finanzas públicas
La incertidumbre política le salió cara al país. Dólar y acciones los más golpeados
El revolcón ministerial les pasó esta semana una cara factura a los activos colombianos. Los analistas ahora están a la expectativa de las acciones que tome el nuevo ministro de Hacienda y de la evolución que tengan las reformas económicas en el Congreso.
Después de la tormenta siempre llega la calma, y en esas estaban los mercados financieros nacionales tras la borrasca que había llevado al dólar por encima de los 5.000 pesos y al indicador de riesgo país a un nivel histórico, pero la dicha duró poco y otra vez el dólar, las acciones y el riesgo país se llenaron de nubarrones negros.
Esta vez el temporal comenzó por la acción de Ecopetrol, que el martes se desplomó 6,28 por ciento en el mercado local y más de 10 por ciento en el de Estados Unidos debido a una caída en el precio internacional del petróleo, un movimiento técnico que se produce en el periodo de pago de dividendos y las primeras declaraciones de Ricardo Roa, nuevo presidente de la petrolera, quien reiteró los planes gubernamentales de no continuar con nuevos proyectos de exploración. La baja de Ecopetrol arrastró todo el mercado de acciones, pues la petrolera pesa 15 por ciento en el índice que sirve de referencia para evaluar el comportamiento de la Bolsa.
El mercado de acciones no acababa de asimilar lo que estaba pasando con Ecopetrol cuando el miércoles el Gobierno realizó un fuerte revolcón ministerial, que materializó uno de los principales temores que se tenía con respecto a la economía nacional: la salida de José Antonio Ocampo del Ministerio de Hacienda. Ese era un escenario que generaba preocupación, pues durante los ocho meses que estuvo en el cargo, Ocampo desempeñó un papel clave en el primer Gobierno de izquierda de Colombia y que consistió en apaciguar los temores del mercado ante cambios abruptos derivados de las propuestas heterodoxas del presidente Petro.
El resultado fue una disparada automática del precio del dólar, que entre el miércoles y el viernes subió 183 pesos. Aunque en el mercado se alcanzó a negociar por encima de los 4.700, su precio promedió el viernes en 4.669,84 pesos. En menos de una semana, el peso colombiano dejó de ser el de mejor comportamiento en lo corrido del año en América Latina y en la última semana de abril fue el más devaluado del vecindario.
Igualmente, las acciones no han podido capotear el vendaval. Desde mediados de marzo había logrado subir en promedio casi 10 por ciento y eso se evaporó en cuatro días. Ya no solo está afectada Ecopetrol, sino también Bancolombia, la segunda que más pesa en el mercado. Bank of America publicó una nota en la que redujo en 30 por ciento su precio objetivo de la acción del banco a 33.203 pesos.
Los temores
Justamente, los analistas internacionales son los que más han manifestado su temor ante la incertidumbre política derivada del cambio de ministros y de una posible radicalización del Gobierno, que ahora cuenta con un gabinete totalmente afín a las ideas del presidente Petro.
“La influencia de Ocampo fue crítica para moderar las reformas. A eso se suma que el presidente Petro está perdiendo el apoyo de los partidos de centro, lo que debilita la perspectiva económica y política del país”, dice el informe de Bank of America, en el que redujo su recomendación de Bancolombia, al tiempo que un reporte de J. P. Morgan sostiene que Ricardo Bonilla, el reemplazo de Ocampo, no es una sorpresa, pues se esperaba este cambio en algún momento de 2024, cuando Ocampo tuviera que dejar el cargo.
No obstante, una cosa sería el relevo por el anunciado regreso de Ocampo a la Universidad de Columbia y otra en medio de una crisis gubernamental general. El primero habría sido digerido por el mercado sin pánico, ya que muchos sabían que Ocampo no iba a ser ministro de Hacienda todo el cuatrienio y que Bonilla era el sucesor.
