EN LA JUGADA ECONÓMICA

La guerra de los pasajes y la chatarrización de Obama

En el vistazo a la prensa económica de este lunes sobresale la valorización de las acciones de la ETB, la guerra en los precios de los tiquetes aéreos y los incentivos de Obama para renovar carro. La nota curiosa del día: menos propinas en la Ciudad Luz.

Daniela Botero especial para Semana.com
31 de agosto de 2009

Dinero.com abre este lunes con una buena noticia para todos los accionistas de la Empresa de Teléfonos de Bogotá (ETB). Según la Comisionista de Bolsa Correval, en los últimos 8 meses las acciones de dicha empresa han presentado una valorización del 104 por ciento. Santiago Castro Echeverry, analista de Correval, atribuye las tendencias positivas en los precios de las acciones a la búsqueda por un socio estratégico que ha emprendido la ETB desde hace algunos meses.

La República destaca en su primera plana la actual guerra de los tiquetes aéreos en el país. Después de que en meses pasados la demanda de tiquetes tanto nacionales como internacionales sufriera una gran contracción, varias aerolíneas nacionales entraron a implementar fuertes estrategias publicitarias como promociones y descuentos que trajeron como resultado un incremento del 7.34 por ciento en la demanda de tiquetes nacionales. Aires (con un 73.01 por ciento) e Easy Fly (con un 90.36 por ciento) fueron las aerolíneas que más compitieron en esta sangrienta guerra por obtener pasajeros.
 
Sin embargo, la demanda de destinos internacionales sigue sin despegar. Según cifras de la Aeronáutica Civil, las rutas internacionales que más bajaron fueron Canadá (-49.85 por ciento), Venezuela (-35.89 por ciento), Ecuador (-22.54 por ciento), Estados Unidos (-13.23 por ciento) y Europa (-8.54 por ciento).

En el mundo

Hace algunos días se dio a conocer que el gobierno de Estados Unidos dará fin a la famosa política de reembolso en efectivo conocida en dicho país como “Cash for Clunkers” que en español traduciría “Efectivo por autos viejos”. Según el diario Las Vegas Review Journal, la decisión del ejecutivo no traerá beneficios para el medio ambiente, tal como lo argumentó en días pasados Ray LaHood (ministro de transporte de la administración Obama), pues los estadounidenses que ya no recibirán dinero para comprar autos nuevos preferirán conservar sus “Clunkers” o chatarras, las cuales emiten en gran cantidad gases nocivos para la atmósfera.

El popular y reciente programa estaba planeado para ayudar al medio ambiente y para incentivar la demanda de automóviles y así fortalecer el sector automotor estadounidense, uno de los más afectados por la actual crisis financiera. Por un automóvil viejo se podían obtener fácilmente unos 4500 dólares a cambio, dinero que bien podía ser la cuota inicial de un vehículo modelo 2010. Sin embargo, en pocas horas las “chatarras” ya no estarán en populares subastas sino donde han permanecido durante largos y tristes años: en oscuros y fríos garajes.

En relación con lo anterior, el gobierno del presidente Obama ya dio a conocer el nuevo programa que reemplazará al “Cash for Clunkers”. Será también una política de reembolsos en efectivo, pero esta vez no se cambiará efectivo por autos sino por electrodomésticos viejos, así lo dio a conocer este lunes The San Francisco Chronicle  Según datos oficiales, más de 300 millones de dólares serán destinados a este nuevo programa, el cual pretende estimular la economía estadounidense y ahorrar energía.

Erase una vez un triste café en Paris

Los jóvenes franceses andan bastante tristes por estos días. Debido al aumento en el Impuesto sobre el Valor Ajustado (TVA por sus siglas en francés) que afecta directamente los precios de los alimentos básicos en el país galo, las propinas se han reducido un 30 por ciento, así lo dio a conocer un reportaje especial del diario parisino Le Figaro. Los resultados de una encuesta electrónica dan a conocer que ahora no son pocos los franceses que salen de los pequeños cafés citadinos sin dejar un solo centavo sobre la mesa. Peor aún, según el diario el significativo aumento en los precios de los alimentos ha hecho que ahora los franceses piensen dos veces antes de salir a comer fuera de casa. Aún cuando los meseros intentan hacer su mejor esfuerzo para ganar un poco más, ni las más cálidas sonrisas ni las más coquetas miradas de las jóvenes logran despertar compasión en los bolsillos de los clientes.