Economía
Fundación Carvajal apoya a más de 700 familias del Valle y el Norte del Cauca para salir de la pobreza
El respaldo del sector privado es clave para la reducción de la pobreza. Pero, también, las sinergias que se puedan identificar para desarrollar herramientas que empoderen a las familias y les permita salir de esta situación.
Colombia es uno de los países más desiguales, con altas tasas de pobreza, informalidad, bajo acceso a educación y brechas de género, de acuerdo con los reportes de la Ocde, organismo al que pertenece el país.
En 2023, la pobreza monetaria en Colombia fue del 33% lo que representa aproximadamente 19 millones de personas que se encuentran por debajo de ingresos establecidos en 435.375 pesos mensuales, cifra que establece la frontera de la línea de pobreza para ese año. En 2022, fue de 396.864 pesos.
A su vez, la pobreza extrema nacional fue del 11,4%, lo cual indica que cerca de 8 millones de personas carecen de seguridad alimentaria. Finalmente, la pobreza multidimensional que da cuenta de las dimensiones de condiciones educativas, de niñez y juventud, trabajo, salud, vivienda y servicios públicos, se situó en un 12,1%, de acuerdo con cifras del Dane.
Para 2023, las cifras de pobreza monetaria y pobreza extrema tuvieron una reducción frente a 2022. En pobreza monetaria, el país la redujo 3,6 puntos porcentuales, al pasar de 36,6% al 33%, esto reflejó que 1,6 millones de personas salieran de la pobreza. Mientras tanto, en la pobreza extrema la cifra pasó de 13,8% en 2022 al 11,4% en 2023. De acuerdo con un análisis del PNUD, la persistente desigualdad entre las áreas urbanas y rurales se refleja en que la incidencia de la pobreza extrema en zonas rurales sigue siendo más de dos veces mayor que en las urbanas.
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El mismo estudio refiere que, si bien, la reducción de la pobreza en 2023 fue impulsada principalmente por dos factores -la recuperación del empleo hacia el segundo trimestre del año y la focalización efectiva de los subsidios a nivel nacional- la desaceleración del crecimiento del PIB, limita la capacidad del mercado laboral. Además, persiste la informalidad que se acerca al 55%.
Aunque los resultados de 2023 mostraron mejores cifras en materia de reducción de la pobreza, todavía hay mucho camino por recorrer y se requiere del esfuerzo conjunto, no solo del sector público, sino también la vinculación activa del privado para cerrar las brechas.
Un ejemplo de este esfuerzo frente al complejo panorama social lo adelanta la Fundación Carvajal, que tiene como propósito contribuir a la superación de la pobreza en hogares de los territorios priorizados del Valle del Cauca, como Cali, Buenaventura, Ginebra y Candelaria; y también del norte del Cauca: Guachené y Miranda.
Para esto, señala la fundación, “diseña e implementa metodologías sociales innovadoras que buscan mejorar de manera directa las condiciones educativas del hogar, la generación de ingresos y el desarrollo del ser, y a través de un rol articulador, la movilización de las dimensiones de salud y vivienda”.
A partir de la evidencia recolectada, la Fundación Carvajal le apuesta a que estas metodologías ya sean propias o de terceros, presenten un alto impacto social, potencial de transferencia y escalabilidad a nivel nacional e internacional.
Basado en ello, la organización reafirmó su compromiso institucional al alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular con el objetivo número 1: fin de la pobreza.
“Entre el 2023 y el 2024, se cuenta con 758 hogares activos que se han acompañado con metodologías co-creadas y soluciones innovadoras centradas en sus necesidades. Como parte de la estrategia, se ha implementado el Semáforo de Eliminación de la Pobreza de la Fundación Paraguaya, una herramienta de autodiagnóstico que empodera a las familias para comprender su situación y trazar un camino hacia la disminución de la pobreza. Este sistema utiliza colores (rojo para pobreza extrema, amarillo para pobreza y verde para sin pobreza) y cada hogar recibe el acompañamiento de un gestor de la Fundación durante el proceso”, señala la Fundación Carvajal.
Para entender el impacto, puso el caso de uno de los hogares que acompaña: Leidy Aguirre es una madre de 38 años y jefa de un hogar compuesto por 8 personas, con un ingreso mensual de 840.312 pesos, lo que ubica al hogar en la categoría de pobreza extrema. “Gracias a la formación técnica y los materiales proporcionados, Leidy ha logrado, junto a otras mujeres de su comunidad, elaborar chorizos, creando así su propia fuente de autoempleo”, explica la fundación.
La Fundación Carvajal señala que se reconoce que todos los seres humanos tienen la capacidad de empoderarse y transformar sus vidas, y más sí se cuenta con una motivación y un acompañamiento. “Para ello, la articulación y la generación de sinergias con otros actores presentes en los territorios es clave, ya que permite dinamizar acciones y generar impactos colectivos”, concluye.