“El segundo implica un contexto desafiante, pues se da en un reordenamiento completo del gabinete más hacia la izquierda que podría traer una “radicalización” de la agenda de Petro, lo que sería negativo en general, incluso si Ocampo hubiera permanecido, ya que significa que cualquier voz moderada perderá relevancia en el proceso de toma de decisiones. Sin embargo, la disolución de la coalición de Petro en el Congreso atenúa un poco esta situación”, señala el reporte de J. P. Morgan.
Políticas más que personas
En general, tanto los analistas locales como los internacionales destacan el nombre de Bonilla, al considerar que tiene las credenciales para el cargo, pero les preocupa que no sea tan reconocido como Ocampo y que no tenga la capacidad para moderar las ideas del presidente Petro.
Richard Francis, director de riesgos soberanos de la calificadora Fitch, dice que aunque los anuncios de Bonilla (quien ha dicho que va a respetar la regla fiscal y la independencia del Banco de la República) son positivos, persiste la incertidumbre, pues las finanzas públicas de Colombia siguen siendo su principal talón de Aquiles en su calificación de riesgo.
“Nosotros esperamos un ajuste fiscal significativo tras las reformas de 2021 y 2022, pero hay crecientes presiones por más gastos en medio de una economía que no va a crecer ni siquiera 1 por ciento este año. Eso hace que el panorama para 2024 sea más complicado que para 2023, pues no hay ambiente para otra tributaria que permita aumentar los ingresos del Gobierno”, indica este experto y añade que la gran ventaja de Ocampo era que cuando hablaba podía calmar los mercados, y en eso tendrá que trabajar el nuevo ministro. Mientras logra esa habilidad, es factible esperar más volatilidad en el precio del dólar. En cuanto al impacto del cambio ministerial en la calificación del país, Francis señaló que, más que el nombre, lo que importa es la política que implemente y en esta coyuntura, lo que finalmente se termine aprobando en el ambicioso plan de reformas del Gobierno.
Lo que viene
La crisis ministerial que alejó a los partidos tradicionales del Ejecutivo también podría poner a tambalear las reformas del presidente Petro. El capital político se le debilita con una favorabilidad menguada, según las más recientes encuestas. Tendrá que volver a armar el rompecabezas para que las propuestas que tiene en curso en el Legislativo obtengan aval, lo que, sin embargo, no será el único desafío, teniendo en cuenta que, si los proyectos pensional, laboral y de salud no ven la luz del túnel al final de junio, cuando acaban las sesiones del Congreso, se perderá un tiempo valioso, puesto que en la segunda mitad de año el país y principalmente los políticos estarán de cabeza en las elecciones de alcaldes y gobernadores.
Reacomodar todo lo que se desbarató con los siete cambios de ministros en el gabinete podría retrasar el paso y complicar las relaciones con el empresariado, clave para que se reduzca el desempleo, uno de los fenómenos que más le cobra factura al país. Bruce Mac Master, presidente de la Andi, dijo que “el cambio de gabinete trae consigo el inmenso reto de poder generar confianza en el país y en los mercados, especialmente en los que financian al Estado y a las empresas”.Lo que más preocupa a los empresarios son los efectos internos y externos del camino que decida tomar Bonilla, por lo que Mac Master enfatizó en “cuidar los límites de la responsabilidad fiscal y sostenibilidad del Estado”.
Se teme que si Petro no logra un tránsito adecuado de sus reformas en el Congreso profundice el proceso de radicalización –que comenzó con el cambio de ministros– y que incluiría “sacar a la gente a la calle”, “un movimiento campesino que se levante para lograr las reformas” y revivir una idea que el mismo Petro en campaña había desechado: una asamblea constituyente.
Darles un revolcón a las instituciones o sacar adelante las reformas bajo presión no son buenos mensajes para los inversionistas y los mercados. Le metería más presión al dólar y al riesgo país, el cual ya supera el de otras naciones con menor calificación, como Brasil. Es tiempo de recomponer la confianza para que después de la lluvia vuelva a salir el sol.