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Las claves del éxito para el empresario que factura miles de millones en pizza
Rafael Mendoza, cabeza de la cadena Zirus Pizza, contó cómo fue su trayecto para convertirse en un empresario con presencia en todo el país.
Rafael Mendoza comenzó a trabajar desde temprana edad cuando se unió a su vecina Ernestina de Gómez para vender tamales. Ernestina era una mujer que se dedicaba a preparar comida para eventos. Aunque en un inicio limpiaba las hojas de los tamales, con el paso del tiempo aprendió a cocinar y descubrió su pasión por la cocina.
“Comencé limpiando las hojas, luego me tocaba moler el maíz y mis manos quedaban casi sangrando de lo que me tocaba echar todo ese maíz a la máquina para molerlo, pero ahí me hacía tamales y a la gente le gustaban”, dijo Rafael en una entrevista con el diario El Tiempo.
Hoy en día, Rafael es el propietario de una reconocida cadena de pizzerías que tiene presencia en más de siete ciudades de Colombia y ya suma 14 sucursales: Zirus Pizza.
Desde la muerte de su papá cuando Rafael tenía siete años, ha tenido que trabajar para mejorar su situación económica, y esto marcó su vida laboral porque desde ese momento no ha parado.
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Trabajó en diferentes pizzerías de Bucaramanga, impulsado por la necesidad de trabajar para pagar su universidad. Estudió administración de empresas, pero él sabía que quería montar su propio restaurante. Por eso, cuando tenía 23 años y trabajaba como ayudante de una pizzería que se llamaba La Fragata, no aceptó la propuesta de un cliente, que quería llevárselo para que dirigiera la cocina en una nueva pizzería. Él quería ser socio: iba por lo grande.
Meses más adelante lo buscó el mismo cliente, pero está vez le ofreció que le comprara su pizzería. Aunque Rafael no tenía el dinero, no lo pensó dos veces y aceptó. De esa manera, logró conseguirse en los años 80 2.400.000 pesos –casi 44 millones de hoy– para comprar el negocio.
Su primer Zirus se ubicaba en la carrera 33 con calle 44, cerca del parque de Las Palmas, en Bucaramanga. El negocio comenzó con lo básico, con los sabores tradicionales, hawaiana, pollo con champiñones, mariscos y ciruela tocineta. Sin embargo, la suerte no siempre estuvo del lado de Rafael. Su negocio comenzó a dar frutos a los seis meses, justo cuando comenzó una fuerte oleada de violencia en Colombia y cayó víctima de una guerra de carteles del narcotráfico.
Rafael le dijo a El Tiempo que pasó varios días durmiendo en la pizzería a causa del miedo de que le pusieran una bomba, pero aun así, eso no salvaría su local del trágico destino. Cuando por fin se sintió tranquilo y dejó de dormir en la pizzería, todos sus sueños y esfuerzos se desplomaron y cayeron al suelo hechos cenizas.
Sin importar lo difícil que fuera, para Rafael seguir adelante con su sueño lo era todo, así que decidió levantar de nuevo el negocio y volvió a acudir a los préstamos. Logró mantenerse y diez años después de la apertura del primer punto de Zirus de la calle 56, el empresario se decidió por seguir haciendo crecer su negocio: no fueron uno ni dos locales más, ha seguido expandiendo su negocio, tanto que ahora hasta en Bogotá hay un restaurante de la cadena.
Mendoza agradece a cada persona que confió en él, pero dice que todo se lo debe a una frase de su mamá: “Sea honesto por virtud y por negocio”.
Y aunque él sigue involucrado en su negocio, ahora enfoca parte de sus días en ayudar a las medianas empresas. Se ha convertido en vocero de los pequeños comerciantes y además es vicepresidente de Acodrés, asociación de restaurantes capítulo Santander.
Uno de las claves para no dejar que el negocio cayera en desgracia durante la pandemia fue innovar y pensar en formas para seguir llevando su negocio a las familias que fielmente han confiado en Zirus y en él. Rafael cree firmemente en que la economía se puede reactivar y uno de sus consejos es hacer lo que les apasiona y ver oportunidades en todo lado.