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Las remesas se consolidan como el segundo mayor generador de divisas para el país. Se prevé nuevo récord para este año
Las remesas pueden alcanzar este año un monto histórico, cercano a 10.700 millones de dólares. Aunque amortiguan la demanda en momentos de desaceleración económica, también manifiestan riesgos.
Cada dos meses, Nicolás, en Bogotá, recibe de su tía, que vive en Canadá y trabaja en el sector petrolero, 100 dólares. “Ella sabe que tenemos necesidades en la casa y simplemente me dice: ‘Úselos para lo que necesite’. Eso puede ser ayudas para el colegio de mi hija, o para el mercado, o para los servicios públicos”, dice Nicolás. Para su cumpleaños o el de su hija al envío periódico se suma un ‘detallito’ de su tía, que pueden ser 40 o 50 dólares más.
Como al de Nicolás, a miles de hogares en Colombia llegan remesas de familiares que viven en otros países, recursos que ayudan a ‘cuadrar caja’.
“Las remesas han sido un amortiguador fundamental de la demanda en un momento de estancamiento, especialmente ante la pérdida de ingresos laborales por el aumento del desempleo y la mayor carga financiera debido a las altas tasas de interés. Dado que las remesas son transferencias de una persona a otra, motivadas por lazos familiares, estos recursos ayudan a los receptores a solventar sus gastos. Además, pueden impulsar el crecimiento económico financiando la inversión en capital humano o físico, o en nuevas empresas”, señala César Pabón, director de estudios económicos de Corficolombiana.
Y en Colombia esas remesas están rompiendo récords. Al cierre de 2023, llegaron a 10.091 millones de dólares, frente a los 9.428 millones de 2022. Este año pueden alcanzar cifras históricas y las de mayo son un ejemplo: superaron los 960 millones de dólares, el dato mensual más alto desde 2000. En los cinco primeros meses de 2024 superaron los 4.600 millones de dólares, lo que representa un incremento del 13 % frente al mismo periodo de 2023.
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¿Por qué se están alcanzando cifras históricas? “Los países de los cuales provienen la mayor parte de las remesas, principalmente Estados Unidos y España, están teniendo un buen comportamiento económico. De hecho, el de Estados Unidos ha sido más favorable en los últimos dos años de lo que se esperaba e inclusive este año se ha dado un incremento sistemático de las proyecciones de crecimiento”, explica Daniel Velandia, economista jefe de Credicorp Capital.
La tendencia alcista en la entrada de remesas se afianzó tras la pandemia, como consecuencia de un mayor flujo de migrantes al exterior, al tiempo que el crecimiento económico mundial se recuperó. Cálculos de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá indican que cerca de 1,2 millones de colombianos salieron del país entre 2021 y 2023, cuando la economía global promedió 4,3 % de avance, luego de la caída de 2,8 % en 2020.
En pesos, en 2023, las remesas alcanzaron los 43 billones, casi el doble de los 23 billones registrados en 2019, lo que equivale al 2,7 % del PIB. “Si la tendencia observada hasta mayo de 2024 continúa, con un crecimiento cercano al 13 % y un tipo de cambio por encima de los 4.000 pesos, esta cifra podría llegar a los 50 billones de pesos este año”, dice Pabón.
De acuerdo con el análisis de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, las remesas se consolidaron como una fuente relevante para el gasto de los hogares y funcionaron además como un estabilizador de la tasa de cambio, “posicionándose como el segundo mayor generador de flujos corrientes de dólares, solo detrás del petróleo que alcanzó los 15.600 millones de dólares y superando al carbón, que sumó 9.200 millones de dólares”.
Las remesas son la tercera fuente de ingresos de los hogares, superadas únicamente por los ingresos laborales y los desembolsos, según cálculos de Corficolombiana basados en la Gran Encuesta de Hogares del Dane. Incluso superan los ingresos provenientes de transferencias monetarias. Los hogares más pobres del país (medidos por quintiles de ingreso) reciben cerca de la mitad de la plata proveniente de remesas. “Este dinero está mejor redistribuido que los subsidios, pues solo una cuarta parte de los subsidios llega a este quintil de población. También tienen un papel significativo a nivel regional, con cerca del 25 % de llegando al Valle del Cauca, 16 % a Cundinamarca y 16 % a Antioquia”, dice Pabón.
Cuatro países se destacan en el origen de las remesas: Estados Unidos, con 53 %; España, 13 %; Chile, 4 %, y Reino Unido, 4 %.
El caso de Colombia refleja la dinámica de las remesas en el planeta, aunque en 2023 se estabilizaron, según el Banco Mundial, tras un periodo de fuerte crecimiento durante 2021-2022. Los flujos enviados hacia países de ingreso bajo y mediano alcanzaron el año pasado una cifra estimada de 656.000 millones de dólares, con una tasa de crecimiento del 0,7 %. “Las remesas continuaron siendo una fuente crucial de financiamiento externo para los países en desarrollo en 2023 y contribuyeron a fortalecer las cuentas corrientes de varias naciones (...). En 2023, las remesas superaron a la inversión extranjera directa y a la asistencia oficial para el desarrollo”, dice el informe del Banco Mundial, y prevé que las remesas hacia países de ingreso bajo y mediano crecerán 2,3 % en 2024, aunque no será igual para los países.
Para Camilo Pérez, director de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, las remesas se desacelerarían al pasar de una expansión anual de 7 % en 2023 a una de 6 % en 2024, “es decir, sumarían cerca de 10.700 millones de dólares en el año. La moderación se asocia claramente a la perspectiva de menor crecimiento en Estados Unidos, España y Reino Unido, principalmente. Para 2025, la recuperación económica global permitiría nuevamente un crecimiento equiparable al de 2023”.
¿Cuál es la otra cara de la moneda en materia de remesas? Para Velandia, es la fuerte migración. De hecho, 2023 reflejó la segunda cifra más alta de la historia reciente de colombianos que salieron del país para no volver. Fueron 446.000 personas, dato solo superado por el registrado en 2022, cuando llegó a 547.000, según el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac).
“Esta situación pasa por un tema de falta de oportunidades en muchas regiones del país, sumado al recrudecimiento de la violencia”, dice Velandia, y propone reformas y un plan de choque para reactivar el crecimiento.
Las remesas también pueden convertirse en una trampa de crecimiento a largo plazo. Según Pabón, de Corficolombiana, cambian las economías de tal modo que disminuyen el crecimiento y aumentan la dependencia de estos fondos del extranjero. “Existen estudios –dice– que demuestran que en algunos países las remesas se han gastado en bienes no transables y suntuosos e importaciones, y no tanto en capital físico, humano o emprendimiento”.
Además, señala Pabón que, como se ha evidenciado en algunos países, las remesas pueden llevar a un círculo vicioso. “El efecto de las remesas sobre los incentivos a trabajar empeora este problema al aumentar el salario de reserva (el salario más bajo que un trabajador está dispuesto a aceptar). A medida que aumentan las remesas, los trabajadores dejan la fuerza laboral, y el consiguiente incremento en los salarios ejerce más presión al alza sobre los precios, reduciendo la competitividad de las exportaciones. Esta reorientación en el mercado laboral alienta a los trabajadores más calificados a emigrar en busca de puestos mejor remunerados”, explica.
Mientras en Colombia sectores claves no arrancan y la economía está marcada por la incertidumbre, las remesas pasan por una época de bonanza. Nicolás estará atento al envío del próximo bimestre, que también se acerca a su cumpleaños.