinería de Barranca, mejorar el octanaje de la gasolina, mejorar el punto de setano de los diésel y eso no cuesta mucho y hoy Ecopetrol gracias a Reficar gana más en el mercado externo que la exportación de crudo, en la canasta de ingresos.

SEMANA: En minería, habla de concentración en empresas multinacionales, exigencia de regalías y costos para el país por la destrucción del medio ambiente. ¿Qué está pasando con la minería?

A.S.: Vamos a ver el oro, el dorado actual. La regalía es el 4 por ciento. Por qué en Cajamarca no se ha podido explotar, por qué esa resistencia civil a esto. Porque los habitantes de Cajamarca dicen, da el 4, pero el 4 hay que repartirlo como decía Echeverry, la mermelada en toda la galleta, y a ellos les termina quedando el 0,2. Entonces así Colombia no lo puede hacer, es casi regalar el producto del recurso natural no renovable.

¿Qué hizo Colombia? Colombia se atrevió a hacer lo que no hizo Pinochet. Pinochet no privatizó las minas del cobre, Codelco sigue siendo estatal. Aquí privatizaron una de las minas de carbón más importantes de América Latina. El país podría tener una empresa pública explotando el carbón y le iba 20 veces mejor que con esas regalías que están pagando, que en el mejor de los casos es entre el 8 y el 10.

El carbón es el 50 por ciento del PIB de la Guajira y el empleo minero es el 2 por ciento. Aquí hay una cosa que no está saliendo bien en la minería. Yo recojo algo que dice Jorge Enrique Robledo: minería sí, pero no así.

SEMANA: ¿Las vías 4G una fuente de crecimiento económico?

A.S.: Para nada.

SEMANA: ¿Por qué?

A.S.: Por varias razones, las vías 4G se escogieron y se diseñaron sobre la base de que tuvieran cierre financiero, lo que yo estoy planteando en el libro es una discusión enorme que hay hoy en el mundo económico: si la infraestructura realmente hoy juega el mismo papel que jugó en la época de Roosevelt. Primero escogen vías que tienen cierre financiero, segundo las vías no corresponden como una malla o a una estructura, sino que si la pone en el mapa son unos retazos.

El hilo conductor de todos esos retazos era la Ruta del Sol, y la uno, se acaba en Villeta, la dos, esta parada por corrupción, y la tres, tiene el retraso de Impregilo. Es una estructura general de vías del país como estrategia de una infraestructura que no sea sola ella, sino que tenga un gradiente, un coeficiente que influya en la economía y en la producción, yo no lo veo.

Yo veo más proyectos que se busca tener un cierre financiero es decir nichos de negocio, dónde colocar capital y no sé, si el interés macro económico de una infraestructura como tal esté funcionando.

En el mundo se está discutiendo si las vías, si ese tipo de infraestructura ayuda en un momento de recesión. Y la conclusión que hay, es que es tan demorado el montaje y tan complejo el aparataje, que cuando se hacen ya ha pasado el periodo recesivo.

SEMANA: ¿Cree que la economía naranja tiene el potencial que advierte el gobierno?

A.S.: La economía naranja tiene un problema: construye un mercado de toda la parte artística y cultural, de lo que ellos llaman un capital cultural, y crea un mercado cuya mercancía en el fondo es el copy right, la propiedad intelectual, el derecho de autor. Pero ese mercado tiene un problema muy grande, es un mercado asimétrico, la oferta es variada y la demanda está concentrada. O sea, aquí hay 50 creadores tratando de poner un pedacito de un documental en Netflix y Netflix escoge por el mercado, y en Colombia infortunadamente, el mercado ha dicho que las películas que se venden son las de los narcos, las de las novelas del senador libretista.

Tenemos 440.000 millones de pesos en bonos de economía naranja, regados en crédito en una serie de iniciativas culturales, con una demanda muy estrecha, a mí no me extraña que mañana eso vaya a hacer una implosión, porque cómo van a pagar el crédito los gestores y las iniciativas y los proyectos si no tienen demanda.