Economía
Elecciones en Estados Unidos: ¿están en riesgo las remesas que provienen de ese país si hay cambios en la política migratoria?
Kamala Harris y Donald Trump se enfrentarán el 5 de noviembre por la Presidencia de Estados Unidos. ¿Cuál es su visión de los migrantes y cuál el efecto en las remesas, que se han convertido en un combustible de consumo para América Latina?
Las de este 5 de noviembre serán una de las elecciones más disputadas y reñidas en la historia reciente de Estados Unidos. Las diferencias entre la representante del Partido Demócrata, Kamala Harris, y el republicano Donald Trump son muy estrechas y el futuro aún incierto.
Uno de los temas más álgidos que ha tenido la campaña es el migratorio, frente a las distintas posiciones que han asumido los candidatos.
Un informe de Fitch Ratings advierte que se esperaría una postura más confrontativa por parte de Estados Unidos hacia México y los países centroamericanos, si el expresidente Donald Trump es reelegido. Advierte que ha mostrado un mayor ánimo en restringir significativamente los cruces fronterizos y aumentar las deportaciones de inmigrantes indocumentados.
Por otro lado, la firma contempla la continuidad política de la administración Biden, si Kamala Harris triunfa en las elecciones. Señala que ella ha expresado su intención de impulsar una ley bipartidista que no logró aprobarse en 2024 tras la objeción republicana. El proyecto de ley pretende eliminar las lagunas en el proceso de asilo, dar al presidente mayor autoridad para cerrar la frontera cuando los cruces sean elevados y limitar permiso de inmigración, que permite a los inmigrantes ingresar temporalmente a los Estados Unidos.
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Por su parte, desde la Cámara Colombo Americana, AmCham Colombia, su presidenta María Claudia Lacouture explica que Kamala Harris propone una reforma a la figura de asilo político, donde se buscaría expulsar a personas que no cuenten con una base legal sólida para quedarse en Estados Unidos, al tiempo que se optimizan tiempos de procesamiento de solicitudes y establece una ruta migratoria legal en casos que resulten factibles. “En materia de seguridad fronteriza, agrega, se propone aumentar las penas para traficantes de estupefacientes y personas, autorizando a la Presidencia a cerrar temporalmente la frontera en situaciones de emergencia. El aumento del número de agentes y oficiales en la frontera suroeste y un trabajo bipartidista desde el Congreso para incorporar nuevas tecnologías en la identificación y detención del tráfico de drogas también sería prioritario”.
Por su parte, dice Lacouture, Donald Trump propone implementar un plan para llevar a cabo “la mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos”, dando lugar a la expulsión de migrantes en situación irregular y aquellos con antecedentes delictivos.
“Esta iniciativa estaría orientada a restaurar la seguridad en comunidades y reforzar el respeto por las leyes de inmigración del país, donde quienes cumplen con las normativas legales puedan permanecer en el país. En seguridad fronteriza plantea completar el muro fronterizo y reforzar la seguridad en la frontera sur para lograr detención de la inmigración ilegal y el tráfico de drogas. Se desplegaría personal militar adicional y se implementarían políticas más estrictas para asegurar que la frontera de Estados Unidos sea robusta y proteja la soberanía nacional en torno a la seguridad de todos los ciudadanos”, señala Lacouture.
Lo que pase en materia migratoria es fundamental para las economías de países de América Latina. ¿Por qué? Como advierte Fitch Ratings, las remesas son motores económicos clave, por lo que regiones como Centroamérica son altamente vulnerables a la inmigración estadounidense.
“Las remesas impulsan principalmente el crecimiento del consumo, sirviendo en ocasiones como un efecto contracíclico económico. Estos flujos a menudo financian grandes intercambios y desequilibrios en las economías centroamericanas basadas en el consumo. Más del 90 % de las remesas se utilizan para cubrir los gastos de consumo diario”, dice el informe.
