TRANSPORTE AÉREO
Colombia al vuelo
Con una inversión de 2,8 billones de pesos durante los próximos cuatro años, el gobierno planea modernizar 51 aeropuertos concesionados y no concesionados. Estos son los detalles del plan.
En los últimos años, llegar por aire a la población de Bahía Solano, ubicada en el Pacífico colombiano, es toda una prueba extrema en la que a diario pilotos y pasajeros deben arriesgarse a aterrizar en una pista que parece la superficie lunar. Es tal el deterioro de este aeródromo, que entre 2013 y 2014 Satena y Aerolínea de Antioquia (ADA) suspendieron varias veces sus operaciones por su alto riesgo de accidentalidad.
El caso de Bahía Solano no es el único. Casi la totalidad de las 94 pistas que administran los municipios y las 14 departamentales, muchas de ellas ubicadas en zonas apartadas del país y de difícil acceso, están en muy mal estado y los alcaldes y gobernadores alegan que no tienen recursos para recuperarlas y mantenerlas.
Este deterioro y atraso del sistema aeroportuario colombiano no solo se refleja en las pequeñas pistas municipales. También buena parte de los aeropuertos más importantes del país, incluso los internacionales, son anticuados y no dan abasto con el creciente número de viajeros.
En la actualidad, Colombia cuenta con 590 aeropuertos y campos de aterrizaje de los cuales 75 son de propiedad de la Aerocivil (16 entregados en concesión), 14 pertenecen a los departamentos, 94 son municipales, nueve son militares y el resto son privados. Estas cifras convierten a Colombia en uno de los países de la región con la red aeroportuaria más grande. Pero muchas de estas terminales no cuentan ni con la infraestructura ni la tecnología para atender adecuadamente la operación.
Además, el buen momento de la economía del país en los últimos años se ha visto reflejado también en el súbito incremento de personas que se transportan en avión. Según datos de la Aerocivil, entre 2005 y 2014 los aeropuertos pasaron de mover 12 millones a 30 millones de pasajeros al año. Es tan grande la industria aeroportuaria de Colombia que en Suramérica ocupa el segundo lugar después de Brasil. Sin embargo, este crecimiento ha estado muy por delante de la modernización de la infraestructura de las terminales.
Como explica Gustavo Lenis, director de la Aerocivil, por ejemplo el aeropuerto de Palmira, que hoy mueve alrededor de 5 millones de pasajeros al año, tiene una planta física a la que no se le ha hecho ninguna obra importante desde 1971, cuando fue remodelado y ampliado con motivo de los juegos panamericanos.
El gobierno ha tratado de solucionar este problema al ampliar y modernizar el aeropuerto El Dorado de Bogotá, en un proceso que comenzó en 2007, y al intervenir durante el primer mandato de Juan Manuel Santos las terminales de Bucaramanga, Cúcuta y Cartagena. Sin embargo, esas intervenciones se han quedado pequeñas para atender la gran cantidad de viajeros.
Consciente de este problema, Santos decidió en su segundo periodo destinar 2,8 billones de pesos para modernizar 51 aeropuertos del país y así mejorar la conectividad y la competitividad. Esa partida se suma a los 2,6 billones de pesos que invirtió en su primer mandato, pero destinados principalmente a las obras en El Dorado. “Por eso consideramos que en los próximos cuatro años las inversiones se deben dirigir hacia las demás terminales del país y eso es lo que estamos haciendo”, concluye Lenis.
Las obras se concentrarán en modernizar y ampliar instalaciones como salas de espera y de despacho de equipajes, ampliar pistas y construir torres de control de las terminales aéreas más importantes del país, y se realizarán principalmente bajo la figura de asociaciones público privadas (APP). Además, a través del programa Aeropuertos para la Prosperidad, el gobierno rehabilitará las pistas municipales y departamentales.
Las inversiones marchan rápidamente. Hasta el momento, de los 2,8 billones de pesos se han ejecutado alrededor de 600.000 millones y se han iniciado obras en buena parte de las terminales más importantes del país. A comienzos de este año comenzaron los trabajos en el aeropuerto Simón Bolívar de Santa Marta, que comprenden construir la nueva torre de control y ampliar su superficie para atender 600.000 pasajeros adicionales al año. De igual manera, se están llevando a cabo obras en los aeropuertos de Palmira, Rionegro, Medellín, Barranquilla, Santa Marta, Bucaramanga, Cartagena, Quibdó, Corozal, Montería, Cúcuta, entre otros.
Por otro lado, bajo el programa Aeropuertos para la Prosperidad se han firmado contratos para rehabilitar los aeródromos de Bahía Solano, Nuquí y Guapi. Según el vicepresidente Germán Vargas Lleras, las obras destinadas a este tipo de aeropuertos buscan “impulsar la conectividad de las regiones apartadas y así fomentar su gran potencial turístico, ambiental y social”. Así, casos como el de Bahía Solano no se repetirán.
Pero la modernización del sistema aeronáutico colombiano no para allí. A las remodelaciones actuales se suma la última fase de las obras de El Dorado, que incluye culminar la nueva torre de control, la cual debe ser entregada a más tardar a inicios del próximo año, y la ampliación de las terminales, que finalizará en 2017.
Además, se está reorganizando la navegación aérea. Para evitar la congestión y el atraso de los vuelos en El Dorado, la Aerocivil ha puesto en marcha sofisticados programas para sincronizar de manera automática las llegadas y las partidas de los aviones. Los resultados han sido positivos: “Durante las temporadas vacacionales de Semana Santa y de junio y julio de este año, por primera vez en mucho tiempo no fuimos noticia en los medios por las tradicionales congestiones y atrasos en los vuelos”.
A pesar de todas estas obras, el gobierno sabe que hacia 2021 El Dorado se quedará pequeño al pasar de 27 a 40 millones de pasajeros movilizados al año, y de 50 a 90 operaciones por hora. Para evitar que en un futuro la aeronavegación del país colapse, el presidente Santos ha acelerado la construcción de El Dorado II, que estaría ubicado en el municipio de Madrid, Cundinamarca, y contaría con dos pistas de 4.000 metros en un área de 1.350 hectáreas.
En mayo, el Consorcio Aeropuerto El Dorado II ganó el contrato para elaborar el plan maestro por un costo de 4.795 millones de pesos, que debe entregar a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) para que ella determine cómo se va a hacer la obra.
Con esta apuesta por modernizar el sistema aeroportuario colombiano, el gobierno espera que las tradicionales imágenes de pasajeros hacinados en salas de espera y de protestas por retrasos sean parte del pasado. También espera que los colombianos de las regiones apartadas, que prácticamente solo pueden viajar por aire, puedan integrarse al resto. Si los contratistas cumplen los cronogramas de trabajo y si el ritmo de las inversiones continúa como hasta ahora, las pistas como la de Bahía Solano serán cosa del pasado.