CRIPTOMONEDAS
El bitcóin está imparable: ¿seguirá subiendo o se desplomará?
La moneda digital superó su récord anterior. Expertos dicen que puede superar los US$ 100.000, al tiempo que cada vez más instituciones confían en su modelo. ¿Hasta dónde llegará?
Hace tres años, después de registrar su nivel récord, la cotización del bitcóin se desplomó y pocos apostaban por que volvería a tener un futuro próspero. Pero como el ave fénix, su cotización volvió a subir y hoy ya duplicó el tope alcanzado. Por eso en este momento más de uno quiere montarse al bus de las criptomonedas.
Desde finales del año pasado el precio de este activo digital no ha parado de crecer. Al cierre de esta edición, su cambio superaba los US$ 40.000 y no parecía tener techo. Analistas locales e internacionales han subido sus apuestas y ven posible que esta polémica moneda supere los US$ 100.000 por unidad.
Es el caso de JP Morgan, que esta semana aseguró que es posible que el valor de la moneda del futuro alcance los US$ 146.000. Este escenario podría darse siempre y cuando el bitcóin se acerque o reemplace al oro como activo refugio. Si bien es poco probable que esto suceda en el corto plazo, la tendencia que trae indica que podría llegar a este punto más temprano que tarde.
“Un desplazamiento del oro como activo refugio implica una gran ventaja para bitcóin a largo plazo”, dijeron analistas de dicha entidad.
Lo más leído
El futuro de las monedas digitales dependerá, en buena medida, de la confianza institucional, que sigue sin conquistar a decenas de países y sus respectivas autoridades. Su uso y masificación despierta amores y odios, sobre todo por el riesgo financiero que tiene atado.
Para nadie es un secreto que, a la hora de desplomarse, no hay personas, empresas o gobiernos que puedan responder, ni mucho menos indagar por las posibles afectaciones para sus usuarios. Pero tampoco se puede desconocer que su uso y aceptación toma cada vez más fuerza en el mundo.
Una paradoja en un sistema como el financiero, en el que la seguridad está por encima de la novedad. Las extraordinarias cifras que cada día vienen mostrando las criptomonedas son prueba del rally que vive y que podría mantenerse en el tiempo. La pandemia, como en muchos otros sectores, aceleró la adopción del bitcóin y sus similares.
En medio de esta situación, el espaldarazo de gigantes como Square y Paypal fue determinante para que hoy su valor de mercado sea superior al de varias economías emergentes, entre ellas Colombia.
La pandemia fue clave
En medio de esta fiesta, más de un prevenido aún piensa que el bitcóin podría perder todo lo ganado en las últimas semanas. Algo similar sucedió hace cuatro años. Para ese momento su valor alcanzó a rozar los 20.000 dólares, pero en cuestión de meses se redujo a menos de 4.000.
Este duro descalabro llevó a que ciudadanos de todo el mundo le tomaran aún más miedo a las inversiones digitales no respaldadas, supervisadas, reguladas y vigiladas. A pesar de eso, el panorama de 2020 y 2021 resultó diferente y juega a favor de las criptomonedas.
La pandemia del coronavirus ha sido la protagonista de la nueva escalada del bitcóin, que tiene al mundo pendiente de hasta dónde llegará o, en últimas, si alcanzará un tope.
Para Guillermo Valencia, fundador de la firma de análisis económico Macrowise, en 2017 el entorno macro estaba relativamente tranquilo, algo diferente de lo que sucede desde 2020, cuando las tasas de interés estuvieron cercanas o en cero, la deuda global se disparó y hubo una inyección de miles de millones de dólares en las economías.
Estos factores se convirtieron en el coctel perfecto para que los criptoactivos tomaran fuerza y hoy parezcan imparables. Aunque hubo un elemento adicional que pocos preveían. Años atrás, hablar de activos sin respaldo institucional era un pecado capital en el mundo económico.
Hoy, con una mayor desconfianza en el statu quo, eso cambió y las monedas digitales lo celebran. Como si esto fuera poco, los bancos y entidades financieras tradicionales vienen registrando bajas retribuciones e incluso pérdidas en algunos de sus productos.
