INFRAESTRUCTURA
El ambicioso proyecto para dejar la ruta Bogotá - Medellín en cuatro horas
Un billonario proyecto vial quiere situar a Bogotá a cuatro horas de la capital de Antioquia. Se prevé la construcción de seis túneles y 30 kilómetros de viaductos. ¿Será posible?
Desde Bogotá, Medellín parece una ciudad algo lejana por vía terrestre. Durante décadas, en la mente de los viajeros siempre ha habido cierta preocupación por los derrumbes; una carretera llena de curvas que deriva en una alta tasa de accidentalidad, así como cientos de tractomulas y tráfico pesado que dificultan el tránsito.
La vía es poco menos que un martirio. No en vano, la ruta aérea Bogotá-Medellín es una de las 40 con mayor tráfico del mundo, al menos hasta antes de la pandemia.
Solo Avianca ofrecía en 2019 unos 30 vuelos diarios. Reducir el tiempo de viaje entre las dos ciudades impactará la economía del país y de estas dos regiones, pues será más fácil y económico movilizar personas y bienes.
Además, Bogotá encontrará en Urabá una nueva opción para sacar sus productos de exportación, teniendo en cuenta que Antioquia avanza en el desarrollo de varias dobles calzadas entre Medellín y Urabá.
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Bogotá y Medellín, asimismo, representan cerca del 40 por ciento del PIB de Colombia con un prolífico y creciente intercambio de productos agrícolas e industriales.
El turismo, sin duda, será otro sector beneficiado si se construye una nueva infraestructura. A la hora de un paseo en carro, los habitantes del centro del país piensan primero en Boyacá, Santander o la región Caribe antes que en Antioquia debido a los problemas con la vía actual.
La zona entre Cundinamarca y Antioquia tiene el potencial para el desarrollo de un nuevo corredor ecológico, que atraería a millones de turistas.
Con todos estos argumentos, los representantes de cuatro grandes constructoras del país le propusieron hace unos meses a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) la construcción de varias megaobras que permitirán reducir el tiempo de viaje de ocho a cuatro horas entre las dos ciudades.
¿Cuál es el plan? Las compañías MHC, Conconcreto, Castro Tcherassi y Procopal recomiendan intervenir el tramo Santuario-Caño Alegre (ver mapa), de 108,5 kilómetros.
Este es el más complejo de todo el corredor entre las dos capitales en virtud de la inestabilidad geológica, los derrumbes frecuentes, las curvas cerradas y las pendientes. “En el primer trimestre de 2021, esperamos tener la factibilidad de esta iniciativa.
El proyecto forma parte de la Quinta Generación de Concesiones y esperamos adjudicar en 2022”, explicó el presidente de la ANI, Manuel Felipe Gutiérrez.El proyecto, denominado Ruta del Agua, prevé la construcción de seis túneles y 30 kilómetros de viaductos.
Con las obras se reducirá en 30 kilómetros el viaje a una velocidad de 80 kilómetros por hora. La propuesta también incluye la construcción de varios retornos y un tercer carril entre Medellín y Guarne.
Adicionalmente, se construirá un tercer carril o doble calzada, según el caso, entre Envigado-El Retiro-La Ceja y Rionegro, municipios que son el epicentro del desarrollo urbanístico de Antioquia.
La inversión prevista es de 3,1 billones de pesos para la fase de construcción y de 2,8 billones para la operación de la vía durante los 40 años de la concesión.
Las cuatro constructoras que le presentaron este plan al Gobierno se comprometen a ejecutar la obra con recursos propios, es decir, sin necesidad de acudir a dineros públicos o vigencias futuras. Dentro de ellas, Conconcreto y MHC son dos de las más grandes del país.
Esta última firma también opera la concesión Bogotá- Villeta. La iniciativa privada se complementará con otro contrato para el mejoramiento de la vía entre Villeta y Guaduas, en Cundinamarca.
En ese tramo no se han construido 22 kilómetros de doble calzada, lo que dificulta el tránsito en el alto del Trigo. “Ese segmento faltante también tendrá que ser contratado en el desarrollo de la 5G”, anticipó Gutiérrez.
