CIENCIA

"La comida orgánica es cara y no beneficia a la salud”, dice J.M Mulet

Directo, crítico y muy polémico, así es el científico y PhD. José Miguel Mulet quien abiertamente defiende la tecnología transgénica y critica duramente a la industria de los alimentos orgánicos. La manera de expresarse y de contar la ciencia lo ha posicionado como uno de los voceros de la biotecnología más reconocidos en habla hispana.

8 de febrero de 2018
Foto: J.M Mulet, autor del libro 'Transge´nicos sin miedo'. Crédito: Agro-Bio.

“El que se la pueda permitir (comprar la comida orgánica) y quiera correr un riesgo sanitario, allá ellos. Yo no soy un consumidor habitual, primero porque es cara y porque no tiene ningún ventaja para la salud y el medio ambiente”, dijo a Dinero el considerado ‘rockstar’ de la ciencia.

El científico español, quien estuvo en Colombia para presentar su más reciente libro ‘Transgénicos sin miedo’ en la universidad Javeriana de Bogotá, asegura que si se aplicara a la inversa el “principio de precaución" defendido por algunos activistas, la comida orgánica tendría que prohibirse pues “es la que más problemas de salud está dando”.

J.M. Mulet, autor de varios libros que han levantado revuelo como ‘Medicina sin engaños’ y ‘Comer sin miedo’, dice que con sus obras literarias ha contribuido a desmentir mitos sobre los hábitos alimenticios.

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“El nuevo libro se llama ‘Transgénicos sin miedo’ porque no tenemos ninguna razón para temerles. Es una palabra maldita porque surge una campaña negativa sobre ella, una campaña por parte de grupos muy poderosos como partidos verdes y organizaciones ambientalistas que han conseguido que esa palabra sea asociada a algo malo”, afirma.

En este sentido aclara que “en realidad ‘transgénico’ es una definición técnica y no implica nada malo ni nada bueno de por sí, simplemente indica que ha sido utilizada algún tipo de tecnología”.

“Los transgénicos son imposibles de prohibir, si ahora mismo se hiciera, automáticamente la producción mundial de soya y maíz se desplomaría. Estos son alimentos esenciales y base para alimentar al ganado”, argumenta.

Según el experto, en el mundo existen dos tipos de activistas ambientales: los que cobran y se han convertido en conferencistas profesionales, y los que realmente se creen el cuento. “Los que cobran no se creen ni ellos mismos lo que dicen, simplemente es una estrategia de mercadeo”, dice el experto en bioquímica y en biología molecular.

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Mulet dice que la mayoría de organizaciones ambientalistas como Green Peace no tienen credibilidad porque al final son multinacionales que "manejan presupuestos millonarios y necesitan mantener unas estructuras muy costosas".

“Se mantienen con base en donaciones, necesitan ganar espacio mediático para que la gente siga afiliándose y pagando una cuota”, añade.

José Miguel Mulet considera que esta tecnología ha sido víctima de las críticas sin fundamento de los activistas y de la propia falta de comunicación de quienes trabajan en estos proyectos.

Esto ha derivado, según en él, en que desarrollar un transgénico y presentarlo en el mercado sea exageradamente caro debido a los costos de las pruebas ambientales, de salud y de seguridad. Así mismo considera que pasar el proceso regulatorio es muy caro.

“Esta tecnología estaba al alcance de cualquiera, de hecho muchas de las primeras organizaciones que iniciaron en el negocio fueron empresas universitarias, a medida que se fue haciendo la campaña en contra obviamente no se podía prohibir sin ningún motivo de piso. Entonces en vez de prohibir lo que hicieron fue dificultar el proceso”, afirma. 

El experto lamenta que en la actualidad hay muchos transgénicos desarrollados por empresas nacientes que “solamente pueden aspirar a vender la patente a una compañía grande porque no cuentan con la capacidad económica para sacar eso al mercado”.

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Defender los transgénicos le ha traído muchos problemas a este científico español; en Argentina por ejemplo tuvo que ser escoltado para llegar a la Universidad de Córdoba y presentar una de sus publicaciones.

Denuncia además que en Europa se han realizado más de 40 ataques a campos experimentales. De acuerdo a José Miguel Mulet la tensión generada por este tema incluso ha provocado ataques con paquetes bombas en las sedes de los organismos que regulan y autorizan los nuevos transgénicos.

A pesar de las dificultades el experto visualiza grandes oportunidades. En Europa, por ejemplo, dice que el estigma pesa cada vez menos mientras que en América Latina mercados como Brasil y Argentina, el segundo y cuarto productor mundial de transgénicos, se proyectan con fuerza.

“Latinoamérica es el granero biotecnológico del mundo”, dice Mulet, al explicar que un gran parte del ganado de Europa se alimenta con maíz y soya transgénica que viene desde esa región.

Por ahora este experto continúa con su lucha por los alimentos transgénicos, varios de los cuales difieren en sus propiedades y características. Menciona por ejemplo que hay variedades de arroz que son más ricas en nutrientes y también de maíz que son resistentes a diversas clases de insectos y permiten eficiencias en el gasto de insecticidas.

“Los beneficios son concretos en cada variedad (de cultivo transgénico), los beneficios de la tecnología es que nos permite hacer cosas que con los métodos clásicos no se podían hacer”, apuntó.

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