Sector Inmobiliario
La finca raíz: uno de los negocios que la crisis afectó de manera grave
La aparición de un creciente número de anuncios que advierten la disponibilidad de locales, viviendas y oficinas para renta y venta, muestra una faceta dramática de la pandemia en algunas de las principales ciudades del país.
El impacto de la pandemia en Colombia muestra su faceta más dramática en las cifras que hoy registran la salud y la economía del país. Hasta este domingo 11 de octubre, el número de fallecidos como consecuencia de la covid-19 llegó a 27.837 personas y 911.316 contagiados.
Pero también el drama lo vive la economía. Miles de negocios cerrados y millones de desempleos es la costosa factura que ha tenido que pagar el país luego de que se adoptaran las drásticas medidas de aislamiento, como única salida para reducir la propagación del virus y preparar mejor al sistema de salud para enfrentar los nuevos desafíos.
Muchos negocios sobrevivieron tras casi cinco meses de cierres, sin recibir ingresos. Algunos, a estas alturas, tampoco han podido abrir sus puertas, ya sea porque su modelo implica aglomeraciones, todavía proscritas en esta etapa, o porque les resulta mucho más costoso mantener abiertas sus puertas. Por eso sucumbieron ante la nueva realidad que les provocó la cuarentena.
La reapertura gradual decretada a partir de mayo les generó alivio a las finanzas de un escaso grupo de actividades autorizadas. Y aunque desde el primero de septiembre el gobierno nacional decretó que el país pasada de una etapa de aislamiento preventivo obligatoria a uno que se denomina aislamiento selectivo, y que implicó la reapertura de la mayoría de actividades productivas en todo el país, la economía avanza a paso lento.
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El temor de muchos compradores, que todavía no se atreven a acudir como normalmente lo hacían a sus establecimientos preferidos, pero también el hecho de que muchos colombianos perdieron su empleo y con él su capacidad de compra, tiene postrada la actividad económica.
De paso, ha desatado un revolcón en el sector inmobiliario, que comienza a ver las cicatrices de la pandemia. En Bogotá este fenómeno se observa con el cierre de empresas, oficinas y locales comerciales, que es cada vez más visible.
El creciente número de avisos que tapizan la ciudad con un ‘Se vende’ o ‘Se arrienda’ muestra que para los dueños de comercios, restaurantes, bares y discotecas, profesionales independientes e incluso para muchas familias, el costo es alto.
En algunos sectores de la ciudad reconocidos por la rumba, la gastronomía o el comercio, el drama de la parálisis es más evidente. Vitrinas vacías, aislamientos con polisombras o gigantescos avisos que dan cuenta de su disponibilidad, retratan muy bien los cambios que se están gestando en una ciudad que aporta el 25 por ciento del Producto Interno Bruto del país y alberga a cerca del 16 por ciento de la población total.
Los centros comerciales han llevado la peor parte. Carlos Betancourt, director ejecutivo de AceColombia, el gremio que representa a los centros comerciales del país señala que la disponibilidad de locales alcanza un promedio de 18 por ciento. Es decir, casi 10 puntos por encima de lo que se registraba antes de marzo, cuando arrancó en el país la pandemia. Pero algunos centros comerciales medianos y pequeños tienen ya una disponibilidad de locales para renta cercana al 24 por ciento.
En el caso de oficinas, bodegas y vivienda el comportamiento es muy heterogéneo. El aumento del teletrabajo o del trabajo en casa ha llevado a que muchas oficinas -especialmente aquellas con menos prestaciones en espacios o tecnología- tengan hoy mayor disponibilidad para renta o venta. En el caso de las bodegas, estas han tenido un mejor desempeño debido al crecimiento que registra el comercio electrónico, y que ha llevado a que muchas empresas busquen reubicar mejor sus sitios de abastecimiento a lo largo y ancho de la ciudad.
En cuanto a la vivienda, aunque se ve bastante castigado a juzgar por el aumento en el volumen de avisos que muestran su disponibilidad para renta o venta, lo cierto e que es un mercado en el que existe un alto porcentaje de informalidad, es decir que las personas realizan sus transacciones de manera directa. Las cifras de Fedelonjas, el gremio que representa a las inmobiliarias del país, no muestran aumentos sustanciales en las tasas de desocupación, quizás porque justamente al contar con un mercado profesionalizado, por ahora tienen menos dificultades.
Mientras tanto, los locales comerciales ubicados directo a la calle cuentan otra historia. Muchas marcas y sitios emblemáticos, queridos o muy recorridos por quienes viven en la capital del país están desapareciendo. Estos son algunos de los sectores y negocios que están desapareciendo tras una crisis que no discrimina y sigue afectando la salud y la economía del país.
Zona de rumba
En plena zona rosa, el corazón de la rumba bogotana, sobre la carrera 14 con calle 84, aumenta el número de locales como bares, restaurantes y discotecas que han tenido que cerrar. Este es el antes y el después de una de las zonas que antes de la pandemia eran muy frecuentadas.
Zona de lujo
Algunas reconocidas marcas de ropa, accesorios o calzado han tenido que cerrar algunos de sus locales, ya sea porque sus ventas ahora se mueven más a través del comercio electrónico o porque los costos de mantener sus locales abiertos resulta menos rentable. Así luce uno de los sectores donde las marcas de lujo tenían asiento, en la carrera 11 con calle 84.
Zona comercial
Con estrategias de liquidación total por cierre de operaciones, algunos empresarios buscan rescatar las mercancías que hasta hace unos meses eran muy demandadas por sus clientes. En este sector de la calle 122 con carrera 17, al norte de la ciudad, se ve un creciente número de negocios que están cerrando sus puertas.