Y advierte que han tenido un crecimiento resiliente y sustancial en las últimas décadas, “a pesar de varias crisis económicas profundas, incluida la pandemia. La contracción inicial en las remesas, al comienzo de la pandemia, resultó de corta duración, pero el crecimiento de los flujos desde entonces ha sido cada vez más divergente”, señala Fitch.
Por ejemplo, asegura que mientras las remesas a Nicaragua se han triplicado en los últimos cinco años, los flujos hacia otros países, particularmente El Salvador y Jamaica, se han desacelerado en los últimos años.
Las remesas dependen en gran medida de la mano de obra en algunos estados y han resistido los cambios de administración. Según Fitch, los flujos de remesas son altamente vulnerables al ingreso disponible estadounidense.
“Un estudio basado en la Encuesta de Población Actual de Estados Unidos encontró que un aumento del 1 % en los ingresos de los hogares estadounidenses da como resultado un incremento del 0,2 % al 0,3 % en las remesas que se envían al extranjero”, afirma el documento de Fitch.
Por ello, una política más restrictiva en materia migratoria, incluso con expulsiones de extranjeros de Estados Unidos, podría afectar los flujos de recursos hacia países como los centroamericanos, que no solo se benefician de los dólares que reciben las familias provenientes de ese país, sino también, en estos momentos, de la fortaleza del dólar.
En el caso de Colombia, en los últimos años, las remesas han venido creciendo y dos hechos lo confirman. En septiembre de 2024, según datos del Banco de la República, las remesas a Colombia ascendieron a 1.037,32 millones de dólares y se convirtió en la cifra más alta en la historia del país en un mes. Ya desde junio, se había superado la barrera de los 1.000 millones de dólares en envíos de colombianos que viven por fuera del país a sus familias, y julio y agosto habían mantenido esa tendencia.
En los primeros nueve meses de este año, las remesas sumaron 8.680,23 millones de dólares frente a 7.404,22 millones de dólares del mismo período de 2023. Para el año pasado, las remesas sumaron 10.091 millones de dólares, un crecimiento del 7 % anual respecto a los 9.428 millones de dólares que ingresaron en 2022. Como porcentaje del PIB, las remesas recibidas pasaron de un promedio de 1,91 % entre 2015 y 2019, al 2,7 % y 2,74 % en 2021 y 2022, respectivamente.
De acuerdo con un informe del Banco de la República, los ingresos externos por concepto de remesas de trabajadores que recibe el país han venido aumentando en los últimos años a tasas superiores al crecimiento de la actividad económica, lo que ha llevado a que su proporción con respecto al PIB alcance un máximo histórico del 2,8 % en 2024, cuando hace una década apenas representaban el 1,1 % del PIB.
Y Estados Unidos tiene un papel protagónico. El informe del Banco de la República detalla que los colombianos que han salido del país se localizan principalmente en los Estados Unidos y en España. Explica que, en el año 2020, de acuerdo con cifras de Naciones Unidas, el 45 % de la población colombiana residente en el exterior (sin incluir los colombianos que vivían en Venezuela) se ubicaba en los Estados Unidos y el 25 % en España.
El análisis describe la ocupación laboral de los colombianos residentes en los Estados Unidos y explica que los trabajos en actividades relacionadas con servicios (que incluyen “ventas y oficina”) es significativa y supera la del promedio de todos los migrantes: mientras los colombianos empleados como porcentaje de la fuerza laboral en Estados Unidos en “ventas y oficina” es del 18 %, el resto de los migrantes es del 15 %; en “construcción y recursos naturales”, los colombianos representan 24 %, mientras que los otros migrantes es del 27%; y la proporción es la misma (37 %) en “administración, negocios, ciencias y artes”. El informe del Banco de la República concluye que para los migrantes colombianos en ese país, es una oportunidad si se tiene en cuenta que el sector servicios genera más del 75 % del PIB de los Estados Unidos y que la tasa de desempleo en ese sector es inferior a la que se registra para el total nacional.