Economía
El 60% de las empresas informales del Valle de Aburrá están conformadas por mujeres
La mayoría de mujeres tienen como niveles máximos de formación la básica secundaria, media y técnica o tecnológica.
La informalidad tiene rostro de mujer, así lo reveló la primera Encuesta de la Empresa Micro (EEM), aplicada a 1.237 unidades económicas formales e informales de comercio, industria y servicios del Valle de Aburrá.
La encuesta fue liderada por el Centro de Estudios de la Empresa Micro (CEM), integrado por Proantioquia, el Fondo de Garantías (FGA), Comfama, la Cámara de Comercio Aburrá Sur, la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia e Interactuar. El tema de informalidad hace referencia a emprendimientos que les falta uno o más documentos legales.
“En el último semestre de 2022, se evidencia que el 60% de las empresas tienen participación de informalidad en mujeres; el de los hombres corresponde al 40%. Esto es muy significativo en Colombia, porque si 22 millones de personas están ocupadas, 14 pertenecen a la microempresa, es decir que la tasa de informalidad es del 85%. Por eso se requieren esfuerzos para apoyar a las empresarias, teniendo en cuenta nuestros roles en la sociedad. Tener empresa fomenta el liderazgo, el empoderamiento y la generación de empleo”, explicó la directora de transformación empresarial de Interactuar, Andrea Zuluaga.
Según los datos de EEM, El 52% de los encuestados son hombres y el 48% restante mujeres. Entre formales e informales, la distribución es diferente, mientras en los formales hay mayor participación masculina, en los informales es femenina.
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La relación hombre/mujer en los formales es 1,29, y en los informales, 0,77. El sector con mayor participación de mujeres en situación informal es la industria con el 61%, comercio con 59% y servicios 51%. Las poblaciones de 36 a 45 años y de 26 a 35 años, tienen mayor peso entre los formales. Las más relevantes para los informales son de 46 a 55 años y de 56 a 65 años.
Ante esto, SEMANA habló con Lina María Montoya Madrigal, Directora Ejecutiva de Interactuar, quien habla sobre el tema de la informalidad para entender más a fondo la situación “cuando uno mira los niveles de formalidad, las empresas lideradas por mujeres tienen más rasgos de informalidad, ya que inicialmente tienden a tener menos aportes de Seguridad Social o algunas no tiene Cámara de Comercio, entonces la informalidad es eso, lo que les falta para llegar a cumplir esos documentos. Probablemente en algunos casos puede ser porque pueden ser emprendimientos jóvenes que nacen por una necesidad y que además están complementando los ingresos de sus familias”
Del total de los empresarios encuestados, el 52,8% no lleva procesos administrativos, contables, físicos ni electrónicos. Por segmento, se encontró que el 60,6% de los formales sí lo hacen, comparado con el 21,9% de los informales. De acuerdo con el sexo, los hombres (50%) son más rigurosos con la tenencia de este tipo de procesos que las mujeres (44,2%).
La escolaridad según sexo muestra diferencias importantes: El 66% de las mujeres tienen como niveles máximos de formación la básica secundaria, la media y la técnica/ tecnológica, este último con una participación destacada. El 60% de los hombres logró terminar la primaria, la media o la técnica/tecnológica. Esto permite concluir que las mujeres empresarias tienen mayor nivel de formación.
Así mismo, Zuluaga mencionó: “Esta encuesta permite hacer un seguimiento periódico del estado y evolución de las empresas, así como la de sus propietarios, inicialmente en el Valle de Aburrá, además de aportar nueva información, conocimiento, entregar insumos a los aliados y las autoridades para que orienten sus decisiones sobre estrategias y/o políticas públicas. La informalidad es un concepto de enorme impacto que, en la opinión del CEM, genera diversos debates sobre su definición, medición y análisis, y muchos interrogantes teóricos sobre cómo debería ser entendida”.
También se reveló que el 28,3% de las mujeres opera su negocio, desde sus viviendas, el 55,1% en un local arrendado, el 9,2% en un local propio, el 6,2% en un local rodante y finalmente el 1,2% tienen un puesto fijo. Adicionalmente, las ventas mensuales señaladas por las mujeres no superan los tres millones de pesos, mientras que las de los hombres se ubican por encima de este valor.
En las motivaciones de escape, el orden presenta una diferencia: para mujeres y hombres la independencia financiera y laboral se encuentran en primer lugar; mientras que, en el segundo puesto, las mujeres escogieron realización personal y los hombres la identificación de una oportunidad de mercado. Los hombres y mujeres coinciden en querer tener su empresa de manera indefinida, 77,3% y 75,6%, respectivamente.
“El acceso financiero es importante, el empoderamiento económico es importante. Pero una vez a la mujer se le da la oportunidad y se acompaña también con conocimiento con estas herramientas claves para emprender en donde podrán llevar conocimiento de cómo manejar su negocio, cómo tener mejores prácticas, cómo también alternar los temas de cuidado con su empresa”, agrega Lina Montoya.
El acceso a capital financiero es una de las principales necesidades de las empresas. El 54,7% de los encuestados indicó haber solicitado préstamos con el sector financiero, porcentaje que asciende al 55,8% en las mujeres y al 60,8% en los informales. De esta población, el 91,4% de las mujeres y el 91,3% de los informales indicaron que el préstamo les fue otorgado. En cuanto a los que manifiestan cumplir con el RUT, les va mejor a los hombres con un 88,8%, frente a las mujeres con 84,1%.
Finalmente, Interactuar concluye que los resultados de la encuesta demuestran el papel y peso de la mujer, no solo en la empresa micro, sino también en el porcentaje de esta que permanece en la informalidad, razón por la cual se requiere apoyar más en temas formación, competencias y habilidades para cerrar brechas de género, además de ofrecer facilidades de crédito para emprender.