SEMANA publicó el pasado 8 de noviembre el informe especial ‘Cinco vías de la vergüenza en Colombia’, en el que se evidencia que la construcción de un túnel y unos kilómetros en doble calzada en este sector conducen a una montaña sin vía, sin conexión.
Es necesario terminar y mejorar estos tramos inconclusos, que se convierten en verdaderos cuellos de botella para los viajeros.
Corredor de carga
En la década del noventa recorrer la vía entre Doradal y Santuario era un riesgo para los viajeros a causa de la presencia de grupos guerrilleros y paramilitares.
En la actualidad, muchos transportadores de carga evitan este cruce en la noche, pero ahora por el riesgo constante de derrumbes. “Para los transportadores de carga y para los viajeros, son tediosos algunos segmentos debido a lo angosto de la vía y a las curvas cerradas que hay entre Cocorná y San Luis”, explica Henry Cárdenas Cruz, presidente de la Federación de Empresarios del Transporte de Carga (Fedetranscarga).Otra parte crítica por la accidentalidad es Puerto Triunfo- Marinilla.
En ese sector se registran deslizamientos de tierra, sobrepasos peligrosos y exceso de velocidad de vehículos particulares que intentan sobrepaso de camiones.
La carretera entre las dos capitales es utilizada por unos 2.000 camiones y tractomulas al día. “Se transporta mucho alimento en los dos sentidos y también cargas industriales y cerámica”, afirma Cárdenas.
También es una vía por donde se mueve mucho cemento, pues en Rioclaro, Antioquia, operan dos de las plantas de cemento más grandes del país: Argos y Alión. Asimismo, desde Boyacá viene buena parte del carbón que llega a estas plantas, por lo que todos los días hay tráfico pesado.
Según Colfecar, otro gremio del sector de transporte de carga, durante 2019 se realizaron desde Bogotá hacia Medellín 64.559 viajes, que transportaron cerca de 490.000 toneladas; de estas, 28 por ciento pertenece a paqueteo y 20,4 por ciento, a productos varios.
Consecutivamente, se encuentran con cifras inferiores al 5 por ciento cada uno: agua, jabones, lubricantes y aceites.
En el sentido Medellín-Bogotá se realizaron 33.937 viajes, con 306.000 toneladas; de ellas, 30,3 por ciento pertenece a paqueteo y 21,3 por ciento, a productos varios.
A octubre de 2020 se han movilizado desde Bogotá a Medellín 357.000 toneladas, y desde Medellín a Bogotá 244.000.
Los efectos de la pandemia disminuyeron el tráfico de este corredor en cerca de 9,01 por ciento comparado con el año anterior.
Se evidencia para 2020 aumentos en el tránsito hacia Bogotá de concentrados de café, preparaciones alimenticias, embutidos y productos de panadería.
Asimismo, una tractomula puede tardar hoy 16 horas entre las dos ciudades, mientras que un carro particular, ocho horas.
Una de las buenas noticias es que no se prevé la instalación de nuevas casetas de peajes para financiar el proyecto entre Santuario y Caño Alegre. Sin embargo, esas cifras y proyecciones de tráfico son las que evalúa la ANI por estos días.
Lo que sí está claro desde ya es la conveniencia para sacar adelante el mejoramiento de este corredor estratégico para la economía del país.
En momentos en que economistas, Gobierno y sector privado discuten el mejor camino para salir de la recesión económica, una de las fórmulas más obvias es el desarrollo de infraestructura estratégica.
La nueva vía exprés entre Bogotá-Medellín también catalizará mayores inversiones en las dos regiones, en frentes de turismo e industria, sin contar una mayor integración cultural.
La arepa paisa y el ajiaco estarán a la vuelta de la esquina.
Algunas cifras del proyecto Santuario-Caño Alegre
Longitud del corredor: 108,5 km
Inversión prevista en obras: $3,1 billones (cifra 2018)-
Se construirá una doble calzada de 57,5 km.-
La velocidad en todo el corredor será de 80 km.-
Se edificarán 6 km de túneles y 30 km de viaductos.-
Las constructoras que proponen el proyecto son MHC, Conconcreto, Castro Tcherassi y Procopal.-
La concesión durará 40 años.