Sectores
Estas son las billonarias cifras de la industria de las apuestas en línea. ¿De buenas en el juego y de malas ante la Dian?
Esta industria hoy está en la mira de la reforma tributaria. La ilegalidad es uno de sus grandes dolores de cabeza.
Los colombianos siempre han sido propensos a los juegos de suerte y azar. De las tradicionales loterías departamentales, pasaron al chance, luego al Baloto y desde hace siete años a las apuestas en línea, que están muy concentradas en deportes.
Ha sido tan rápida la aceptación y el uso de este tipo de apuestas que tan solo el año pasado movieron 35,6 billones de pesos, y entre enero y agosto de este año iban en 28 billones, más de lo que se tiene presupuestado pagar en el servicio de la deuda pública el año entrante.
Su éxito se basa en atender a los apostadores y a los aficionados a los deportes, a quienes usualmente les gusta ‘jugársela’ por sus equipos. A eso se sumó que es un sector que en el mundo nació en la década de 1990 y se ha desarrollado con la expansión de internet y los avances tecnológicos que permitieron la digitalización de actividades presenciales.
Antigua y Barbuda, un pequeño país del Caribe, fue el primero en aprobar licencias para abrir casinos en línea, en 1994. Más de 20 años después, esta modalidad llegó a Colombia con empresas que han adquirido la licencia ante Coljuegos, pero también con la competencia de numerosas casas de apuestas domiciliadas en el exterior ante la facilidad de un proceso que se realiza de forma virtual.
Lo más leído
Pese a la tardanza, Colombia fue el primer país de Latinoamérica en reglamentar este tipo de juegos online y actualmente hay 15 operadores autorizados: Wplay.co, Bwin, Zamba, Stake, Betplay, Sportium, FullReto, Luckia, Yajuego, Codere, Wonderbet, Rivalo, Megapuesta, Betsson y Rushbet.co.
Son empresas con inversionistas nacionales e internacionales que han logrado mover sus máquinas registradoras de forma acelerada. Una de ellas es Betplay, la más grande del mercado y filial de Corredor Empresarial, un conglomerado que agrupa 28 empresas del sector de apuestas, así como la red de pagos y transferencias de dinero Supergiros y Sured. En 2017, Corredor Empresarial facturaba 280.677 millones de pesos. El año pasado, gracias a Betplay, llegó a 1,1 billones, según datos reportados a la Cámara de Comercio de Bogotá.
Son pocas las compañías colombianas que facturan más de 1 billón de pesos anuales. En 2023, fueron 261 y a ese nivel se llega con muchos años de trayectoria o con negocios disruptivos, como es el caso de los almacenes de descuento D1, que fueron creados en 2010 y cinco años después vendieron su primer billón.
Las apuestas en línea, sin duda, llegaron para sacudir un negocio tradicional, por su facilidad y porque sus principales usuarios son los jóvenes. Su mecánica es sencilla: los jugadores crean una cuenta en la página web o la app de alguno de los operadores, la cual pueden cargar mediante transferencias electrónicas o en efectivo en puntos como los de Supergiros, Efecty o en supermercados. Posteriormente, pueden elegir el deporte en el que quieren apostar, en campeonatos nacionales o internacionales.
Las opciones para apostar no se limitan al marcador final, sino que se puede intentar ganar dinero de diversas maneras: por la cantidad de tarjetas rojas o amarillas, por los tiros de esquina, por el jugador que haga gol, etc.
Las apuestas en línea también ofrecen opciones de juegos como ruleta, blackjack o máquinas tragamonedas virtuales (llamadas slots). Lo que no está permitido en el país son las apuestas no relacionadas con casinos o con deportes. Por ejemplo, en Estados Unidos y el Reino Unido se apuesta sobre quiénes serán los próximos gobernantes o los ganadores de premios como los Óscar o los Grammy.
Otros dos grandes operadores, en términos de ventas, son Wplay y Rushbet. La primera tiene la razón social Aquila Global Group y está domiciliada en Medellín. Hasta 2022 facturaba más de 400.000 millones de pesos. La segunda pertenece a la estadounidense Rush Street Interactive, con una facturación de 307.397 millones de pesos en 2023 en Colombia. Opera en nueve países y su valor de mercado es de 2.355 millones de dólares.
Igualmente, sobresale la sueca Betsson, fundada en 1963 y con una capitalización de mercado de 17.133 millones de dólares. En Colombia, bajo la razón social Colbet SAS, facturó, el año pasado, 17.813 millones de pesos.
Rivalo, con sede en Curazao, en 2023 vendió 8.967 millones de pesos. La colombiana E Total Gaming es del Grupo Empresarial Vicca Group, que desde hace más de 25 años opera máquinas tragamonedas y casinos en centros comerciales. Su marca en apuestas en línea es Zamba, y en 2023 tuvo ingresos por 13.045 millones de pesos.
Estas cifras llevan a entender por qué el Ministerio de Hacienda apuntó a las apuestas en línea como posible generador de IVA, con el argumento de que no son parte de la canasta familiar y porque, a diferencia de otros juegos de suerte y azar, no pagan el impuesto al valor agregado. La idea es recaudar 2 billones de pesos por este concepto.
Otra visión tienen desde la industria. Evert Montero, presidente de Fecoljuegos, considera que la aspiración de recaudo se basa en un entendimiento errado del modelo de negocio de las apuestas en línea. Explica que, en efecto, en 2023 estas movieron 35,6 billones de pesos, pero que ese dinero no implica ventas efectivas, sino que son una especie de crédito. Esto porque las personas tienen saldos en sus cuentas y de allí les debitan lo que pierden o les abonan lo que ganan, y a eso se le suma la posibilidad de rejuego, que en algunos casos es constante y, en otros, las personas simplemente se retiran.
“Por ley, sobre lo que la gente apuesta se deben pagar premios por mínimo el 86 por ciento y hoy damos el 95 por ciento. Esto evidencia que es una industria con márgenes muy pequeños, en donde lo que importa es el volumen”, señala Montero y dice que por eso los ingresos brutos de las empresas, tras mover 35 billones, fueron de 2,1 billones. Asegura que en los demás países las apuestas en línea no pagan IVA. Añade que imponer ese impuesto reduciría el número de jugadores, el monto apostado o se promoverían indirectamente las apuestas ilegales, que son las no domiciliadas en el país, que no generan empleo ni pagan los impuestos por los que sí responden las locales y que son para financiar al sector salud.
“Quienes apuestan en operadores legales llenan formularios para evitar que sean menores de edad y para que no entren recursos de dudosa procedencia; esos controles no aplican en las plataformas que operan desde el exterior, que son una competencia desleal”, sostiene Montero, quien además señala que aunque Coljuegos bloquea constantemente páginas web de apuestas en línea ilegales, estas siguen funcionando porque cambian de dirección IP.
Coljuegos señala que contrató a una empresa de inteligencia y seguridad informática que rastrea los portales de apuestas en línea no autorizados, identifica perfiles de redes sociales falsos y duplicidad de marca. Luego envía una solicitud de orden de bloqueo al MinTic. En el último año, ha emitido 6.000 órdenes de bloqueo. La entidad recordó que el dominio de los portales autorizados en Colombia termina en .co.
Más allá de esa situación, lo cierto es que con la reforma el sector está expuesto a una mayor tributación, por el IVA para las apuestas digitales y por el aumento de la ganancia ocasional. De conseguir el apoyo del Congreso, al final la casa, en este caso, la Dian, “siempre gana”.