Esto se ha convertido en un caldo de cultivo que favorece a los activos que no dependen de un intermediario, como las criptomonedas.
“La banca está teniendo problemas para encontrar rentabilidad en instrumentos y activos convencionales y, por lo tanto, los inversores particulares le apuestan a llevar el dinero a la criptomoneda”, asegura Marc Sansó, profesor de EAE Business School y CEO de la firma Elsebits.
Estos activos, por más polémicos que sean, llegaron para quedarse. Independiente de sus problemas políticos, casos como los de Argentina y Venezuela lo demuestran. Por un lado, los argentinos se vienen refugiando en criptomonedas como el bitcóin, pero también Ethereum y XRP, ante la falta de dólares y la depreciación del peso.
Un informe de El País señala que más de un millón de argentinos han adoptado estos productos como instrumento de inversión o para transferir fondos sin necesidad de un banco. En cuanto al país vecino, el presidente Nicolás Maduro lanzó esta semana un ambicioso plan para que la economía venezolana sea 100 por ciento digital al cierre de este año.
Según Maduro, el bolívar físico desaparecerá, aunque en la práctica apenas el 3,4 por ciento de las operaciones financieras se hacen con el efectivo local. Si bien la situación social y económica en Venezuela es crítica, el hecho es que el régimen tiene entre ceja y ceja las monedas digitales para hacerle frente a la difícil situación que enfrenta.
Ambos países tienen un historial largo de fracasos económicos e inestabilidad en sus finanzas. Por ende, nada les garantiza que tendrán éxito al adoptar y masificar el uso de monedas digitales. También es posible que, con boom y todo, las criptomonedas sigan siendo activos altamente especulativos y peligrosos.
De allí que todo aquel que diga saber hasta dónde llegarán o cuál será su futuro tiene la misma credibilidad de quienes predican conocer el precio futuro del dólar. Nadie tiene la bola de cristal.
Eso sí, según Bryan Benson, director de operaciones de Binance Latam, en el mercado se especula que en Estados Unidos se podría tramitar una regulación pronto y por otro lado que sus políticas económicas podrían acrecentar la inflación en el corto plazo.
“En consecuencia hay cada vez más compradores spot que vendedores spot de BTC, aumentando la demanda”, aseguró. Y añadió que el bitcóin no es la única criptodivisa con la capacidad de servir como un seguro contra la inflación, pero la tendencia alcista que se ha visto ininterrumpida en los últimos meses y la calidad de la experiencia acumulada de BTC como un token confiable en sus 12 años de vida lo ponen en una posición de estabilidad que contrasta con las crisis económicas desatadas por la pandemia”.
Llegaron para quedarse
Por lo pronto, la realidad de la pandemia y los planes de choque que han fijado diversos Gobiernos mantienen un panorama favorable para que sus cotizaciones suban como espuma. Expertos señalan que el precio podría tocar los 50.000 dólares al cierre del primer trimestre de este año y de allí en adelante caer bruscamente o sostenerse.
Sansó cree que cuando el mundo empiece a registrar un crecimiento saludable y sostenido, apalancado por la mayor aplicación de vacunas contra el coronavirus, se verá un precio más moderado del bitcóin y otras criptomonedas.
Con este telón de fondo, Colombia comienza un año en el que prevé dar los primeros pasos de cara a una posible regulación en este frente.
Por un lado, la Superintendencia de Sociedades estableció la posibilidad de realizar aportes en especie de criptoactivos al capital de las sociedades, aunque advirtió que su uso puede implicar fraudes o fallas. De otro lado, en los primeros meses de 2021 comenzará el primer piloto de operaciones con criptoactivos en el país.
Estos ejercicios no involucrarán dineros del público, ni implicarán riesgos para el sistema. La garantía es que se desarrollará en la arenera de la Superintendencia Financiera. Este es un espacio de pruebas controladas, con el cual se detallará si, en el futuro, es viable o no usar estos activos con todas las de la ley.
Con una moneda digital cotizando a niveles tan elevados y cada vez más instituciones confiando en su modelo, no caería nada mal que el país avance en una posible regulación. Eso sí, las autoridades deberán hacerlo con el mayor cuidado posible. En estos casos es mejor pecar por exceso que por defecto.